Perú. Muere en la prisión Abimael Guzmán, máximo dirigente de Sendero Luminoso / Pasó 29 años encarcelado y aislado

Perú. Mue­re en la pri­sión Abi­mael Guz­mán, máxi­mo diri­gen­te de Sen­de­ro Lumi­no­so /​Pasó 29 años encar­ce­la­do y aislado

Resu­men Lati­no­ame­ri­cano, 11 de sep­tiem­bre de 2021.

El «Cama­ra­da Gon­za­lo» cum­plía cade­na per­pe­tua des­de hace casi 30 años en una pri­sión de máxi­ma segu­ri­dad en Lima.

Abimael Guzmán, fundador del grupo terrorista Sendero Luminoso, levanta el puño durante un juicio, en noviembre de 2019.
Abi­mael Guz­mán, fun­da­dor del gru­po terro­ris­ta Sen­de­ro Lumi­no­so, levan­ta el puño duran­te un jui­cio, en noviem­bre de 2019.

El fun­da­dor de Sen­de­ro Lumi­no­so, la orga­ni­za­ción polí­ti­ca-mili­tar de ins­pi­ra­ción maoís­ta que luchó en las déca­das de los ochen­ta y noven­ta en Perú, ha muer­to este sába­do a los 86 años de edad. Abi­mael Guz­mán cum­plía cade­na per­pe­tua en una cár­cel mili­tar de máxi­ma segu­ri­dad en Lima, don­de lle­va­ba pre­so des­de 1992.

Según las auto­ri­da­des, ha falle­ci­do a las 6.40 de la maña­na “debi­do a las com­pli­ca­cio­nes de su esta­do de salud”. En las últi­mas sema­nas tras­cen­dió que se nega­ba a inge­rir alimentos.

En su día, el Gobierno peruano de enton­ces, pre­si­di­do por el autó­cra­ta Alber­to Fuji­mo­ri, cen­tró todos sus esfuer­zos en encon­trar a Guz­mán. El líder sen­de­ris­ta se había con­ver­ti­do en un fan­tas­ma. El 12 de sep­tiem­bre de 1992 fue cap­tu­ra­do en una casa del barrio de Sur­qui­llo, en Lima, por un gru­po espe­cial de inte­li­gen­cia. Las auto­ri­da­des lo mos­tra­ron a la pren­sa dos sema­nas des­pués, enjau­la­do y vis­tien­do un tra­je de rayas blan­cas y negras. Aque­lla ima­gen se con­vir­tió en un icono.

Abimael Guzmán, exhibido en una jaula, en abril de 1993.
Abi­mael Guz­mán, exhi­bi­do en una jau­la, en abril de 1993.HECTOR MATA /​AFP VIA GETTY IMAGES

Des­de ese día solo se le vio en con­ta­das oca­sio­nes, duran­te los pro­ce­sos judi­cia­les a los que fue some­ti­do. Los res­pon­sa­bles de la pri­sión nun­ca le deja­ron con­ce­der una entrevista. 

Itu­rria /​Fuen­te

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