Resumen Latinoamericano, 17 de septiembre de 2021.
Nos comunicamos con Perú porque quisimos ahondar más sobre lo que está ocurriendo a partir del fallecimiento de Abimael Guzman, líder histórico del Partido Comunista del Perú-Sendero Luminoso, que ha derivado en muy polémicas actitudes, no solo de la clase política sino también ponen al descubierto serias contradicciones y debilidades del nuevo gobierno. Para hablar de esto, nadie mejor que el abogado de presos políticos Miguel Sanchez.
-Cuál es su opinión respecto a la situación de la negativa del estado a entregar los restos de Abimael Guzmán para enterrarlos como estarían determinando las propias leyes peruanas?
-Lo que ocurre asombra, ya que hay tratados internacionales que el Perú ha suscrito, más aún, sorprende que esto esté pasando con el nuevo gobierno, que ha originado una gran esperanza porque fue elegido un hijo del pueblo, que le ha provocado tremendo escozor a la ultraderecha y a todos los que han venido defendiendo esa línea política genocida que el estado aplicó durante las dos grandes décadas en el conflicto interno que el Perú ha vivido. Tenemos que presenciar que la medida de negar la entrega de los restos, lo haga un ministro de Justicia y Derechos humanos (Aníbal Torres), profesor de la Universidad Centenaria de San Marcos, que ha peleado en la campaña electoral defendiendo al presidente Pedro Castillo y ha derrotado a todos sus opositores políticos y a todos esos periodistas a sueldo que lo atacaban de una manera furibunda y les ha respondido con la ley en la mano. Ese ministro, que se caraterizaba por exigir el cumplimiento de la ley, es el mismo que ahora, frente a una situación tan humana y tan legal de entregar a los familiares los restos de una persona fallecida en la cárcel, se niegue a hacerlo. En este caso, me refiero a su esposa que está presa también, condenada a cadena perpetua, y por eso, ella ha designado públicamente a una ex prisionera política que le presta confianza a ella, porque de tantos años en prisión no tiene a otro familiar que pueda recibir los restos para darle la sepultura que ella considere, de la manera más discreta posible. Ese ministro sale a decir ahora que se incineren los restos, que no se le entreguen y que se esparzan sus cenizas. O seam que se olvidó de la ley, se olvidó de que era un ministro y abogado que ha defendido el gobierno de un hijo del pueblo y se sumó a toda la campaña de la Marina del Perú y de toda la ultraderecha que tienen responsabilidad directa de la muerte en condiciones sumamente extrañas del doctor Abismael Guzman. Entonces eso desdice de su propaganda y de su trayectoria en esta campaña electoral de segunda vuelta, en el que ha luchado tenazmente para demostrar que no hubo fraude, ahora se despintó, pasó a pisotear la ley, la Constitución, el código civil, el código penal y los tratados internacionales al que el Perú está obligado.
-Por este tema, es evidente que en las propias filas de Perú Libre han surgido voces que están discrepando con esa posición de no entregar los restos.
-El ministro de Justicia Anibal Torres fue en su tiempo fue tiempo atrás, miembro de la comisión fujimorista que intervino la Universidad de San Marcos para quitarle su autonomía y someterla a la dictadura de Fujimori. No hay que olvidar eso y lo están haciendo recordar los sanmarquinos, también ha sido apoyado por el ministro de Defensa, en este tema de su negativa a entregar los restos. Sin embargo ha surgido la voz disidente de un congresista de Perú Libre, Marcelo Bermejo, quien también ha sido acusado de terrorista para ser defenestrado del congreso y no han podido hacerlo. Él se ha pronunciado valientemente, diciento que lo que tiene que hacer el gobierno y el Ministerio Público, que está a cargo en estos momentos de los restos humanos de Guzmán, es entregarlo según la ley, a los familiares. El doctor Vladimir Cerrón ha dicho una cosa parecida pero un poco más cautelosa, en el sentido de que la muerte del doctor Guzmán debe hacer reflexionar sobre las causas de la violencia en el Perú, y que esas causas siguen existiendo. Por lo tanto puede volverse a producir violencia en el Perú por razón de las grandes desigualdades. En otras palabras eso es lo que ha dicho, que hay que reflexionar y se le han lanzado como jauría los periodistas a sueldo de la ultra derecha y todos los émulos del conquistador español Antonio Areche, que descuartizó y desapareció a Tupac Amaru. Esa entraña genocida vive en estas personas que apoyan todos esos latrocinios y genocidios que hizo el ejército, las fuerzas armadas, las fuerzas policiales en la guerra interna, esas torturas que están ahora siendo investigadas por orden de la comisión Interamericana. A mí mismo me están llamando para declarar sobre las torturas a las que me sometieron en el momento que estuve detenido en la Dirección Nacional Contra el Terrorismo (DINCOTE), donde pasé 97 días, vendado las 24 horas. Ahora están llamando a muchos otros ex prisioneros políticos, entonces es como si Antonio Areche estuviera renaciendo en esas personas que están pidiendo que se desaparezca el cadáver para que no quede memoria. Así están reclamando lo mismo que le hicieron a Túpac Amaru para que no quede memoria, para que desaparezca la ideología. El mismo ministro de Justicia está diciendo que desaparezca la ideología, sabiendo que él ha dicho hace pocos días que la ideología no puede desaparecer con violencia, con fuerza, con muerte. Entonces, ahora se desdicen por la presión tremenda de la ultraderecha y del imperialismo que ha movido todo su tinglado para que no se entregue el cuerpo del doctor Guzman muerto en circunstancias extrañas, porque la esposa ha publicado que fue un asesinato.
Se han ido dando circunstancias complejas para el gobierno, y éste ha terminado concediendo. Fue muy grosero lo que ocurrió con Héctor Bejar, el canciller, al que la derecha presionó para que lo quitaran del medio. A partir de ahí empezó el cuestionamiento por las mismas razones, de que «todos son terroristas» según la versión del fujimorismo, incluso se acusa de lo mismo a la mayoría de los ministros de Pedro Castillo. Pareciera que hay una necesidad de concederle a la derecha y a la ultraderecha golpista estas licencias, de decir “no somos terroristas”, y por lo tanto “vamos a cremar el cadáver de Abismael Guzmán para que nadie le rinda homenaje”. Esto está condenado al fracaso, porque aunque incineren el cadáver no van a obtener ningún resultado.
–Es irracional, no tiene ningún sentido, ni política ni jurídicamente.
¿Cómo ve esto la gente del Perú que no está vinculada a los medios de comunicación ni a los ministros, como ve el pueblo esta situación?
-Tengan en cuenta que la clase burguesa en el Perú es heredera de esa administración colonial de los españoles cuando oprimían el Perú, es heredera de esa entraña genocida y de esas prácticas corruptas. Todo ese tinglado se mantiene de una u otra forma como herencia de esas épocas siniestras en las cuales la Inquisición manejaba a su antojo la política y las ideas de las conciencias de la gente, sin embargo la resistencia es fuerte. Las personas quieren hablar, yo voy al mercado y la gente dice: «como nos van a meter miedo» .
Se está enfrentando en el Perú esa entraña genocida de la ultraderecha, vengándose con el cuerpo ya fallecido de Guzmán. Esto se hace contra la tradición de nuestro pueblo que siempre respetó a los muertos, que en estos momentos está argumentando de diferentes maneras, hay diferentes personalidades, abogados incluso muy prestigiosos que están empezando a decir que esta actitud del Estado contraviene toda la legislación peruana e internacional que el Perú ha suscrito.
En cuanto a la conciencia del pueblo, decir que en estos momentos se está debatiendo en las calles. Pongo un ejemplo, días atrás salieron en los titulares de los diarios que en la Plaza San Martín detuvieron a un grupo de peruanos que estaban hablando acerca del tema de la negativa de enterrar los restos del Doctor Guzmán. Y pintaron carteles para llamar la atención del público porque ellos son los Ágoras de la Plaza, y convocan a toda la población para que se acerque y poder debatir los temas de actualidad. Ellos exponen y dan participación a la sociedad, durante largas horas se ven cantidades de personas agrupadas allí, debatiendo, esa es la tradición de la plaza. Esta semana llegaron policías y se los llevaron con sus papeles. Han salido en los titulares que estaban haciendo apología del terrorismo y se los llevaron presos por apología. El propio ministro ha dicho que van presos si hacen apología o homenaje, así que “cállense la boca nadie habla sobre el tema”, no opinen diferente a lo que el gobierno dice, tienen que sujetarse a un pensamiento único que es el pensamiento oficial sobre la guerra interna. ¿Esto es la democracia?
Lógicamente la población debate eso y recurren a las redes sociales «entreguen el cuerpo, que está pasando con el Perú, hasta donde está llegando la insania», dicen.
“Qué es esta irracionalidad dé querer sepultar las ideas, con cremación de cadáveres y esparcir las cenizas en el mar”, se publica en las redes