Bra­sil. Mil días de agonía

Por Eric Nepo­mu­ceno. Resu­men Lati­no­ame­ri­cano, 3 de octu­bre de 2021.

El domin­go pasa­do el ultra­de­re­chis­ta Jair Bol­so­na­ro con­me­mo­ró sus pri­me­ros mil días ocu­pan­do el sillón pre­si­den­cial bra­si­le­ño. De hoy en ade­lan­te le que­dan unos 478 más.

¿Logra­rá Bra­sil sobrevivir?

Para cele­brar, Bol­so­na­ro des­fi­la por todo el país inau­gu­ran­do obras. Lo hizo con una agen­cia de ban­co fede­ral y la pavi­men­ta­ción de míse­ros diez kiló­me­tros de carretera.

En cam­pa­ña

Lo que impor­ta es, rom­pien­do toda la legis­la­ción elec­to­ral, inten­si­fi­car su cam­pa­ña anti­ci­pa­da para las pre­si­den­cia­les de octu­bre del año que vie­ne. Las pers­pec­ti­vas, en todo caso, son las peo­res: su gobierno es recha­za­do por 53 por cien­to de la pobla­ción, su apro­ba­ción ron­da el 25 por cien­to y todas las encues­tas indi­can una cla­ra vic­to­ria de Lula da Sil­va. Y más: Bol­so­na­ro per­de­ría con­tra todos los demás can­di­da­tos anun­cia­dos has­ta ahora.

Lue­go de haber con­vo­ca­do mani­fes­ta­cio­nes el pasa­do sie­te de sep­tiem­bre, fecha nacio­nal, que pedían, entre otros deta­lles, el cie­rre del Supre­mo Tri­bu­nal Fede­ral y del Con­gre­so, aho­ra se mues­tra más cal­mo.
Res­pues­ta

Es el resul­ta­do de la durí­si­ma res­pues­ta que reci­bió del pre­si­den­te de la cor­te supre­ma y del igual­men­te duro diá­lo­go tra­ba­do con uno de sus inte­gran­tes, bien como de la alar­ma dis­pa­ra­da por el ex pre­si­den­te Michel Temer, que lle­vó una car­ta paci­fi­ca­do­ra que Bol­so­na­ro fir­mó sin titu­bear. O divul­ga­ba una car­ta de dis­cul­pas o las con­se­cuen­cias serían tre­men­das no solo para él, sino para el país.

Ocu­rre que si ya no ata­ca a las ins­ti­tu­cio­nes ame­na­zan­do una rup­tu­ra, sigue espar­cien­do absur­dos sobre la pan­de­mia, diri­gi­dos al blo­que de sus segui­do­res más radi­ca­les, cal­cu­la­dos en 11 por cien­to de la población.

Así, insis­te en recor­dar que no se inmu­ni­zó, en decir que las vacu­nas son expe­ri­men­ta­les, y defien­de con vehe­men­cia el uso de medi­ca­men­tos que no solo son inefi­ca­ces sino que pue­den pro­vo­car efec­tos cola­te­ra­les que lle­ven pacien­tes a la muer­te. Ase­gu­ra que las mas­ca­ri­llas no sir­ven para nada, y defien­de que su uso obli­ga­to­rio no es más que una mues­tra de las ten­den­cias dic­ta­to­ria­les de gober­na­do­res y alcaldes.

Angus­tian­te

Tam­bién incen­ti­va la com­pra de armas, ase­gu­ra que la infla­ción no es cul­pa del gobierno, insi­núa que la situa­ción eco­nó­mi­ca es de las mejo­res del mun­do, en fin, hace amplia publi­ci­dad de lo que nadie ve.

Mien­tras, la reali­dad pal­pa­ble que sacu­de al país es angus­tian­te. En varias capi­ta­les regio­na­les, Río de Janei­ro entre ellas, se mul­ti­pli­can las colas en las puer­tas de car­ni­ce­rías bus­can­do hue­sos y patas de galli­na. El núme­ro de per­so­nas vivien­do en las calles dupli­có en menos de dos años. Las esce­nas de tachos de basu­ra sien­do revuel­tos en bús­que­da de res­tos de comi­da se tor­na­ron par­te del cotidiano.

Son casi quin­ce millo­nes de per­so­nas las que ingre­sa­ron en situa­ción de extre­ma pobre­za, acor­de a los tér­mi­nos de soció­lo­gos y eco­no­mis­tas, lo que pue­de tra­du­cir­se como pura mise­ria. Vale recor­dar que, en tiem­pos del pre­si­den­te Lula, Bra­sil había sali­do del mapa mun­dial de miseria.

Hay otros cator­ce millo­nes y qui­nien­tos mil des­em­plea­dos, die­ci­nue­ve millo­nes que tie­nen ham­bre, alre­de­dor de trein­ta y cua­tro millo­nes que a duras penas logran tra­ba­jos pre­ca­rios. Y al menos 600 mil muer­tos por la pandemia.

La canas­ta fami­liar expe­ri­men­tó un aumen­to pro­me­dio de 30 por cien­to en los últi­mos doce meses.

En mil días, Bol­so­na­ro logró pro­fun­di­zar la mise­ria, el ham­bre, el des­em­pleo. Espar­ció angus­tia por doquier. Logró liqui­dar la espe­ran­za, al menos con rela­ción a lo que toda­vía que­da de su man­da­to presidencial.

Ines­ta­bi­li­dad

Sus segui­das mues­tras de ines­ta­bi­li­dad con­tri­bu­ye­ron de for­ma con­cre­ta para ale­jar inver­sio­nis­tas, deva­luan­do la mone­da bra­si­le­ña. Con eso, más infla­ción, más mise­ria, más hambre.

El sec­tor indus­trial enco­gió de mane­ra alar­man­te. Las expor­ta­cio­nes bra­si­le­ñas se redu­cen, en la prác­ti­ca, al cam­po, el lla­ma­do agro­ne­go­cio, que crea pocos pues­tos de tra­ba­jo en com­pa­ra­ción con los que crean la indus­tria y los ser­vi­cios. O mejor, creaban.

La demo­ra injus­ti­fi­ca­ble para adqui­rir inmu­ni­zan­tes, jun­to a su per­ma­nen­te cam­pa­ña para incen­ti­var la fal­ta de con­fian­za en su efi­ca­cia, son con­si­de­ra­dos fac­to­res cru­cia­les para el cua­dro eco­nó­mi­co y social que se tra­du­ce en más desempleo.

Men­ti­ras y verdades

Men­ti­ro­so con­tu­maz e incu­ra­ble, por estos días Bol­so­na­ro dijo una de las dos o tres ver­da­des pro­fe­ri­das por él des­de su lle­ga­da a la presidencia.

Recor­dó que nada está tan mal que no pue­da empeo­rar. Pero olvi­dó men­cio­nar sus coti­dia­nos esfuer­zos para que eso ocurra.

Fuen­te: Pági­na 12

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