Argentina. Cuando ellas cuentan su libertad

Argen­ti­na. Cuan­do ellas cuen­tan su libertad

Por Rami­ro Gigan­ti, Resu­men Lati­no­ame­ri­cano, 14 de octu­bre de 2021.

A par­tir del vier­nes 15 de octu­bre va a estar dis­po­ni­ble el libro digi­tal Noso­tras en Liber­tad. Esta obra es la con­ti­nui­dad del libro «Noso­tras, pre­sas polí­ti­cas», escri­to por más de un cen­te­nar de muje­res que reúne his­to­rias de quie­nes estu­vie­ron pre­sas entre 1974 y 1983. En una con­ver­sa­ción con Isa­bel Eckerl, una de las auto­ras del libro, comen­ta el reco­rri­do que lle­vó a la pre­pa­ra­ción, tan­to del pri­mer libro que rela­ta los años vivi­dos en pri­sión, como en esta obra que rela­ta las déca­das vivi­das en liber­tad, las adver­si­da­des para la rein­ser­ción y reto­mar las acti­vi­da­des, y la cele­bra­ción de la vida y la acti­vi­dad polí­ti­ca por enci­ma de todos los obstáculos. 


El reco­rri­do es lar­go, casi infi­ni­to des­de los rela­tos y expre­sio­nes. Des­de el sue­ño mili­tan­te has­ta la repre­sión, del horror a la resis­ten­cia, des­de la adver­si­dad has­ta la cele­bra­ción por seguir vivas y libres. Tras la nece­si­dad de con­tar y denun­ciar lo más oscu­ro de nues­tra his­to­ria se impo­ne el rela­to de la recons­truc­ción, la vida, la recu­pe­ra­ción de los sue­ños… y el echar­se a andar des­pués de todo. Un reco­rri­do difí­cil, peor alen­ta­dor y, en algún sen­ti­do de res­pues­ta a quie­nes algu­na vez les dije­ron “de acá salen muer­tas o locas”.

En una con­ver­sa­ción con Isa­bel Eckerl, nos cuen­ta par­te de este reco­rri­do: las difi­cul­ta­des para empe­zar a rela­tar lo suce­di­do. la rein­ser­ción, la pau­la­ti­na recu­pe­ra­ción de la mili­tan­cia, las con­ti­nui­da­des de las luchas femi­nis­tas y una res­pues­ta de quie­nes cono­cie­ron el encie­rro, al difí­cil momen­to atra­ve­sa­do por la pandemia.

Empe­zar a con­tar lo vivido

“Noso­tras siem­pre decía­mos, cuan­do está­ba­mos pre­sas, que algún íba­mos a regis­trar, que tenía­mos que con­tar para que se supie­ra todo lo que había pasa­do, como lo había­mos vivi­do noso­tras. Lo decía­mos pero las urgen­cias al salir fue­ron otras: había que reaco­mo­dar las vidas, rein­ser­tar­nos en una socie­dad bas­tan­te des­co­no­ci­da, ini­ciar vidas nue­vas, vol­ver si esta­bas en el exte­rior, ir reaco­mo­dán­do­te… y ade­más, en una situa­ción que, a pesar de que, a par­tir del año 83 esta­ba ins­ta­la­da la demo­cra­cia con voto ciu­da­dano y pre­si­den­te ele­gi­do, esta­ba gene­ra­da esa con­cep­ción de los dos demo­nios, y eso tam­bién nos hacía pelear­la bas­tan­te den­tro de los luga­res don­de está­ba­mos inser­tas: tenía­mos que con­tro­lar que hablá­ba­mos, que no hablá­ba­mos, para ver cómo nos inser­tá­ba­mos, si nos acep­ta­ban, o no acep­ta­ban, era difí­cil. Podías decir que tenías un fami­liar des­apa­re­ci­do pero lo de plan­tear que habías esta­do pre­sa nos fue cos­tan­do. Algu­nas cosas tuvie­ron que ver con la situa­ción polí­ti­ca, pero otras segu­ra­men­te tam­bién con nues­tras pro­pias inse­gu­ri­da­des de cómo ir mos­trán­do­nos en una socie­dad que tam­bién nos había gol­pea­do, de algu­na mane­ra», rela­ta Isa­bel sobre el ini­cio de la idea de con­tar la expe­rien­cia y las difi­cul­ta­des para poder hablar a pesar de estar ya en democracia.

Pero cada com­pa­ñe­ra tuvo su pro­ce­so par­ti­cu­lar con dis­tin­tos tiem­pos para empe­zar a hablar sobre lo suce­di­do. «Los pro­ce­sos para comen­zar a hablar han sido varios. Muchas veces tenía que ver con la inser­ción. Hubo com­pa­ñe­ras, por ejem­plo, que tuvie­ron una gran inser­ción gre­mial, que eran dele­ga­das y per­te­ne­cían a un gre­mio cuan­do fue­ron dete­ni­das, vol­vie­ron y se inte­gra­ron— y allí todo el mun­do sabía que habían esta­do dete­ni­das y ade­más era alguien que la vivió y la sufrió en ese lugar de tra­ba­jo. Hubo otras que tenía­mos que vol­ver a empe­zar en luga­res dis­tin­tos, o tra­ba­jos dis­tin­tos, nos fue cos­tan­do bas­tan­te. En mi caso per­so­nal, nuca jamás dejé de decir que tenía un mari­do des­apa­re­ci­do, pero me cos­tó mas decir que yo había esta­do dete­ni­da: por el tema de los dos demo­nios y por­que una, ade­más, se sen­tía expues­ta. Cuan­do vos te sen­tís solo o sola ante una reali­dad y te cues­ta mas. Yo esta­ba en un cole­gio, tra­ba­jan­do de maes­tra, y según como veía las cosas iba avan­zan­do en lo que iba con­tan­do. Eso tuvo que ver, y tam­bién tuvo que ver con la fra­gi­li­dad de cada una. Hubo com­pa­ñe­ras que salie­ron y su pue­blo no exis­tía más. Com­pa­ñe­ras de Tucu­mán, que vivían en el inge­nio, en deter­mi­na­do pue­blo que fue arra­sa­do y salían y no tenían pue­blo. Ima­gi­na­te que repo­ner­te de esa situa­ción no es nada sen­ci­llo. Te lle­va un mon­tón de tiem­po por­que que tenés que vol­ver a armar toda una estruc­tu­ra, otra ciu­dad: es bas­tan­te mas pesa­do que si te inte­grás a una fami­lia que ya está, que te espe­ra, un barrio que ya sabe quién sos, que te fue cono­cien­do el pro­ce­so de lo que te fue pasan­do, y bueno, siem­pre hablan­do en el mar­co de lo que decía­mos de la teo­ría de los dos demo­nios», expli­ca Isa­bel, quién des­pués de haber tra­ba­ja­do como docen­te tra­ba­jó en la secre­ta­ría de Dere­chos Huma­nos y recuer­da haber reci­bi­do a per­so­nas de otras pro­vin­cias que «habla­ban baji­to», por no que­rer que otras per­so­nas se ente­ren que tenían un fami­liar des­apa­re­ci­do. «habla­ban baji­to y una vez yo había lla­ma­do a una a la ofi­ci­na y, des­pués cuan­do vino a Bue­nos Aires, medio que me tra­tó mal dicien­do «se van a ente­rar», enton­ces bueno, esos tiem­pos cada una los puso según el lugar don­de les toca­ba estar», agregó.

Una de las con­sig­nas pre­sen­tes en el encuen­tro del colec­ti­vo de ex pre­sas polí­ti­cas, en 2019, en el Hotel Bauen. Foto: Lidia Barán

Pero a pesar de las adver­si­da­des el colec­ti­vo se fue for­man­do y hubo quien impul­só, con su ini­cia­ti­va la mate­ria­li­za­ción del pro­yec­to. “Una com­pa­ñe­ra, Maria­na Cres­po, que era una de las que impul­só el libro, toma cono­ci­mien­to de que tie­ne una enfer­me­dad ter­mi­nal y bus­ca ace­le­rar el lan­za­mien­to. A mí lo úni­co que me va a dar más vida es poder con­ce­bir este libro. Enton­ces nos con­vo­ca, éra­mos 120, 130 per­so­nas, y ahí nos trans­mi­te lo que ella que­ría hacer, que era hacer este libro: comen­zar­lo con car­tas, que cada una pusie­ra las car­tas que tenía de la fami­lia o que noso­tras había­mos escri­to y nos guar­da­ron los fami­lia­res, lo que los fami­lia­res nos escri­bie­ron a noso­tras, car­tas con el sello de cen­su­ra­do, dibu­jos de los chi­cos o que noso­tras les man­dá­ba­mos a ellos. Y des­pués situa­cio­nes que fui­mos vivien­do cada una. Eso fue el libro don­de con­tá­ba­mos lo que nos había pasa­do con un con­tex­to polí­ti­co de la situa­ción en la que había­mos sido dete­ni­das la mayo­ría: cuál era el país don­de entra­mos, cuál era el país don­de sali­mos. Logra­mos pre­sen­tar­lo en el 2006 en el mar­co de la Feria del Libro, des­gra­cia­da­men­te ya había falle­ci­do Maria­na Cres­po pero otras com­pa­ñe­ras se pusie­ron el libro al hom­bro. Eso lo hace­mos con la nece­si­dad de con­tar lo que había­mos vivi­do aden­tro y cola­bo­rar con los jui­cios que noso­tras está­ba­mos pidien­do, y que más o menos en esos días empe­za­ba a vis­lum­brar­se la posi­bi­li­dad de que se iban a dar esos jui­cios con­tra los que habían come­ti­do los crí­me­nes de lesa huma­ni­dad, los due­ños del geno­ci­dio en Argentina.”

«Sali­mos, sobre­vi­vi­mos y eso tenía que valer»

Des­pués del lan­za­mien­to de Noso­tras, pre­sas polí­ti­cas, las reper­cu­sio­nes empe­za­ban a mani­fes­tar la nece­si­dad de una con­ti­nui­dad: de con­tar el triun­fo de la vida que ellas pro­ta­go­ni­za­ron los años siguien­tes. «Empe­za­mos a ver las reper­cu­sio­nes. Tuvi­mos reper­cu­sio­nes en todo el país y tam­bién en otros paí­ses don­de había com­pa­ñe­ras viviendo.

La devo­lu­ción en gene­ral era que hacía­mos aho­ra, como nos había­mos inser­ta­do des­pués que sali­mos, que había sido de nues­tras vidas. Ese era el reque­ri­mien­to que reci­bía­mos como res­pues­ta. Enton­ces ahí empe­za­mos tibia­men­te a decir que tenía­mos que escri­bir eso: lo que nos piden. Como segui­mos vivien­do. Como rom­pi­mos con esa iner­cia de la deten­ción, el para­te fami­liar, de toco. Como empe­za­mos. La tec­no­lo­gía nos fue ayu­dan­do, nos comu­ni­cá­ba­mos por correo elec­tró­ni­co, wasap. De algu­na mane­ra nos man­tu­vi­mos uni­das con un fuer­te lazo duran­te muchos años, pero esta tec­no­lo­gía nos ayu­dó a que nos acer­cá­ra­mos más”.

La nece­si­dad de reen­con­trar­se, de cele­brar­se, de recor­dar a quie­nes ya no están las man­tu­vo uni­das y moti­vó nue­vos encuen­tros y com­pro­mi­sos. «Más allá de los abra­zos vir­tua­les que­re­mos abra­zos reales. Ahí sur­ge la nece­si­dad de jun­tar­nos en el Bauen, en Julio de 2019. Ahí lle­ga­mos a ser cer­ca de 300. Había algu­nas com­pa­ñe­ras que no se habían vis­to en 40 años. Y otras que habían pasa­do 10 o 15 años que no nos había­mos vis­to: qui­zás en algún cum­plea­ños o algún acto en Pla­za de Mayo el 24 de mar­zo, pero bueno, según don­de vivas o con quien te encuen­tres, no siem­pre te encon­trás con todo el mun­do que está en la pla­za”, expli­ca Isabel.

Tras el encuen­tro sur­gie­ron varias ideas y acti­vi­da­des, como par­ti­ci­par del Encuen­tro Nacio­nal de Muje­res rea­li­zan­do talle­res en los que com­par­tie­ron sus expe­rien­cias. “En octu­bre de 2019 se bus­có estar ins­crip­ta en el Encuen­tro de las Muje­res y hacer un taller sobre la resis­ten­cia, como había­mos noso­tras, des­pués de la cár­cel, vivi­do nues­tra situa­ción, como nos había­mos inser­ta­do. Y un taller que al prin­ci­pio se pen­só que iba a ser uno o dos, ter­mi­na­ron sien­do 6 o 7 talle­res con un mon­tón de gen­te. Gen­te joven, abue­las con nie­tas, y a par­tir de eso las com­pa­ñe­ras vie­ron que evi­den­te­men­te hay un reque­ri­mien­to de saber de esta expe­rien­cia, no solo des­de las devo­lu­cio­nes de los libros, sino en los talle­res que hay muje­res que les interesa».

La con­ti­nui­dad de las luchas feministas

Isa­bel tam­bién se tomó un tiem­po para rela­tar, des­de su visión y opi­nión, las con­ti­nui­da­des de las luchas de las muje­res: una his­to­ria que tie­ne lar­ga data y que, en esa con­ti­nui­dad, se unen gene­ra­cio­nes de muje­res: des­de las sufra­gis­tas, has­ta las pri­me­ras can­di­da­tas des­pués la con­quis­ta del voto feme­nino duran­te el pri­me­ro pero­nis­mo, las luchas por los anti­con­cep­ti­vos y el sexo libre en los años 6070 has­ta las actua­les luchas por el dere­cho a deci­dir y con­tra el capi­ta­lis­mo patriar­cal. «Den­tro de la socie­dad argen­ti­na hay una lar­ga his­to­ria de las luchas del femi­nis­mo, o al menos de los dere­chos de las muje­res. Por ejem­plo: en la épo­ca del pero­nis­mo, Eva Perón impul­sa fuer­te­men­te el voto feme­nino, pero no sola­men­te el voto feme­nino sino la par­ti­ci­pa­ción polí­ti­ca real de la mujer. Mien­tras se dis­cu­tía lo del voto, man­da a orga­ni­zar en el país uni­da­des de enro­la­mien­to, diga­mos, para hacer­se un docu­men­to (la mujer no tenía docu­men­to para votar) y hace ins­crip­cio­nes en todo el país, y eso hace a la orga­ni­za­ción polí­ti­ca nacio­nal: las muje­res orga­ni­za­das para votar. Eso es una pre­pon­de­ran­cia a la mujer, que antes no había teni­do. Siem­pre hubo luchas de las muje­res por sus dere­chos con alti­ba­jos, pero en ese momen­to, des­de el poder, la mujer del pre­si­den­te impo­ne ese tipo de orga­ni­za­ción, lo que supo­ne un fuer­te empo­de­ra­mien­to para las muje­res. Des­pués de esa elec­ción, cer­ca del 30% de los dipu­tados y sena­do­res, son muje­res. Y en ambas cáma­ras y legis­la­tu­ras regio­na­les, las muje­res pre­si­den comi­sio­nes impor­tan­tes: de rela­cio­nes eco­nó­mi­cas, inter­na­cio­na­les, de indus­tria. Eso es un acer­ca­mien­to con el empo­de­ra­mien­to de la mujer, como sus orga­ni­za­cio­nes en luga­res de tra­ba­jo orga­ni­za­das como enfer­me­ras, por ejem­plo, con sus cur­sos, con su for­ma­ción, pero con la liber­ta­do­ra, en el 55 esas cosas se per­die­ron, y fue­ron per­se­gui­das esas muje­res. Des­pués hay una lucha por ir des­ha­cién­do­nos de las suce­si­vas dic­ta­du­ras, don­de luchá­ba­mos jun­tas las muje­res con los varo­nes. Por supues­tos las muje­res vamos abrién­do­nos deter­mi­na­dos cami­nos. No te olvi­des que noso­tras somos la gene­ra­ción de la mini­fal­da, los anti­con­cep­ti­vos, la libe­ra­ción de la mujer: se habla­ba en aquel momen­to, del sexo libre, como valo­res deter­mi­na­dos que hacían que había un avan­ce de la muje­res. Noso­tras está­ba­mos en ese mar­co, des­pués la dic­ta­du­ra vol­vió a apla­car y bajar ese nivel de las luchas por­que lo que había que hacer era luchar con­tra un enemi­go común», señalo.

Uno de los tan­tos abra­zos en el reen­cuen­tro de junio del año 2019 en el Bauen. Foto: Lidia Barán

Las con­quis­tas par­cia­les tam­bién per­mi­ten un avan­ce a medi­da que se adquie­ren dere­chos, en el caso de las muje­res las con­quis­tas son un avan­ces para «ir por mas» y avan­zar en la lucha con­tra el patriar­ca­do, ‚y así lo seña­la Isa­bel a la hora de hablar de las luchas actua­les. «No es una lucha solo por el abor­to. Impli­ca la liber­tad de la mujer para deci­dir sobre su cuer­po. En esas luchas, noso­tras, apo­ya­mos: algu­nas han esta­do y siguen estan­do fuer­te­men­te invo­lu­cra­das: com­pa­ñe­ras que están al fren­te de esos recla­mos. Otras hemos acom­pa­ña­do. La mayo­ría par­ti­ci­pa­mos acom­pa­ñan­do esos pro­ce­sos. par­ti­ci­pan­do de movi­li­za­cio­nes, de talle­res, y de los encuen­tro anua­les de muje­res. A noso­tras nos ha encon­tra­do en ese lugar. Y si bien no es nue­vo, aplau­di­mos la irrup­ción de esta muje­res jóve­nes, de estas pibas, que con tan­ta fuer­za recla­man por la con­so­li­da­ción de esos dere­chos y la adqui­si­ción de nue­vos«.

«Ni muer­tas ni locas»

El libro es el tes­ti­mo­nio de una con­ti­nui­dad de una vida mili­tan­te que con­ti­núa a pesar de todo. «Valo­ra­mos nues­tra orga­ni­za­ción. Nos hemos man­te­ni­do orga­ni­za­das para resis­tir en la cár­cel. Orga­ni­za­das para que todas ten­ga­mos nues­tras nece­si­da­des aden­tro: para asis­tir a una com­pa­ñe­ra que esta­ba enfer­ma, o a para cola­bo­rar con la ope­ra­ción de otra. Jun­tar­nos para fes­te­jar los cum­plea­ños. Nos hemos man­te­ni­do orga­ni­za­das para par­ti­ci­par polí­ti­ca­men­te: algu­nas en un lado, otras en otro, siem­pre prio­ri­zan­do la soli­da­ri­dad y la orga­ni­za­ción. Para noso­tras, los obje­ti­vos de libe­ra­ción no están cum­pli­dos. Segui­mos man­te­nien­do eso. Algu­nas creí­mos que con gobier­nos nacio­na­les y popu­la­res como hubo en Lati­noa­mé­ri­ca estu­vi­mos mas cer­ca, otras creen que esto no es sufi­cien­te, que así no vamos a lle­gar nun­ca al socia­lis­mo y que hay que tomar medi­das mucho mas drás­ti­cas. Pero bueno, vamos, en su medi­da y armo­nio­sa­men­te,. Mien­tras tan­to vamos dan­do res­pues­tas a los jui­cios, vamos dan­do res­pues­tas polí­ti­cas, cada una en el lugar don­de ha ido. Creo que lo que pode­mos trans­mi­tir es eso: la soli­da­ri­dad y la orga­ni­za­ción, que somos muje­res comu­nes y corrien­tes con volun­tad de lucha para tener un país don­de val­ga la pena vivirlo».

A par­tir del 15 de octu­bre Noso­tras en liber­tad se encuen­tra dis­po­ni­ble en este sitio web

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