Por Olmo Calvo, Resumen Latinoamericano, 29 de octubre de 2021.
Patacamaya es un un pueblo a 90 kilómetros de La Paz (Bolivia). Existe un hospital con tres salas para partos interculturales, donde las mujeres indígenas hacen respetar sus derechos y eligen de qué forma nacen sus hijas e hijos.
Bolivia tiene una de las tasas de mortalidad materna e infantil más altas de América Latina. En el departamento de La Paz el 90 por ciento de la población es indígena y la mayoría desconfía de la medicina biomédica, blanca. Una de las principales causas es el elevado número de cesáreas practicadas: el 40 por ciento de todos los partos. Esta práctica quirúrgica provoca una herida en el abdomen que puede tardar semanas en curarse. En la mayoría de los casos, las mujeres aymaras no pueden permitirse quedarse mucho tiempo sin trabajar sus tierras o cuidar de sus animales. Por eso muchas mujeres dan a luz en sus casas.
Desde 2006, el gobierno de Evo Morales ha creado en algunos hospitales habitaciones acondicionadas según las tradiciones indígenas, donde médicos y parteras trabajan juntos. Esta iniciativa supuso que las mujeres que no confían en la medicina biomédica vayan a los hospitales a dar a luz.
En Patacamaya, un pequeño pueblo a 90 kilómetros de la capital de La Paz, existe un hospital con tres salas para partos interculturales. Las paredes están pintadas con tonos cálidos, pisos de madera y una pequeña cocina. También hay dos camas grandes, una para las mujeres y otra para sus familiares. En el momento del parto, la mujer elige la posición que desea: acostada en la cama, de rodillas o sentada. Si durante el parto aparece alguna complicación, las madres podrían ser trasladadas de inmediato a una sala biomédica o incluso a un quirófano.
Publicado originalmente en Agencia Tierra Viva