Argen­ti­na. El abu­so en la infan­cia no es un cuento

Por María Inés Alva­ra­do, Resu­men Lati­no­ame­ri­cano, 22 de octu­bre de 2021.

La reve­la­ción hecha por el actor Toto Kirz­ner, hijo de Adrián Suar y Ara­ce­li Gon­zá­lez, sobre los abu­sos sexua­les de los que fue­ra víc­ti­ma duran­te su niñez, con­mo­cio­nó a la opi­nión públi­ca y puso en evi­den­cia la impor­tan­cia de hablar de una de las for­mas de vio­len­cia hacia las infan­cias que ha esta­do invi­si­bi­li­za­da duran­te muchos años: el ASI (Abu­so Sexual en la Infan­cia). El ASI cons­ti­tu­ye un deli­to tipi­fi­ca­do en el Códi­go Penal como “Deli­tos con­tra la inte­gri­dad sexual” y es una vul­ne­ra­ción a los dere­chos de niñe­ces y ado­les­cen­cias con­for­me a la Ley Nacio­nal 26.061, de Pro­tec­ción Inte­gral de niños, niñas y adolescentes.

El abuso en la infancia no es un cuento
El abu­so en la infan­cia no es un cuento

Si bien en Argen­ti­na no exis­ten datos ofi­cia­les sobre abu­so sexual con­tra NNyA, a par­tir de diver­sos estu­dios espe­cia­li­za­dos en la temá­ti­ca, la Guía Abu­so sexual con­tra niños, niñas y ado­les­cen­tes, publi­ca­da por Uni­cef en 2017, seña­la que son más fre­cuen­tes de lo que se cree y su núme­ro supera las denun­cias. Ade­más, hay que tener en cuen­ta que, a nivel mun­dial, según un infor­me de sep­tiem­bre de 2016 de la Orga­ni­za­ción Mun­dial de la Salud (OMS) 1 de cada 5 muje­res y 1 de cada 13 varo­nes han decla­ra­do haber sufri­do abu­sos sexua­les duran­te su infan­cia, lo cual da cuen­ta de que el abu­so sexual repre­sen­ta una pro­ble­má­ti­ca que afec­ta fuer­te­men­te a las infan­cias y ado­les­cen­cias en todo el mundo.

El ASI es una de las peo­res for­mas de vio­len­cia. Las víc­ti­mas sufren un daño irre­pa­ra­ble a su inte­gri­dad físi­ca, psí­qui­ca y moral, al vul­ne­rar los dere­chos a la inti­mi­dad, a la pri­va­ci­dad y a no ser expues­to a nin­gún tipo de vio­len­cia, abu­so o explo­ta­ción, todos pro­te­gi­dos a nivel inter­na­cio­nal por la Con­ven­ción sobre los Dere­chos del Niño y a nivel nacio­nal por la ya men­cio­na­da Ley Nacio­nal 26.061. Siem­pre que se hace men­ción a este deli­to, las esta­dís­ti­cas indi­can que el 95% de los abu­sa­do­res son varo­nes y alre­de­dor del 90% son fami­lia­res o per­so­nas cer­ca­nas al entorno de con­fian­za de la víc­ti­ma y se cal­cu­la que, de cada 1000 casos se denun­cian 100 y sólo uno se condena.

Muchos son los mitos que ron­dan el ASI, pero en este caso en par­ti­cu­lar, es bueno men­cio­nar dos:

Uno: Los abu­sos sexua­les ocu­rren con­tra NNyA de fami­lias con meno­res recur­sos. El caso de Toto Kirz­ner ocu­rrió en un country, en el seno de una fami­lia de cla­se media y públi­ca­men­te reconocida.

Dos: Los agre­so­res son per­so­nas ais­la­das social­men­te que tie­nen un per­fil de per­so­na­li­dad espe­cí­fi­co y algún tipo de enfer­me­dad men­tal o per­ver­sión. Este caso tam­bién demues­tra que cual­quier per­so­na pue­de ser un abu­sa­dor, dado que la denun­cia fue rea­li­za­da con­tra un adul­to varón que tra­ba­ja­ba en el lugar de los hechos, rea­li­zan­do tareas de con­fian­za de las per­so­nas que vivían en el barrio y cuya con­duc­ta social no mos­tra­ba un per­fil psi­có­ti­co o perverso.

Por otro lado, apa­re­ce tam­bién en esta con­fe­sión el peso del “secre­to”. Las víc­ti­mas de ASI tie­nen mie­do de con­tar lo suce­di­do por­que se sien­ten cul­pa­bles de los abu­sos, lo cual se mani­fies­ta en una espe­cie de «pac­to» con su abu­sa­dor y pue­den callar­lo por años. No hay una úni­ca rece­ta para que un niño, niña o ado­les­cen­te víc­ti­ma de abu­so pue­da poner­lo en pala­bras, cada uno/​a lo hará a su tiem­po, en el ámbi­to y momen­to que sien­ten y pue­den hacer­lo. Lo que si se hace nece­sa­rio, es refor­zar la impor­tan­cia que tie­ne la Edu­ca­ción Sexual Inte­gral (ESI) en las escue­las­pa­ra pre­ve­nir y dar herra­mien­tas a niñe­ces y ado­les­cen­cias víc­ti­mas de abu­so para que pue­dan con­tar lo que les pasa.

La ESI es fun­da­men­tal para que NNyA apren­den a dife­ren­ciar los víncu­los afec­ti­vos de los abu­si­vos, ade­más de iden­ti­fi­car situa­cio­nes de vio­len­cia, brin­dar herra­mien­tas de auto­pro­tec­ción, esta­ble­cer un espa­cio de escu­cha, insis­tir en pro­mo­ver el dere­cho a la inti­mi­dad pro­pia y aje­na, refle­xio­nar sobre el peso de los secre­tos y que nadie pue­de obli­gar­les a guar­dar secre­tos incó­mo­dos, for­ta­le­cer la auto­no­mía y el valor del NO cuan­do alguien inten­ta vul­ne­rar­los y, sobre todo, favo­re­cer el diá­lo­go y que sien­tan que su pala­bra tie­ne valor.

El rela­to del joven actor, que guar­dó silen­cio por temor duran­te los dos años pos­te­rio­res al hecho, pone de mani­fies­to la impor­tan­cia de seguir insis­tien­do que, la mejor herra­mien­ta para ter­mi­nar con este fla­ge­lo es for­ta­le­cer a niñe­ces y ado­les­cen­cias, y eso lo logra la ESI.

(*) Docen­te, comu­ni­ca­do­ra. Co-direc­to­ra de La ESI en jue­go.
Fuen­te Dia­rio Digi­tal Femenino

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