Iliassou Olalla Benjumea es trabajadora social y malagueña afrodescendiente. Milita en movimientos antirracistas y feministas y es una de las fundadoras del colectivo Biznegra. Un espacio surgido de la “necesidad de tener un espacio propio” para trabajar una memoria silenciada, negada y borrada de la historia del estado español y de Andalucía.
En plena pandemia, y tras realizar un taller junto a otras compañeras sobre feminidades negras, surge un proyecto que no ha pasado desapercibido por las manos de las lectoras: Mata Ga Milka. Mujeres al poder, un afrozine que recopila 25 personalidades influyentes en la historia negra.
Con un cuidado en la maquetación y edición hilvanado por la editorial Avenate, e ilustraciones que corrieron a cargo de varias autoras negras, rescatan la memoria de mujeres que cayeron en el olvido de la Historia e imaginarios colectivos . Tras el éxito de una primera edición, presentaron una segunda en la Librería Suburbia, en Málaga. El encuentro tuvo una acogida cálida y reflexiva, acompañada de la lectura del poemario “Derecho de admisión” del afrodescendiente Yeison F. Garcia López, quien recalcó la necesidad de que la historia la cuenten quienes la encarnan.
El afrozine Mata Ga Milka surge de la necesidad de visibilizar las mujeres afrodescendientes. ¿Ha sido un proceso que busca el reconocimiento de personas influyentes en la historia?
Sí, pero también surge para romper las narrativas. Las mujeres negras han sufrido una opacidad y omisión muy grande. En el momento que haces una revisión histórica, te percatas de que en relación a los movimientos afro, se relatan en clave masculina, y desde los feminismos, se relatan desde la blanquitud y/o el eurocentrismo. Esto obvia los liderazgos y papeles tan fuertes e importantes que hemos desarrollado las mujeres negras.
Se ha aplicado una lógica imperial a la forma de contar esta historia, ya que cuando hablamos de lo afro, nos centramos en EEUU, y esto tampoco es casual. María Felipa de Oliveira, esclavizada por el sistema colonial, luchó por la liberación del dominio portugués en el siglo XIX. Sin embargo, no aparece en ningún texto educativo de historia, y si preguntamos en los entornos activistas por referentes contra la esclavitud, es excepcional cuando no se menciona (o primariza) el proceso estadounidense, conociendo muchas personas más a Ida Wells que a María Felipa de Oliveira.
En el ámbito educativo, ¿cómo se referencian las personas afrodescendientes en los libros de texto, cuando se hace?
Cuando estudiaba Bachillerato, mi profesora de historia justificaba el tema de la esclavitud con que las personas negras eran caníbales. Si ni siquiera te interesas por saber qué hubo más allá del relato “del negro salvaje canibal”. Ha habido procesos políticos y no fue una cosa automática, como se nos plantea de llegar y ya. El continente africano es muy grande y diverso, han existido imperios, matriarcados, estructuras sociales complejas, guerras contra la invasión colonial, e incluso países que hasta el siglo XX no fueron colonizados.
Es muy importante incluir la historiografía africana en los libros educativos, romper con la idea de que lo único que hemos sido es esclavizadas.
Para nosotras es importante, cuidando el texto, que sea accesible a todo el mundo este conocimiento popular. Algo que nos emocionó mucho, fue un grupo de mujeres que compraron el afrozine para sus hijas y para el colegio donde estudian ellas.
¿Cómo habéis conseguido rescatar la memoria de estas 24 mujeres negras invisibilizadas? ¿Os ha costado construir y/o reconstruir estas historias?
Algunas las hemos encontrado en libros de universidades extranjeras. Estamos hablando también de una barrera idiomática y académica. Si es cierto, que aunque con internet hay información, hay que hacerla más accesible. Además, hay que tener en cuenta cómo está expuesta esa información, por ejemplo cómo presentan a las mujeres negras, como monstruos…
«La lógica colonial acentúa el carácter salvaje de las personas negras en el imaginario colectivo».
Si lo hubiese hecho un hombre, no se le hubiese presentado así, y probablemente tampoco si lo hubiese hecho una mujer blanca, a las mujeres negras se nos penaliza muchísimo el salir del rol que se nos ha dado. La lógica colonial acentúa el carácter salvaje de las personas negras en el imaginario colectivo. Hemos tenido que hacer una revisión y reconstrucción de la narrativa bastante fuerte.
¿Por qué crees que se representa así a las personas africanas, y concretamente a las mujeres negras?
Prevalece la imagen de los negros que cuecen a blancos en ollas – como la de los conguitos-. Si planteamos que ha habido imperios, reinados, estructuras sociales sólidas, jerarquías, entraríamos en más cuestionamientos y rompería los moldes impuestos de esa visión colonial.
Biznegra habla de la necesidad de reivindicar un feminismo andaluz afrocentrado ¿A qué os referís?
Andalucía tiene un grave problema con la cuestión afro. La tiene muy dejada de lado o instrumentalizada. A las personas afroandaluzas no se les entiende como sujetos dentro del andalucismo. A nivel estatal el movimiento afro no entiende el sur como sujeto tampoco. Están las hermanas, pero no hay comunicación.
«Aún no hay una interlocución entre iguales en Andalucía, y el rol del reino de España negando la esclavitud afro fue clave y primordial».
Nosotras estamos construyendo, pero desde lo afro porque al final es nuestra realidad. Aún no hay una interlocución entre iguales en Andalucía, y el rol del reino de España negando la esclavitud afro fue clave y primordial, y a partir de ahí se hace un borrado. Un ejemplo de ello es la expresión corporal y la huella que dejaron en España los esclavos africanos en el flamenco, que se muestra en el documental Gurumbé.
El movimiento antirracista y feminista en Andalucía, y concretamente en Málaga, ha alcanzado un reconocimiento de muchas personas que esperaban este surgimiento. ¿Cómo lo estáis viviendo?
El movimiento antirracista autoorganizado en Málaga y en Andalucía en general no ha empezado a tener un gran impulso hasta hace menos de dos años. Estamos en una fase de ir elevando conciencias. De hecho, hasta hace poquito no estaba asumiendo la dimensión que está tomando Biznegra.
«La biznegra es una reapropiación de la biznaga como emblema, para resignificar y reivindicar que somos de aquí también».
Un ejemplo es que en la presentación del estudio “Aproximación a la población africana y afrodescendiente en España” que realiza el Ministerio de Igualdad estuvieron hablando de nuestra organización. De hecho, surgimos en Málaga, de ahí viene el nombre, la biznegra es una reapropiación de la biznaga como emblema, para resignificar y reivindicar que somos de aquí también, y negarnos parte de la misma. Para nosotras, todo esto es abrumador, pero también alentador.
A pesar de una pandemia de por medio, en poco tiempo, hemos llegado a un buen punto, y dice mucho de la capacidad que podemos llegar a tener. Trabajar en red es una de nuestras apuestas. Mantenemos relación con los hermanos temporeros de Huelva, con Jornaleras en Lucha Huelva, con las hermanas de Almería, organizaciones afro de todo el Estado, etc…
¿Cómo se incluye e integra la interseccionalidad en los distintos espacios políticos y en los movimientos feministas?
Hay muchas personas que incorporan la visión antirracista porque están a favor de las personas migrantes. Para mí esto es un mínimo de decencia humana. Hay un poco de cansancio de tener que aplaudir lo que es decencia. “No te voy a felicitar porque le des un abrazo a una persona migrante”. Si estamos en este punto significa que estamos en un punto peor de lo que la gente piensa.
El feminismo tiene que ser antirracista, de nada sirve enarbolar la figura de Angela Davis y leer “Mujeres, raza y clase” si no somos capaces de entender por qué las mujeres negras están en otra situación y su debate es otro al de las mujeres blancas. O se hace ese ejercicio o no nos sentaremos con ellas para la foto de “mira que inclusivas somos”. Un ejemplo de ello es cuando pedían sumarse a las manifestaciones de las situaciones de las temporeras, el movimiento feminista no las apoyó. Una cuestión común que atraviesa tantas aristas como la Ley de Extranjería, la cuestión idiomática, debería ser central para el feminismo. Debemos escapar de esa lógica colonial-blanca.
Hay una eclosión de mujeres activistas afrodescendientes que está produciendo conocimiento como Lucía Mbombio, Remei Sipi, Desireé Bela, Fatou Secka…¿Os ha servido de inspiración e impulso a La Biznegra para construir estos lugares de enunciación?
Para mí están siendo referentes mujeres cercanas, a la vez que yo puedo ser referente de otras chicas de más o menos mi edad. Es muy raro porque a veces siento que puedo tener un peso y está bien pensar en ¡cuidado con la idealización! Desde esa conciencia, me está sirviendo como referente, pero no quiero hacer un abuso de poder. Lo importante es abrir camino, generar debate porque ahora mismo no es suficiente lo que hay. Biznegra tiene muy claro que quiere trabajar desde lo comunitario. Las formas de hacer de los feminismos negros es diferente porque obedece a contextos diferentes.
Fuente: lapoderio.com
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