Héctor Sueyo Yumbuyo* /Resumen Latinoamericano, 19 de septiembre de 2021
Imagen del sabio Carlos Kameno, uno a dos años atrás. Foto: Paolo Peña.
Para nosotros era mucho más que un anciano al que guardar respeto, mucho más que un líder. Era un sabio ‘Wayorokeri’ (experto en realizar pronósticos) reconocido ampliamente por todo nuestro pueblo. Poseía el espíritu del agua (waweri)».
El título que encabeza este texto da las gracias (dakichi) porque, a pesar del dolor que nos causa esta noticia, debemos agradecer a la vida por haber hecho al sabio Harakbut Carlos Kameno parte importante de nuestra existencia como pueblo y como seres humanos.
Reseñar en unas líneas su vida es sentir que una buena parte de nuestra historia se nos va. Es sentir y confirmar que debemos continuar su legado y continuar transmitiendo las incontables enseñanzas que nos dejó.
Es por eso que en el pueblo Harakbut (sub grupo Amarakaeri y/o Arakbut) estamos de luto porque se nos fue una parte de nuestra enciclopedia cultural, una parte de nuestra farmacia ancestral. Les contaremos por qué.
El martes 14 de septiembre de 2021, en la comunidad nativa Amarakaeri – Boca Inambari, falleció con 86 años don Carlos Kameno Yorey, cuyo nombre ancestral era “Dari ontanojpua”. Un auténtico Wayorokeri y Wamanokkaeri.
Para nosotros era mucho más que un anciano al que guardar respeto, mucho más que un líder. Era un sabio ‘Wayorokeri’ (experto en realizar pronósticos) reconocido ampliamente por todo nuestro pueblo. Poseía el espíritu del agua (waweri).
Asimismo, era especialista cazador de sachavaca, el loro, el guacamayo, entre otras especies.
Se despidió con dolor a uno de los sabios Harakbut más emblemáticos. Foto: Cedida
Para ello, los espíritus del agua y animales (wachipay) le habían transmitido su conocimiento sobre la naturaleza. Por eso él sabía pronosticar mediante sueños e interpretar los cantos de las aves para anunciar lo que iba a suceder con el futuro de la comunidad en el corto, mediano y largo plazo.
Todo ese saber ancestral lo heredó su hermano Manuel Kameno Yorey, quien es el líder ancestral harakbut hasta la actualidad, y quien ha tomado la batuta.
El abuelo Kameno también era Wamanokkaeri (sanador). Para ello usaba tres técnicas: primero, la planta ishanga (machirik) que curaba con el canto-ritual sanador soplando a la ishanga. Luego daba latigazos en la parte del mal que le aqueja al paciente. A medida que se caen las hojas de la ishanga, indicaba que seguiría con la terapia hasta que se curara bien.
La segunda era usar la payba (hoja seca de tabaco) en la chacra o en un lugar sin muchas personas cerca. Él se concentraba en la hoja seca de tabaco puesta en la cáscara de la mazorca de maíz, y el paciente tenía que tomar el jugo del concentrado del conjuro.
La tercera era con el cashimbo (pipa de madera artesanal) para fumar tabaco con hueso de animal o ave. De esta forma, fumando su tabaco y con el humo, podía soplar y hacer masajes leves para que salga la enfermedad del cuerpo.
Como ejemplo, una vez Don Carlos me curó. El espíritu del agua (waweri) me había cutipado. Si no fuera por su curación con tabaco, quizás no estaría narrando la breve reseña de nuestro Wamanokkaeri.
Por siempre junto al espíritu del bosque
Nuestro Wamanokkaeri Dari Ontanojpua nació en la quebrada Abukwe, afluente del río Shisöe, que sale al río Wadakwe, y así sucesivamente del río Karene (Colorado), la misma que desemboca en el río Madre de Dios.
El sabio harakbut pertenecía al clan Yaromba de la maloca apodn’nerit tapoeri. Creció durante su niñez y su adolescencia junto al líder harakbut Antonio Sueyo Irangua porque ambos pertenecían a la misma maloca. Su padre fue Kameno (Yaromba), y su mamá Irey (Masejnawa).
Antes del contacto con los misioneros dominicos, realizó su ‘Sine’, el ritual de iniciación del paso de la adolescencia hacia la juventud, que es considerada la ceremonia más importante en la vida de un Harakbut.
En los años 1940 y 1950, los misioneros dominicos de la iglesia católica, liderados por el misionero José Álvarez, más conocido como “Apagntone”, planificaron y realizaron varias expediciones fluviales con ayuda de los ‘Toyoeris’ (Wachipaeris), quienes los guiaron hacia los Amarakaeri y/o Harakbut. Es así como se realizó el contacto con la sociedad nacional.
Durante el proceso de contacto, vivió primero en la misión de Palotoa, actual comunidad nativa Palotoa Teparo. Luego, en la misión San Miguel Arcángel de Shintuya, actual comunidad nativa de Shintuya. Tras varios años de contacto, llegó a vivir en la misión de El Pilar, actual comunidad nativa El Pilar, cerca de Puerto Maldonado.
Allí nacieron sus hijos Julio Kameno Sanehue, José Kameno Sanehue y Miguel Kameno Sanehue, quienes podrían dar mayor continuidad y fortaleza de su herencia cultural como cultura viva para las generaciones futuras.
Don Carlos deja 6 nietas y 4 nietos. Antes de su muerte ya radicaba varios años la comunidad nativa Amarakaeri – Boca Inambari, siendo uno de los fundadores junto con su hermano, el líder harakbut Manuel Kameno Yorey.
Hay que destacar también que era uno de los sabios más entusiastas en practicar y conservar la identidad cultural harakbut. Durante las visitas, no solo de las autoridades sino de personas, llegaba alegre de forma espontánea, cantando, entonando su canto-ritual ancestral, el mismo que formó parte de su repertorio en el ritual de iniciación de Ebaypak.
Descansa en paz Wamanokkaeri Dari Ontanojpua.
—
* Héctor Sueyo es sociólogo y Sub Gerente de Participación Ciudadana y Comunidades Nativas del Gobierno Regional de Madre de Dios.