Por María Torrellas, Resumen Latinoamericano 26 de agosto de 2021
El Sáhara Occidental es la última colonia en Africa. Actualmente en guerra con el invasor Marruecos. El saharaui es un pueblo pacífico y hospitalario que lleva mas de 45 años soportando violaciones de derechos humanos, torturas, desapariciones del invasor marroquí, y lucha por su independencia dentro de los pueblos africanos. Estuvimos charlando para nuestro programa radial, con la delegada del Frente Polisario en Murcia, Estado español, Fatma Mohamed Salem. Ella forma parte de la población que salió huyendo en el 1975 de su tierra en el Sáhara Occidental para salvar la vida, ante la invasión marroquí y la huida del colonizador español. Ha vivido desde entonces en los Campamentos de las y los Refugiados en Tinduf, al sur de Argelia. Estudió en Cuba, como tantas y tantos saharauis, y ahora cumple misión en Murcia.
-¿Cómo ves la situación, primero en este momento de la mujer saharaui, en medio de la guerra contra Marruecos. Primero, la mujer que está resistiendo en los territorios ocupados, que está reprimida, que está siendo atacada; y luego también la mujer que está resistiendo en el sur de Argelia, en Tinduf, viviendo en ese desierto de clima tan árido y en esas carpas donde la vida es tan dura.
–En primer lugar, quisiera transmitir mis mayores agradecimientos por darnos la oportunidad de dar voz de la mujer saharaui en vuestro país y en donde pueda llegar esa voz. Gracias por vuestra solidaridad incondicional, como siempre.
Hablando de la mujer saharaui, prefiero hablar primero de la mujer en las zonas ocupadas, porque son ellas las que están en la boca del lobo. Son ellas las que están bajo dominio, tortura y vejaciones del agresor y ocupante ilegal del Sahara Occidental, que es Marruecos.
La mujer saharaui ha demostrado una vez más, su valentía, sus principios, sus valores, teniendo en cuenta toda dificultad, toda presión, todo tipo de torturas y vejaciones. Ahí tenemos un ejemplo actual, desgraciadamente, de Sultana Khaya, la activista saharaui que lleva meses bajo tortura y vejaciones diariamente, sabiendo de antemano que se está grabando y se está difundiendo a nivel internacional todo lo que le están haciendo. Y lo que más me extraña y me duele como mujer saharaui, es la opinión internacional de las organizaciones de derechos humanos, que no han tomado cartas en el asunto. Esto es incomprensible, y desde aquí lo quiero denunciar, porque es algo inconcebible. Las vigilan las 24 hs. del día, y a cada rato entran y las torturan. Ella está contando todo lo que se vive en las zonas ocupadas. Ella lucha como cualquier saharaui por el mero hecho de pedir por el problema del Sáhara, para que se acabe esa ocupación ilegal y se celebre un referéndum. Nosotros, desde aquí, desde España, entendemos que desgraciadamente el gobierno español siempre ha sido un apoyo a Marruecos. Es inconcebible, pero es comprensible también. Pero lo que no entiendo son las otras organizaciones que no han hecho nada que pueda frenar esa tortura a la familia de Khaya, en concreto. Esa familia es un ejemplo, y es una llamada de atención de lo que se vive cotidianamente en las zonas ocupadas. Allá no pueden hacer una manifestación pacífica y pedir una solución para el conflicto del Sáhara. Ellos no tienen armas. Ellos no están haciendo nada del otro mundo, salvo defender y pedir nuestro derecho a la autodeterminación, y denunciar todo lo que se está cometiendo de torturas y de todo tipo de presión a la población saharaui en las zonas ocupadas. Desde aquí quiero denunciarlo y quiero pedir apoyo, para que se solvente el problema de Sáhara, pero sobre todo, la violación de derechos humanos: lo que están sufriendo las que no aparecen en los videos y las que nadie sabe de ellas, me refiero a la prensa internacional. Irrumpen en casa diariamente, de noche, violan a chicas, y les da igual si son jóvenes, si son mayores, si están embarazadas, si están enfermas. No les importa. Tanto a mujeres como a hombres, pero en este caso hablo de las mujeres saharauis, que están muy oprimidas y torturadas en las zonas ocupadas.
- Quería hablar un poco más de Sultana. Ella hace unos meses fue detenida por Marruecos. Como vos decís, fue torturada. Ella ya venía de una manifestación anterior en la que la habían herido en un ojo; y además está encerrada en su casa, porque eso hay que dejarlo en claro, es una medida que toma el ocupante marroquí para encerrar a Sultana con su familia, y además la casa de Sultana era un lugar de reunión, de resistencia. Entonces eso que vos estás contando está siendo directamente en la casa de ella. Eso hay que aclararlo porque no se conoce bien.
-Eso es un montón de veces, pero esta vez la tienen en su casa. No pueden salir ni a tirar la basura, con esto te lo digo todo. Esto es algo que nunca habían hecho con nadie, pero ella supo aprovechar la ocasión y desde su casa hacer la denuncia de lo que está pasando en las zonas ocupadas. Todas aquí, al nivel de España, nosotros lo hacemos llegar a todas las asociaciones, organizaciones no gubernamentales, instituciones y demás, pero no dio ningún resultado hasta el momento.
A ella y su familia la han agredido sexualmente, se ha grabado todo lo que le han hecho: la han torturado, le han herido, ha perdido un ojo, y ahora el otro, con tanta paliza que le han dado está también resentido. Y es una situación frente a la que nos sentimos impotentes porque no podemos hacer más de lo que estamos haciendo. Pero yo digo que en Latinoamérica sí que dais voz, pero España, que es el país que por culpa (y lo digo aquí en voz alta) de España, por no hacer una descolonización como toca a Sáhara Occidental; y por no tomar cartas en el asunto con tantas resoluciones de Naciones Unidas, donde se ha aprobado una resolución para que se celebre un referéndum, ¿Por qué no juega un papel neutral, el papel que les toca?
Eso que nos dicen a nosotros los representantes del Frente Polisario, todos los políticos: “Nosotros tenemos una deuda pendiente con vosotros, porque ya pasó demasiado tiempo para saldar esa deuda”. Yo no digo que rompan sus relaciones con Marruecos, no es nuestro objetivo. Ni relaciones políticas, ni geográficas, ni económicas. Simplemente jugar un papel neutral verdaderamente, y defender las resoluciones de Naciones Unidas.
Pues hasta el momento no han sido capaces. ¿Por qué? Esa es la pregunta del millón.
-Sí, hay muchos intereses.
-Tenemos también que decir que a nivel de la sociedad civil y de las asociaciones, tenemos aquí en España un apoyo absoluto. Las cosas como son. Los políticos, te tengo que decir que cuando están en la oposición, lo entienden todo, nos apoyan y demás, y cuando están en las elecciones, y una vez que salen ganadores, todo cambia y apoyan a Marruecos. Hasta el momento es así, y es algo que nosotros no logramos entender, porque si son intereses económicos o geográficos, los tendrían mejor con los saharauis por mil y una razones que nos unen.
-En 1975, cuando realmente tendría que haber habido esa descolonización; cuando España se va porque empieza la lucha del Frente Polisario por la liberación, y huye. Tantas, tantas familias huyen de la invasión, y se refugian en Tinduf, en el sur de Argelia, en los campamentos de refugiados y refugiadas. Allá las mujeres juegan un papel fundamental. Han conseguido crear verdadera comunidad organizada. Ustedes, las mujeres saharauis, formaron las Wilayas, que son las provincias, como en su país de origen. Formaron la organización, la política, la economía, la cultura. Cuéntanos un poco desde ahí, esa importancia a la hora de construir, porque los hombres estuvieron en la guerra por muchos años.
- A ver, te cuento. Desde el 14 de noviembre del 75, cuando el pueblo saharaui nos hemos visto, de la noche a la mañana, con la invasión marroquí, salió grana parte de la población huyendo hacia el país más cercano que es Argelia. Nos acogió en las fronteras con el Sáhara, en un territorio que se llama Lehmede (desierto) que en árabe quiere decir “ay, qué fuerte”. En verano es insoportable: 60º bajo sombra, y en invierno también, un frío muy fuerte. Es un desierto árido donde casi nunca llueve y no hay vegetación alguna, y es llano, tampoco hay montañas como para que se produzcan lluvias, o alguna vegetación.
Los campamentos se montaron con Wilayas, que quiere decir “provincias”, que tienen sus municipios o dairas. La Wilaya de El Aiún, por ejemplo, que es la capital del Sáhara, tiene siete municipios, que son los pueblos de alrededor. Después la Smara, y así sucesivamente.
Hemos organizado los campamentos llevando los nombres de nuestras ciudades, pero también están organizados políticamente y administrativamente. Cada campamento tiene el Comité de salud, el Comité de educación, el Comité de sanidad, el Comité de justicia y el Comité de cultura. Todos los habitantes de cada municipio pertenecen a un comité de estos. Luego están las células políticas, que se componen de 11 personas. Eso para tratar el tema político.
El de educación se dedica a tratar el tema de la educación de los niños y niñas, que son las mujeres que imparten charlas a toda la población de la daira, hablando de la importancia de la educación. Y también mentalizar a las personas de que sus hijos deben de estudiar, deben de tener un futuro. Hay que tener en cuenta de que la población saharaui en el 76 éramos una mezcla: los que vivían en El Aiún, los que vivían en Bucraa, los que vivían en Dajla, y los que eran nómadas. No todo el mundo tenía la misma mentalidad, ni la misma preparación cultural.
Los campamentos sólo funcionan por mujeres, son las alcaldesas, las concejalas, las doctoras, las maestras… Mujeres que empezaron solamente con la voluntad, no estaban tampoco preparadas. Yo digo, soy una mujer saharaui, pero tampoco quiero colgarme tantas medallas cuando sé, de antemano, que fue el Frente Polisario quien dio esa oportunidad y esa importancia a la mujer saharaui.
El gobierno saharaui es quien formó a la mujer saharaui, y la preparó para que pueda llevar la vida civil toda en los campamentos, y administrativa y políticamente, y para prepararla para el futuro.
En mi caso, yo salí con 13 años desde el Sáhara Occidental, y ejercí de enfermera siendo una niña. Siendo pequeña, he visto niños de mi edad morir, y los he tratado. Me llamaron porque hablaron con mi abuela, porque yo sabía leer y escribir, porque iba al colegio en el Sáhara, y los enfermeros que había en mi daira sólo hablaban francés. Venían de Argelia, de Mauritania, y los medicamentos estaban en castellano; entonces yo les leía, de entrada, cuando empecé, las indicaciones de cada medicamento. Luego empezaba a curar una herida, luego a dar un jarabe, luego a inyectar y así hasta el 79, que me mandaron a estudiar a Cuba, con muchas chicas y chicos de mi generación. Nos hemos formados miles y miles de saharauis, hemos hecho nuestras carreras en Cuba. Y gracias a Cuba se mantiene el castellano como segundo idioma. Sin embargo, no podemos decir eso de España, que es la que debería guardar ese tema de educación e idioma español en África. Ha sido Cuba. Gracias a Cuba nos hemos formado muchísima, muchísima población saharaui, Argelia también y en Libia.
La mujer saharaui yo digo que somos unas privilegiadas porque podemos luchar y alzar la voz sin ningún temor y sin ningún peligro, cosa que no sucede en el Sáhara ocupado. Nosotras sí podemos hacerlo libremente, tanto en los campamentos como en el extranjero.
Hoy día la mujer saharaui es también parlamentaria, las hay ministras, en cada institución, dentro del gobierno saharaui, en asuntos exteriores. Pero con todo ello no digo que hemos llegado a lo más alto. Claro que no. No hay que olvidar que también somos un país árabe musulmán, y hay, por supuesto, machismo. Machismo lo hay en todos los sitios, y en el Sáhara igual. Aunque, y también tengo que decir que no lo hemos conseguido nosotras, sino que forma parte de nuestra cultura de la mujer saharaui, de nuestras abuelas y bisabuelas, que siempre han tenido en la sociedad voz y voto. Siempre han tenido mucha importancia. Por ejemplo, te digo: un hombre saharaui no puede alzarle la voz a una mujer, y menos la mano, porque es repudiado por la sociedad completa. Es el feo más grande que puede tener un hombre. Pero eso no lo hemos conseguido sólo nosotras, es nuestra cultura. El hombre tiene que dar mucha importancia a la mujer, sabes? Y mira que nuestras sociedades tienen una mezcla increíble: tenemos mentalidad latinoamericana, porque hemos estudiado allá; otros tienen mentalidad árabe de Libia, de Argelia, de España, de todos los sitios. Hay una mezcla de culturas, pero también cuando vuelves y estás en tu sociedad, te das cuenta, y utilizas aquello que sirve a nuestra sociedad.
-Estuvimos con otras periodistas para hacer un reportaje sobre la mujer saharaui en 1983, en los campamentos. Justo en plena guerra. Ahí pudimos ver que todas eran mujeres, solamente tres varones. Vimos la vida dura de los campamentos, porque además de los trabajos que tenían: todos esos trabajos que has dicho, todas esas comisiones, cultura, educación, sociedad, economía (que yo pensaba “esto es socialismo”, se repartía todo, todo es por igual, porque se reparten las remesas que llegan de ayuda y los trabajos también); vi también que ese desierto tan duro, obligaba a las mujeres a hacer doble o triple trabajo. Eso es lo que me impactó tanto. Me emocionaba ver a las mujeres saharauis siempre con ese ánimo y sentido del humor.
- Mira, cada mujer, aparte del trabajo que he dicho de las comisiones, de infraestructura y demás, hay que tener en cuenta que somos las madres, esposas, amas de casa y trabajadoras, en unas condiciones infrahumanas. El agua hay que traerla en un horario, lo que te pertenece de litros de agua, tienes que lavar la ropa de los niños, tienes que dejar tu jaima (carpa) en orden toda limpia, porque después pasa el comité de sanidad a inspeccionar todas las jaimas por si hay suciedad, para combatir todas esas enfermedades. Tienes que hacer tu trabajo y venir a tiempo para hacer la comida. Y la comida, ¿qué es? Es la que se reparte.
Nosotros ahí no producimos nada porque es un desierto árido. Sólo dependemos de la ayuda internacional humanitaria. Viene mensualmente, y la comida no es como lo que yo veo en la televisión en otros países, donde, desgraciadamente, hay refugiados que se pelean delante de los camiones para coger algo de comida. No, no. El comité de economía son los que se encargan de recibir todo el cargamento y repartirlo. Ya hay un archivo y una oficina, donde están todas las familias con sus miembros: “Fatma tiene dos hijos, Fulanito y Menganito, con fecha de nacimiento…” Saben dónde vivo, nos conocemos todos.
Hay una organización administrativa, y se reparte por igual. Luego, si yo recibo visitas o vuelvo con algo especial de España, por supuesto que reparto con mis amigas y mis vecinos. Usted ha estado en los campamentos, y lo habrá visto. Y los que tienen más mantas, y vienen visitas, llevan mantas de los vecinos. O colchones, si tienen colchones; tenedores, platos. Nosotros por naturaleza somos muy unidos, y también la necesidad te hace unirte más, y te hace más fuerte. Y te hace saber llevar las condiciones de la mejor manera. Tienes que hacer de tripas, corazón; y demostrarle a tus hijos que esto es natural, que no me cuesta porque nos ha tocado vivirlo, y tienes que luchar y seguir para adelante.
Luego, a los hijos, cada madre saharaui tendrá que seguir explicándoles a sus hijos por qué estamos en ese desierto. Que ese no es nuestro lugar, que nuestra tierra está al lado del mar. Y el mar, ¿qué es? Lo tienes que dibujar, explicarlo, y no lo entienden.
Yo fui maestra, y acompañaba a los niños que salen durante el verano. (Fatma se refiere a que en el Estado español familias solidarias invitan infancias saharauis a pasar el verano).
Teníamos que explicarles lo que es una casa, los alimentos, una nevera, el grifo, el agua corriente, la luz. Explicarles lo más mínimo que para vosotros es natural, para ellos es una novedad, y cuando vienen aquí a las ciudades, alucinan.
Yo recuerdo un niño que me dijo la familia: “Fatma, mira (la mujer vino llorando), me emocionó”, “Sidi, ¿por qué?”, le dije “¿Qué pasó?”. Dice, “Todavía no hablaba castellano el niño, solamente un poquito; y lo sacaron a pasear y le compraron un helado. Le tiró de la mano a la madre para volver a casa, y cuando volvieron a casa, fue corriendo a la mochila que traían, y metió el helado. Y ella le dijo “No, eso no se guarda. Debes comerlo, yo te compro más”, y el le hacía una seña de que era para su hermano. Quería compartir con su hermano aquello tan bueno y la mujer lloraba al contarlo.
Es así, cuando los niños vienen aquí y ven todo que es una novedad, la gente se extraña de que eso no les afecte psicológicamente. Las familias son testigos de que los niños quieren volver con su familia biológica. No vienen de un núcleo familiar conflictivo, ni de maltrato, ni de drogas o alcohol; vienen porque les ha tocado vivir de esa manera. Vienen aquí y disfrutan, pero también quieren volver con su familia biológica, y lo pasan muy bien aquí.
-Muchas gracias por esta entrevista, y por supuesto que tenemos que seguir esta campaña, no sólo por las mujeres, sino por la libertad del pueblo saharaui.
-Yo quiero daros las gracias por la oportunidad que me habéis dado, pero también hago un llamamiento a todos los oyentes: el pueblo saharaui necesita una voluntad política, un apoyo político incondicional. Que haya voluntad política para que se resuelva el conflicto en el Sáhara. Nosotros no somos un pueblo conflictivo históricamente, ni mucho menos. Nos ha tocado luchar por lo nuestro, y creo que hemos demostrado de sobra los años que hemos pasado, más de 25 años, intentando una solución pacífica. No nos quedó más remedio que volver a las armas, pero no es nuestro deseo. Pido desde aquí un apoyo político para que termine la guerra, y se celebre un referéndum transparente, para que el pueblo saharaui podamos decidir nuestro derecho de autodeterminación de manera pacífica.
trascripción: Antonella Di Candia
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