Por Luis Pedraza Leduc*, Resumen Latinoamericano, 1 de septiembre de 2021.
La última semana del mes de agosto y las primeras del mes de septiembre nos traen a la memoria y la acción varias fechas para conmemorar o repudiar. El 30 de agosto de 1985 se desató sobre decenas de puertorriqueños una brutal represión dirigida a desarticular las acciones que organizaciones políticas en Puerto Rico y en la diáspora llevaban a cabo para adelantar nuestra lucha de liberación.
El pasado mes de agosto nos recuerda que la nefasta Junta de Control Fiscal lleva cinco (5) años operando en el país al amparo de los poderes imperiales y el interés económico de inversionistas, bonistas y empresarios, todos representantes del capital norteamericano. Este primer lunes de septiembre intenta menospreciar la gesta de lucha y sacrificio que la clase obrera conmemora cada 1ro de Mayo como Día Internacional de la Clase Trabajadora. El gobierno norteamericano declara festivo cada primer lunes de septiembre como Día del Trabajo para no reconocer el protagonismo del ser humano dentro de ese valor social.
En estos días miles de empleados públicos y pensionados del gobierno reciben un material para que expresen su opinión sobre el Plan de Ajuste que la Junta ha presentado como hoja de ruta final para pagar la “deuda” en favor del capital. En la colonia las respuestas son diversas y dispersas. Sobre todo cuando vienen de un sector que uno aspira a que pueda tener un grado de concertación y visión estratégica. La realidad es que estamos sujetos al dictamen imperialista, “divide y vencerás”, y como tal actuamos.
En primer lugar, la represión del 30 de agosto de 1985 todavía prevalece por medios abiertos o sofisticados y el movimiento independentista busca expresarse en todos los espacios posibles para actuar, pareciendo a veces que no hay capacidad para golpear al enemigo donde le duele.
La realidad es que la base ideológica que nos llevaba a organizarnos ha sido debilitada y debe ser construida por aquellos y aquellas que han asumido este compromiso. La clase trabajadora no está organizada desde una visión de izquierda y enfrenta los retos del capital en un escenario legalista o mediante piquetes y marchas que no ponen en riesgo los intereses económicos. Así continuaremos celebrando muchos primeros de septiembre en lugar de muchos 1ro de Mayo.
Mientras algunas organizaciones políticas convocan a enfrentar la presencia de la Junta con una marcha en la zona del Condado el 31 de agosto, otras organizaciones sindicales marchan hacia la sede de la Junta el primer lunes de septiembre. ¿Es difícil coordinar un solo acto? Si, lo es cuando no existe voluntad. Se ataca la Junta pero se acepta su presencia. Se denuncian sus actos, el negocio que representan, lo nefasto que son para el pueblo pero se legitima su presencia cuando se combate desde el tribunal, se recurre al cabildeo en el Congreso imperial y se pide auditar la deuda reconociendo cierta legalidad y la posibilidad de mejores acuerdos.
Otro elemento real es el interés electoral que se promueve hacia las elecciones del 2024. Ello nos lleva a la dispersión del movimiento independentista y su incapacidad para incidir e influenciar en la masa trabajadora. Hace cincuenta años, cuando el Movimiento Pro Independencia se convierte en Partido Socialista Puertorriqueño y el Partido Independentista Puertorriqueño instaba “arriba los de abajo”, la clase obrera encontraba alternativas sindicales y políticas.
Hoy, el reclamo de un mísero aumento al salario mínimo proviene de partidos coloniales mediante una legislación trunca y nebulosa. Y los sindicatos no se escuchan. No hay propuesta organizativa, no se presentan como propuesta para transformar la sociedad.
El 12 de septiembre celebraremos el natalicio de Don Pedro Albizu Campos. Una marcha contra la estadidad y por la descolonización ha sido reprogramada para ser realizada el mismo día. Razones suficientes para debatir, disentir y dividirnos una vez más.
Vendrán nuevas oportunidades para aprender de lo caminado, mejorar nuestras propuestas y llenarnos de esperanzas. No obstante, tenemos que reconocer las debilidades, errores y limitaciones que padecemos para poder crecer. Esta reflexión tiene el objetivo de motivarnos a ser mejores en todo, distinguirnos de los colonialistas y poder cumplir los objetivos sociales y políticos a que aspiramos.
*Fuente: Claridad