Por Camilo Katari, Resumen Latinoamericano 26 de setiembre de 2021
En un momento histórico de Bolivia, el proletariado minero se convirtió en el actor principal de la conquista de derechos, las ciudades capitales como Potosí y Oruro, y sus habitantes, se convirtieron en baluartes de lucha y rebeldía. Las oligarquías ligadas a la gran minería y el comercio, tuvieron una adecuada lectura de la fuerza del proletariado minero y tomando sus belices y capitales migraron al oriente del país, al departamento de Santa Cruz, los apellidos y fortunas de los primeros croatas migrados a Oruro ahora tienen su territorio en Santa Cruz, de igual manera muchas familias potosinas ligadas a la minería se asentaron en Santa Cruz aceptando las reglas de una sociedad creada y formada por esas elites que controlan todos los mecanismos de reproducción de la sociedad.
Este proceso de migración interna, fue muy largo y para los primeros años del siglo XXI se había conformado una elite sobre la base de la vieja agroindustria (fomentada y promovida por el MNR) y los nuevos “alojados” que venían de Europa del Este, convocados por sus familiares y amigos que emigraron durante y a finales de la segunda guerra mundial, junto a los desplazados nazis, que por un tiempo se mantuvieron sigilosamente camuflados.
Estas élites, ajenas a todo el proceso histórico de Bolivia, de sus raíces y sus culturas, trataron de convertirse en una élite nacional, mediante su incursión en la política, no lo lograron y su último intento fue la asonada golpista de noviembre. Convencidos de la imposibilidad de convertir a Bolivia en un feudo oligárquico, han desempolvado la vieja tesis de la independencia, y se encuentran obrando en consecuencia.
El actual Gobernador del departamento de Santa Cruz, es el instrumento de estas oligarquías que impulsaron a un “boliviano” para ser su ariete en esta lucha para fracturar al país y quedarse como dueños y señores de un territorio que no les pertenece, los conocidos como “come kollas” hoy manejan el poder que hábilmente fueron conquistando, especialmente durante todo el proceso neoliberal.
Esta élite viene de experiencias y procesos denominados “balcanización” es decir la fracturación de Estados, cuyo eje es la violencia, el odio racial y las creencias religiosas. El mapa de la “nación camba” ha sido el primer ensayo en esta estrategia separatista y que hoy está sustentada por una autoridad que juró respetar la Constitución y en menos de un año ha dejado en su basurero personal a esa Constitución que juró respetar.
Estamos frente a un proceso mucho más peligroso y perverso que un golpe de Estado, nos encontramos a las puertas de una confrontación violenta, animada y promovida por los medios de comunicación y sus periodistas que son voceros de este propósito, todos los discursos de estos medios de comunicación están encaminados a generar un ambiente conflictivo, ninguna noticia o hecho noticioso guarda relación con las acciones del conjunto de la sociedad boliviana que está logrando salir de la emergencia creada por el golpe de Estado y la pandemia. Los titulares, editoriales y comentarios, de estos medios mercenarios, están dirigidos a posicionar la incertidumbre y la confrontación, por eso lo ocurrido con el Alcalde de Cochabamba no es un hecho aislado, sino que encaja como una pieza más de este rompecabezas que comienza a tomar su forma definitiva.
Políticos como Doria Medina, Quiroga, Mesa, Arias, Condori, más temprano que tarde deberán rendir cuentas a la historia por su papel cómplice en esta amenaza del separatismo. Dejar de lado la pequeña y mezquina lucha de intereses, y que el gobierno asuma las mejores decisiones, con los riesgos que esto implica, es construir un verdadero proceso democrático. Ver como se incuba el huevo de la serpiente, sin tomar decisiones y acciones, es una traición a la Asamblea Constituyente y la Constitución producto de ella.
Tiene que terminar la permisividad y las componendas con los poderes económicos que están condicionando la acción de la justicia y del mismo gobierno, es pues hora de defender el Estado Plurinacional.