Resumen Latinoamericano, 21 de octubre de 2021.
Cada vez son más corrientes las denuncias que llegan desde todos los puntos del país donde mal habitan pueblos originarios. En este caso la referencia viene desde Salta, más concretamente de la zona de Tartagal, donde hay empresarios y algunos capataces que maltratan a sus trabajadores como si estuvieran en la Edad Media.
En este caso, se trata de un patrón de un patrón altanero y despótico llamado Luis Roca, que posee un aserradero que está a la vera de la ruta 86 a unos cuatro kilómetros de Tartagal. En ese lugar, el día martes, Roca como suele hacer siempre según cuentan los que lo conocen, llegó al lugar y se puso a gritar contra el personal, muchos de ellos de la comunidad wichi de la zona. Uno de los muchachos que estaba trabajando se indignó por como los estaban “gritoneando” y se apartó una metros del lugar, pero Roca lo persiguió y lo golpeó reiteradamente en el rostro.
Para hablar de esta situación que evidentemente se repite y que combina explotación con racismo, nos pusimos al habla con el Cacique wichí Modesto Rojas, de la Comunidad Lantawos Fwolit ubicada en el km 5 de Tartagal. Rojas es el coordinador de la ruta 86 y dirigente nacional de la Asociación Indígena de la República Argentina (AIRA). Él nos contó que el muchacho agredido tiene varias hematomas y la boca hinchada que no ha podido comer desde ese día, y que tampoco le han pagado los días trabajados “y no le han dado ni para comprarse remedios, sabiendo que es una persona muy humilde como todos los que trabajan en la zona”.
Según el cacique, lo que ocurrió esta vez es una situación repetida, ya que “este señor siempre maltrata a su gente, yo no puedo entender como un patrón que quiere que su gente le trabaje pueda estar siempre a los gritos e incluso agrediendo físicamente a los trabajadores”.Al parecer, días atrás Roca tuvo otro altercado con un hombre de unos 40 años. Según Rojas, estaba cortando madera, y vendió una maderista a otro señor, y a partir de ese momento Roca lo amenazó duramente y le dijo que lo iba a hacer cagar, pero como el hombre no se dejó patotear no pasó de ahí”.Rojas denunció también que casos como el de Roca hay muchos en la zona, ya que el maltrato con los wichies y otros pueblos originarios está naturalizado. “Los patrones pagan mal y en negro. Muchas veces dan coca y cigarro y lo empatan con el sueldo, y también suele darle bebida a la gente para adormecerlos y que no protesten”.
Otro detalle es el rápido enriquecimiento de Roca: según el cacique ´»él era un trabajador que tres meses atrás tenía un solo tractorcito. Luego se compró dos camiones, y luego una camioneta, y luego otro camión. Hay sospechas que no solo trabaja con la madera y pagando sueldos de hambre».
Como suele ocurrir en estos casos, el gobierno y sus funcionarios están ausentes y solo aparecen cuando hay elecciones. También de nada sirven las denuncias porque no son tenidas en cuenta cuando provienen de una persona humilde o de un indígena. Rojas, por ejemplo, presentó una denuncia sobre lo ocurrido en el aserradero pero está convencido que no va a pasar nada “ya que todos los jueces y fiscales son de Tartagal y favorecen a los de su clase y nosotros siempre somos los desfavorecidos”.
Por último, el cacique Rojas señaló que ya ha ido dos veces al aserradero para hablar con Roca y este parece “que se esconde, porque siempre me dicen que no está o que está de viaje”, pero estamos decididos a que no nos sigan tratando de esta forma”.
Así están los pueblos originarios en cada uno de los rincones de este país. En algunos lados los explotan, en otros no los quieren atender en los hospitales, en la mayoría los ningunean o discriminan, y hay zonas donde también los matan, o de hambre, o de enfermedades curables o directamente a tiros como ocurrió con Rafael Nahuel.