Resumen Latinoamericano, 16 de septiembre de 2021.
La decisión generó malestar en el gigante asiático, en Francia y en la Unión Europea
Las tres potencias acordaron reforzar la cooperación en tecnologías avanzadas de defensa como inteligencia artificial, sistemas submarinos y vigilancia de larga distancia.
Estados Unidos, Australia y el Reino Unido anunciaron la firma de un pacto de defensa con el objetivo de neutralizar el poderío militar de China en el Indo-Pacífico. De esta forma, los tres países acordaron reforzar la cooperación en tecnologías avanzadas de defensa como inteligencia artificial, sistemas submarinos y vigilancia de larga distancia. La decisión generó malestar tanto en el gigante asiático, que lo ve como una «amenaza a la paz y la estabilidad», como en la Unión Europea (UE), que lmentó no haber sido informada. El acuerdo llevó a Australia a cancelar un millonario contrato de compra de submarinos franceses, lo que provocó la ira del gobierno de Emmanuel Macron.
Los detalles de la alianza «Aukus»
La nueva alianza, conocida como Aukus por las iniciales en inglés de los tres países anglosajones, fue anunciada en una conferencia de prensa virtual conjunta entre el presidente estadounidense Joe Biden, el primer ministro británico Boris Johnson y su par australiano Scott Morrison.
«Tenemos la intención de construir estos submarinos en Adelaida, Australia, en estrecha cooperación con Estados Unidos y el Reino Unido», dijo el primer ministro australiano al celebrar el acuerdo. «No es raro que los países tomen decisiones en función de sus propios intereses estratégicos y aumenten sus capacidades de defensa. China toma las mismas decisiones, al igual que otros países de nuestra región«, expresó Morrison justificando el pacto.
Si el plan llega a buen puerto, Australia podría empezar a realizar patrullas de rutina que atravesarían áreas del Mar de China Meridional que Beijing reclama como su zona exclusiva, y llegar hasta el norte de Taiwán. Esa situación en particular genera rispideces en el gobierno chino.
Desde Londres, Boris Johnson anunció la creación de «una nueva asociación de defensa trilateral con el objetivo de trabajar mano a mano para preservar la seguridad y estabilidad en el Indo-Pacífico«. En un comunicado oficial enviado a la prensa, el primer ministro británico dijo que «será uno de los proyectos más complejos y técnicamente exigentes del mundo, con una duración de décadas y que requerirá la tecnología más avanzada».
Por su parte el presidente estadounidense Joe Biden aseguró: «Se trata de invertir en nuestra mayor fuente de fuerza, nuestras alianzas, y actualizarlas para afrontar mejor las amenazas actuales y futuras». En el Salón Este de la Casa Blanca, flanqueado por dos pantallas que mostraban a los líderes británico y australiano en sus ruedas de prensa a distancia, Biden subrayó que los submarinos que conseguirá Australia no tendrán «armas nucleares» sino que estarán «convencionalmente armados», pero «potenciados por reactores nucleares».
Críticas de China, Francia y la Unión Europea
Las reacciones contra esta alianza entre potencias fueron inmediatas. El vocero de la Cancillería china, Zhao Lijian, calificó el acuerdo como «extremadamente irresponsable» debido a que «utiliza las exportaciones nucleares como herramienta geopolítica». Zhao declaró ante la prensa que la cooperación entre Estados Unidos, Gran Bretaña y Australia en materia de submarinos nucleares «socava de manera grave la paz y la estabilidad regionales, intensifica la carrera armamentística y compromete los esfuerzos internacionales de no proliferación nuclear».
Para el vocero chino, el nuevo pacto demuestra la «mentalidad de guerra fría» de los tres países firmantes, a quienes pidió «hacer más por la paz y la estabilidad» ya que «de lo contrario terminarán haciéndose daño a sí mismos». También la primera ministra de Nueva Zelanda, Jacinda Ardern, cuestionó el anuncio y aseguró que vetará la entrada en las aguas de su país a los futuros submarinos nucleares australianos, en línea con la política antinuclear adoptada en la década de 1980.
El gobierno francés, por su parte, destacó que la alianza tripartita llevó a Australia a cancelar un contrato de compra de submarinos producidos en Francia por un valor de unos 56 mil millones de euros, para sustituirlo por otro de submarinos nucleares estadounidenses. «Esta decisión unilateral, brutal, imprevisible, se parece mucho a lo que hacía el presidente Trump», denunció el canciller francés Jean-Yves Le Drian en una entrevista al canal France Info en la que insistió en que «esto no se hace entre aliados» y habrá consecuencias.
En la Cámara de los Comunes Boris Johnson rechazó las afirmaciones de que el acuerdo dañó el vínculo con Francia y dijo que «la relación militar entre el Reino Unido y ese país sigue siendo «sólida como una roca». El secretario de Estado de EE.UU., Antony Blinken, también salió a poner paños fríos asegurando que Francia es un «socio vital».
«Quiero enfatizar que no hay una ruptura regional que separe los intereses de nuestros socios del Atlántico y el Pacífico«, afirmó Blinken ante periodistas. Sin embargo, el gobierno de Macron decidió anular una gala prevista para este viernes en Washington en la residencia del embajador francés para celebrar el aniversario de una batalla naval decisiva en la Guerra de Independencia de Estados Unidos.
Las tres potencias firmantes tampoco avisaron a la Unión Europea sobre sus intenciones de firmar un pacto de defensa, según el alto representante de la Unión Europea (UE) para la Política Exterior, Josep Borrell. Ante la prensa, Borrell consideró que ahora la UE dispone de una «buena ocasión de elevar la reflexión sobre la cuestión de la autonomía estratégica».
El anuncio del nuevo pacto se produce una semana antes de que Biden reciba en la Casa Blanca una cumbre con los líderes de Australia, la India y Japón, con los que mantiene una alianza para contrarrestar el poderío de China. Los cuatro países conforman el «quad», una alianza creada en 2007 en respuesta al auge militar de Beijing.