Nos encontramos inmersos en una nueva crisis socioeconómica, que nos demuestra una vez más el carácter estructural y cíclico de la crisis en el marco del sistema capitalista. La pandemia del Covid-19 ha acelerado la recesión económica que ya se vislumbraba y ha puesto de relieve las contradicciones de la economía de mercado. Una sanidad pública saturada tras una década de recortes y privatizaciones, unos desahucios que se han continuado ejecutando a pesar de las promesas moratorias, una acentuación de la feminización de la pobreza y de la violencia contra las mujeres.
En esta coyuntura la alianza entre los poderes progresistas periféricos y la complicidad de un gobierno de izquierdas en Madrid han acabado con la demanda de exigüas medidas presupuestarias y un estado más centralizado que el 2015. Los pactos progresistas del Botánico y Bellver junto con el gobierno de ERC culminan un proceso de repliegue de las fuerzas del soberanismo gubernamental, que sitúan la dinámica de la política institucional del Principado (la Comunidad Autónoma de Catalunya, n. d. e.) en unas coordenadas muy similares a las de los gobiernos valenciano y balear: la excelencia en la gestión autonómica y la restricción a los canales legales como vía para conseguir concesiones del aparato central del Estado español. El conflicto independentista en el Principado se querrá postergar a través de un pacto desde arriba donde lo que está en juego es el reparto de las ayudas europeas, con el trasfondo de una reforma social y económica que garantice la continuidad del sistema capitalista.
El panorama con el que nos encontramos es el de España más aposentado de los últimos años, que se ha reforzado con ayudas que van desde el neofascismo de VOX hasta la izquierda española de Unidas Podemos. La ofensiva españolista tiene varias caras y una de ellas es el proyecto de liquidación de la lengua porque es un símbolo antifascista, antimonárquico y de unidad de los Países Catalanes que ha sobrevivido a un genocidio cultural. La persecución de la lengua en una parte del territorio es una amenaza para la lengua en el conjunto del territorio. Es por ello que hay que combatir los ataques a centros y ateneos, frenar la proliferación de agresiones fascistas y luchar codo a codo con las represaliadas para confrontar el fascismo, ya que éste funciona como fuerza de choque del estado capitalista para mantener régimen actual.
Este es el contexto en el que, el pasado mes de mayo, el gobierno de Pere Aragonés hizo sus primeros pasos enarbolando las banderas de la justicia social, el feminismo, el ecologismo y la autodeterminación y amnistía. Pero estas banderas cambio pronto han volado, como las palabras de Aragonés, y lo único que ha quedado es la disolución del conflicto, olvidando la lucha por la independencia y apostando por una mesa de diálogo y unos indultos que han sido vendidos como una victoria del independentismo y que dejan atrás miles de represaliadas.
Estamos a las puertas de una nueva gran ofensiva de medidas antipopulares y única salida para la clase trabajadora es la construcción de los Países Catalanes a partir de la estrategia de Unidad Popular, ya que la lucha por la autodeterminación es una lucha de clases y la independencia requiere una revolución política para materializarse. La confrontación con el régimen del 78 y la ruptura independentista con España y la Unión Europea es la única vía para dejar de seguir pagando los platos rotos del capitalismo. Y esto no se puede conseguir ni con “mesas de diálogo” ni con procesos «de la ley a la ley». La cuestión de la autodeterminación no es sólo una cuestión de democracia, sino sobre todo una cuestión de poder. Por ello, hay que construir un bloque político y social al conjunto de los Países Catalanes, que sólo podrá ser articulado a través de un programa de transformación social que dé respuesta a las necesidades de la mayoría trabajadora. Hay que construir esa fuerza popular que pueda disputar el poder al estado capitalista español y derrotarlo mediante una insurrección democrática del pueblo.
Y por eso, es necesario fortalecer los espacios de lucha social y popular y las organizaciones de l’Esquerra Independentista, porque la organización y la lucha son el único camino.
Fuente: Endavant.
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