Por Mario Hernandez, Resumen Latinoamericano, 5 de septiembre de 2021.
MH – ¿Cómo ven el proceso electoral en curso cuando solo faltan 10 días para las primarias?
EL – Creo conviene colocar tu pregunta en el contexto determinado por un lado por la pandemia, que hoy pasa esencialmente por el plan de vacunación que luego de un inicio con grandes dificultades ahora se ha dinamizado y los porcentuales de vacunación con primera y segunda dosis han mejorado sustancialmente. Por otro lado, la crítica situación económica que arrastra ya tres años y medio de recesión y en la que la pandemia tuvo mucho que ver en el último año y medio. El costo social ha sido elevado.
CK – En pocos días podremos saber si se confirma o no, el escenario de apatía electoral que anticipan muchos analistas. No lo sabemos aún porque las recientes elecciones en Corrientes, Río Cuarto, Misiones y Salta con baja concurrencia pueden ser procesos meramente provinciales o expresar una tendencia general que veremos en las PASO. Por ahora hay una fuerte campaña del oficialismo para que sus votantes del último comicio no se retraigan el día de la votación y expresen su malestar con la abstención. Veremos.
EL – Aparentemente hay una suerte de desconexión de la ciudadanía con la política y los políticos por un lado y, por el otro, la actitud negativa ante la falta de un debate serio sobre los problemas concretos del país.
MH – Por lo que dice Lucita pareciera que el tratamiento de la pandemia no incidirá demasiado en la votación ¿pero y la economía qué?
EL – El año pasado cayó más de 9% y a pesar de los subsidios del gobierno (IFE, ATP, créditos a baja tasa o cero) el costo social, el incremento de la pobreza e indigencia, la desocupación, la caída de los salarios y jubilaciones fue muy fuerte.
A lo que hay que agregar el ajuste de este primer semestre que terminó con un déficit fiscal primario del. 0.5%, lo que habla de la magnitud del recorte del gasto público. Este año hay recuperación y se estima terminará creciendo un 7 – 8% pero hasta ahora es una recuperación que no tracciona ni el empleo ni los salarios, aunque el gobierno está estimulando el consumo con diversas medidas. Veremos cómo se llega a noviembre y si eso influye en los votantes. Claro que todo dependerá de la variante Delta del Covid, si se amplía o se logra controlar la circulación comunitaria.
MH – Estas son legislativas pero ¿Uds. ven que hay algo más en juego que las bancas en diputados y senadores?
El – Sin dudas. Para el FdT el objetivo era conseguir 10 nuevas bancas en diputados para así tener quórum y mayoría propia sin tener que recurrir a alianzas circunstanciales para cada proyecto. Mientras que para JxC su objetivo es negativo, impedir un avance del oficialismo en el Parlamento. Su lema “Estamos a 7 bancas de ser Venezuela” lo dice todo. Creo que ni oficialismo ni oposición lograrán sus objetivos, algún diputado más o menos no alterará la relación de fuerzas en el Parlamento. Veremos si en senadores peligra o no la mayoría oficialista, tal vez pueda perder un par de bancas.
Pero tengo claro que se vota legisladores mirando el 2023, porque no se trata solo del número de legisladores, también importa el consolidado de votos a nivel nacional. Las internas que hoy muestra JxC o Juntos en casi todos los distritos son también una manera de seleccionar candidatos presidenciables. Y ya tienen varios anotados.
CK – Las legislativas son elecciones diferentes a las presidenciales. En estas últimas corresponde votar contra derecha. La experiencia de los últimos años en toda América Latina, no deja ninguna duda sobre los efectos devastadores que generan los presidentes de ese signo.
En el contexto actual del país para mí es indispensable registrar las diferencias que separan a un gobierno con muchos límites y agachadas como el actual, pero cualitativamente diferente al gran enemigo derechista, reforzado por la emergencia de un ala ultraliberal, que ahora le disputará diputados y que lo obliga a derechizarse y confrontar más aún, pero que en el futuro es probable disputarán juntos las presidenciales.
MH – ¿Qué temas ven como centrales en la crisis nacional que no están en debate?
CK- La deuda externa debiera ser un eje central y constituirá el tema pos-electoral más relevante. Definirá si Argentina queda encadenada o no para las próximas generaciones al pago de una estafa que sofocará su desarrollo. El gobierno denuncia verbalmente ese fraude, pero se dispone a convalidarlo con el acuerdo que suscribirá con el FMI.
En el mejor de los casos, ese convenio solo pospondrá compromisos impagables en el futuro y con esa carga no habrá soberanía económica, ni proyectos de inclusión. La izquierda acertadamente ya anunció que votará en contra de un acuerdo, que contará con el beneplácito explicito o disfrazado de todo el arco político restante.
EL – Lo que han puesto en debate es quién se endeudó más, si JxC o el FdT, pero como sostienen el principio de que las deudas del Estado hay que honrarlas sin investigarlas ninguno discute el futuro y el previsible impacto social del acuerdo con el FMI.
Adicionalmente un tema de importancia que se está soslayando en esta campaña es el de la mal llamada Hidrovía, en realidad la vía navegable por donde pasa el 85% de nuestro comercio exterior, que desde los 90 está concesionada. Concesión que se renovó en 2010 y que ahora ya vencida el gobierno se apresta a llamar a una nueva licitación internacional, con algunas mejoras en el pliego pero privatización al fin.
MH – ¿Como ven a la izquierda en esta coyuntura electoral?
CK – Tiene posibilidades, en un momento muy complejo, si acierta con el tipo de intervención sobre temas centrales como la deuda externa y la reprivatización de las vías navegables que ya hemos señalado aquí. También considerando la crítica situación que atraviesa el país que exige clarificar cómo el capitalismo impide resolver los graves problemas de nuestra sociedad, la izquierda está formada para esa tarea.
Sus mensajes desnudarían la falsedad de todos los mitos sobre el mercado, la libertad y el individualismo que propagan los nuevos demagogos de la derecha. Sólo un contundente planteo en esta orientación permitirá desenmascarar a los farsantes que se disfrazan de rebeldes, para canalizar el descontento hacia un peligroso resentimiento.
EL – Compartiendo lo dicho por Claudio quisiera agregar que frente a la pobreza, la desocupación y la exclusión social las propuestas de la izquierda de recomposición de los salarios e ingresos populares, de reducción de la jornada y reparto del trabajo existente y de un salario universal que satisfaga las necesidades de los más necesitados son perfectamente comprensibles y debieran también ocupar un lugar destacado en la campaña.
CK – Sintetizando lo ya dicho, entiendo que hay razones más que válidas para votar por la izquierda en estas elecciones. El FIT‑U es la corriente más representativa sin dudas pero la verdad es que no existe ninguna divergencia significativa con otras vertientes trotskistas que reúne la totalidad de ese espacio, me refiero a Política Obrera, Nuevo MAS y otras agrupaciones menores. El sectarismo prevaleciente ha impedido integrar otros alineamientos, tradiciones y culturas que reflejarían la variedad y riqueza de la izquierda argentina.
EL – Solo agregar dos cuestiones, una que dada la situación la única fuerza con posibilidades de retener sus bancas y tal vez ganar alguna nueva es el FIT‑U y hacia allí irá mi voto. Otra, que estos problemas para la unidad de la izquierda van más allá de la izquierda trotskista, por fuera de ella hay un conjunto de movimientos y organizaciones, todos muy luchadores y entregados a la militancia y a la construcción de poder popular, que a pesar de compartir propuestas y acciones, y una visión más latinoamericanista, tampoco logran romper esa fragmentación en un proyecto común.
MH – ¿Quieren agregar algo más?
CK – Sí, que un voto a izquierda, con el contenido expuesto, será un mensaje crítico hacia un gobierno con intenciones y promesas progresistas, pero que no adopta ninguna medida efectiva para contrarrestar el dramático descalabro del nivel de vida. Ha quedado paralizado por las amenazas de la derecha desde que renunciara a expropiar Vicentin. Esas presiones explican todas las vacilaciones y contramarchas frente a la pandemia.
La magnitud del desplome económico-social exige adoptar medidas y batallar por un rumbo que el gobierno ni siquiera pone en discusión.
El voto por la izquierda servirá como mensaje a las corrientes más avanzadas del oficialismo que guardan silencio y aceptan el verticalismo. Con el argumento de mantener la unidad para evitar el retorno de la derecha se ha impuesto el acatamiento a un curso muy pernicioso.
Mientras la propia derecha discute sus matices con internas y figuras diversas, en el bloque oficial prima la uniformidad y la resignación.
EL – Las distintas expresiones políticas de la burguesía y también el poder real van hacia las legislativas de noviembre mirando las presidenciales del 2023. La izquierda debe hacer lo mismo, en este tiempo ha ganado visibilidad y presencia nacional, pero debe discutir ya cómo hace para romper el techo en las próximas presidenciales. Es este sentido que me parece importante la primaria que se desenvuelve dentro del FIT‑U porque pone en discusión cómo consolidar su base de sustentación y ampliarse a una izquierda más diversa y popular.
CK – Los próximos meses serán decisivos para recuperar el alicaído nivel de movilización popular. Esa retracción ha facilitado el enorme deterioro del nivel de vida popular. Será necesario retomar las calles para revertir el empobrecimiento y la desigualdad con decididas respuestas de los acallados sindicatos y los pujantes movimientos sociales. De ese protagonismo depende la recuperación de nuestras conquistas. La izquierda siempre se ha comprometido intensamente con ese tipo de acciones y, por lo tanto, será muy positiva una mayor bancada de ese perfil.
EL – No hay dudas el voto a izquierda será útil para fortalecer los discursos críticos hacia el sistema, para avanzar en las reivindicaciones, para interpelar a los sectores críticos al interior del gobierno pero también para reforzar la presencia en las movilizaciones. Los próximos dos años serán decisivos. O el gobierno cambia el rumbo en un sentido más progresivo y popular o terminará pavimentando el sendero del regreso de la derecha.
CK – Con su fisonomía actual la izquierda es la mejor opción de la coyuntura, pero no es la óptima para una alternativa futura. Ese curso requeriría superar la estrechez del propio campo. También exigiría superar la miopía de dar la espalda a iniciativas insuficientes pero muy positivas, como el impuesto a las grandes fortunas. También se requiere otra actitud frente a las disyuntivas de la región, adoptando posturas contundentes a favor de la revolución cubana y la construcción de la unidad latinoamericana. Un voto por la izquierda con estos fundamentos abre caminos para los grandes proyectos de emancipación que necesita el país.