La cuenta atrás para la triple jornada electoral en Marruecos se aproxima a su fin. El 8 de septiembre las urnas revelarán las nuevas figuras que pasarán a ocupar las instituciones locales y regionales para los próximos cinco años. El foco estará puesto, sin embargo, en el resultado de las legislativas, donde 32 formaciones políticas competirán por ocupar los 395 escaños de la Cámara de Representantes y acceder al Gobierno.
Unas elecciones que están bajo la lupa ante las recurrentes acusaciones de reparto de porcentajes y amaño de resultados en la Casa Real marroquí. Unas acusaciones las que este año se le han sumado las de los marroquíes en el Estado español por el voto delegado.
En cuanto a los partidos, el islamista moderado Saaeddine Othmani, actual primer ministro y candidato del Partido de la Justicia y el Desarrollo (PJD), es el favorito para revalidar un cargo que ocupa desde marzo de 2017. El PJD ha gobernado ininterrumpidamente desde 2011, año en que Marruecos instauró una nueva Carta Magna que otorgaba amplias prerrogativas a los poderes ejecutivo y legislativo. Durante la última legislatura la formación compartió Gobierno con la Agrupación Nacional de Independientes (RAI), el cuarto partido más votado y socio junior de la coalición, vinculado a la élite económica y la Casa Real.
Después de una década, los observadores ven por primera vez signos de debilidad en la formación islamista. Respaldado hasta ahora por la clase media marroquí, en su mayoría perteneciente a las zonas urbanas, el PJD afronta un serio desgaste a nivel interno y externo provocado por algunas de las decisiones adoptadas en los últimos meses, entre ellas la normalización de las relaciones diplomáticas con Israel, la legalización del cannabis y la generalización del uso del francés en la enseñanza primaria. Las novedades jurídicas implementadas en la ley electoral serán una baza en contra de los intereses del PJD y del resto de fuerzas mayoritarias del Parlamento. Aprobada en marzo de este año por la Cámara baja, la medida modifica ostensiblemente el método de conteo electoral según informa Atalayar.
Unas elecciones bajo acusaciones de nula transparencia y con observadores internacionales
Son recurrentes las acusaciones de flta de transparencia en las elecciones en el reino alauita. Más aún cuando se encuentra en plena conflagración bélica con el Frente POLISARIO que lucha por la liberación del Sáhara Occidental.
14 funcionarios electos franceses integran uno de los grupos que tiene como misión la supervisión de las próximas elecciones locales, regionales y legislativas de Marruecos. Habrá dispuestos miles de observadores internacionales para certificar el buen funcionamiento del mecanismo electoral marroquí según informa Atalayar. El Consejo Nacional de Derechos Humanos (CNDH) concedió permisos a diversas organizaciones e instituciones para estar presentes de cara a supervisar las elecciones. Dentro de ese grupo de observadores, catorce funcionarios electos franceses irán en misión para observar las elecciones del 8 de septiembre en Marruecos.
La Unión Africana rechaza enviar observadores
La Unión Africana ha rechazado la solicitud de Marruecos de enviar observadores para monitorear el desarrollo de las elecciones legislativas del 8 de septiembre que Marruecos celebrará ilegalmente en los territorios saharauis ocupados, según fuentes oficiales citadas por la agencia argelina de noticias APS que recoge El Confidencial Saharaui.
Con esta decisión, la UA ha mostrado su apoyo total a la República Árabe Saharaui Democrática (RASD) para consolidar su posición, contra la ocupación del territorio, en el seno del bloque Africano. Se trata de un doloroso fracaso para Rabat, que quería involucrar a los habitantes del Sáhara Occidental en un proceso electoral que no les concierne, organizado por una fuerza de ocupación militar cuyo historial está plagado de violaciones de los derechos humanos.
El 18 de agosto, el presidente saharaui, Brahim Ghali, pidió al SG de la ONU que interviniera para evitar que Marruecos incluyera al Sáhara Occidental ocupado en sus elecciones legislativas y que pusiera fin a todas las actividades ilegales llevadas a cabo por Rabat en estos territorios.
Boicot en territorio saharaui
Mientras Rabat intenta desarrollar una campaña electoral con normalidad en el Sahara Occidental (con la colaboración de partidos de una pretendida izqueirda como el Partido del Progreso y el Socialismo) el movimiento de liberación saharaui desarrolla valientes acciones de protesta en el Sáhara ocupado como la de Mina Baali.
Mina Baali ondea la bandera saharaui ante un cardumen de besugos en un acto de la farsa electoral en El Aaiún. #NO_a_Las_Elecciones_Marroquíes_en_el_SáharaOcc pic.twitter.com/6d4sZomeyS
— Haddamín M.Saíd (@Haddamin_MS) September 3, 2021
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