Chi­le. El fin de la transición

Por Andrés Kogan Val­de­rra­ma, Resu­men Lati­no­ame­ri­cano, 29 de octu­bre de 2021.

El pró­xi­mo 19 de noviem­bre el pue­blo chi­leno eli­ge al nue­vo pre­si­den­te. El país vive un momen­to his­tó­ri­co, en el que pue­de derro­tar por com­ple­to el lega­do pinochetista.

El even­tual triun­fo del can­di­da­to del pac­to Aprue­bo Dig­ni­dad (AD), Gabriel Boric, a solo sema­nas de la pri­me­ra vuel­ta pre­si­den­cial en Chi­le (19 de noviem­bre), ha gene­ra­do, como era de espe­rar, una feroz reac­ción de par­te de los gran­des gru­pos eco­nó­mi­cos y mediá­ti­cos del país, til­dán­do­lo de fal­ta de expe­rien­cia, de extre­mo, de igno­ran­te, sin cono­ci­mien­to en eco­no­mía y de tan­tos otros luga­res comu­nes de la dere­cha tec­no­crá­ti­ca neoliberal.

Inclu­so, ante la deses­pe­ra­ción de estos gru­pos den­tro de un momen­to polí­ti­co com­ple­ta­men­te adver­so a sus intere­ses, lue­go de las aplas­tan­tes derro­tas que ha teni­do la dere­cha ins­ti­tu­cio­nal en las últi­mas elec­cio­nes, están levan­tan­do e inflan­do cada vez con más fuer­za, la can­di­da­tu­ra de ultra­de­re­cha de José Anto­nio Kast, repre­sen­tan­te del pino­che­tis­mo y del nega­cio­nis­mo, a tra­vés de un dis­cur­so de odio de manual, que bus­ca la pola­ri­za­ción del país entre dos supues­tos ban­dos (patrio­tas ver­sus anti-patriotas).

El pro­ble­ma para ellos es que, más allá del inten­to des­ca­ra­do de posi­cio­nar a Kast en las encues­tas, estos comi­cios no son como cual­quier otro. Más allá de que vuel­van a usar la bási­ca estra­te­gia de cam­pa­ña del terror, de que lle­ga­do Boric a la pre­si­den­cia nos con­ver­ti­re­mos rápi­da­men­te en la Vene­zue­la de Madu­ro, o en un país domi­na­do por la vio­len­cia de cier­tos gru­pos, no solo no es creí­ble sino que se des­en­mas­ca­ró com­ple­ta­men­te con la masi­va revuel­ta social del año 2019.

Chile Gabriel Boric la-tinta

Por lo mis­mo, resul­ta atem­po­ral que Kast y los gran­des gru­pos eco­nó­mi­cos crean que se debe “recu­pe­rar” Chi­le, a tra­vés de una necro­po­lí­ti­ca del orden públi­co, que nie­ga dere­chos huma­nos bási­cos y pro­po­ne la reduc­ción del Esta­do al míni­mo, bus­can­do así pro­te­ger los pri­vi­le­gios de una eli­te que ha secues­tra­do la demo­cra­cia por más de 30 años.


Lo que se ha esta­do pidien­do en Chi­le es jus­ta­men­te lo con­tra­rio, más aún en este con­tex­to de pan­de­mia. Es decir, des­con­cen­tra­ción del poder polí­ti­co y eco­nó­mi­co, for­ta­le­ci­mien­to del Esta­do, apo­yo real a las peque­ñas empre­sas, fin a las AFP, con­si­de­ran un dere­cho humano el agua, el fin de la deu­da uni­ver­si­ta­ria, un sis­te­ma uni­ver­sal de salud, el reco­no­ci­mien­to de los pue­blos indí­ge­nas, el fin a las zonas de sacri­fi­cio, y la refun­da­ción del cuer­po de Carabineros.


No ver aque­llo es negar­se a un pro­ce­so en cur­so, sin vuel­ta atrás, en don­de los movi­mien­tos socia­les y millo­nes de per­so­nas lle­va­ron a la cla­se polí­ti­ca a gene­rar las bases ins­ti­tu­cio­na­les para que el pue­blo deci­die­ra si que­ría o no una nue­va Cons­ti­tu­ción, devol­vién­do­le así la dig­ni­dad per­di­da con el gol­pe de Esta­do de 1973 y lue­go con una tran­si­ción demo­crá­ti­ca pac­ta­da, que fue más una tran­sac­ción entre la dere­cha y una izquier­da social de mercado.

Ante esto, el tre­men­do apo­yo que está reci­bien­do Gabriel Boric tie­ne rela­ción con su pro­pia lucha con­tra el neo­li­be­ra­lis­mo, al haber sido par­te fun­da­men­tal del movi­mien­to estu­dian­til uni­ver­si­ta­rio del año 2011 con­tra el lucro en la edu­ca­ción, como voce­ro de la Con­fe­de­ra­ción de Estu­dian­tes de Chi­le (CONFECH), en com­pa­ñía de diri­gen­tes como Gior­gio Jack­son y Cami­la Valle­jo, con quie­nes lle­ga­ría des­pués a ser diputado.

Asi­mis­mo, el apo­yo que ha reci­bi­do tie­ne rela­ción tam­bién con su pro­pia pro­ce­den­cia de la región de Maga­lla­nes, la cual lo ha lle­va­do a tener un dis­cur­so crí­ti­co del cen­tra­lis­mo en Chi­le, el cual vie­ne des­de los ini­cios del Esta­do Uni­ta­rio de Chi­le, en don­de San­tia­go ha impues­to su orden y ha saquea­do las rique­zas natu­ra­les del res­to de las regiones.

De ahí, que haya toma­do las ban­de­ras de la edu­ca­ción públi­ca y la des­cen­tra­li­za­ción todos estos años en el Par­la­men­to, y se haya suma­do a otras luchas tam­bién (femi­nis­ta, disi­den­cias sexua­les, socio­am­bien­tal, mapu­che), for­man­do pri­me­ro el Fren­te Amplio (FA) y lue­go sien­do par­te del Pac­to Aprue­bo Dig­ni­dad (Par­ti­do Comu­nis­ta, Revo­lu­ción Demo­crá­ti­ca, Con­ver­gen­cia Social, Comu­nes, Fede­ra­ción Regio­na­lis­ta Ver­de Social, Movi­mien­to Unir, Fuer­za Común, Acción Huma­nis­ta, Izquier­da Cris­tia­na de Chile).

No es de extra­ñar, enton­ces, que el plan de gobierno que pro­po­ne Boric se plan­teen deman­das his­tó­ri­cas, como un nue­vo mode­lo eco­nó­mi­co jus­to y sus­ten­ta­ble, una refor­ma tri­bu­ta­ria que apun­te a los súper ricos, un sis­te­ma nacio­nal de cui­da­dos, un sis­te­ma de segu­ri­dad Social, la tran­si­ción ener­gé­ti­ca, una cul­tu­ra de cui­da­dos colec­ti­vos de salud men­tal, y un plan nacio­nal de dere­chos socia­les LGBTIAQ+, entre muchas otras.

No obs­tan­te, se hace fun­da­men­tal tam­bién en la cam­pa­ña pre­si­den­cial dar­le mucho más énfa­sis a lo que está pasan­do en la Con­ven­ción Cons­ti­tu­yen­te en cur­so, la cual ya se encuen­tra tra­ba­jan­do en los con­te­ni­dos a tra­vés de dis­tin­tas comi­sio­nes, para con­tras­tar así la cam­pa­ña de des­pres­ti­gio de los gran­des gru­pos mediá­ti­cos a este nue­vo órgano demo­crá­ti­co, en don­de Kast ha sido uno de sus prin­ci­pa­les voceros.

Si bien se entien­de que Gabriel Boric no quie­re inter­fe­rir en ese pro­ce­so cons­ti­tu­yen­te, es fun­da­men­tal mos­trar el carác­ter his­tó­ri­co de lo que está pasan­do en Chi­le, y cómo la pró­xi­ma elec­ción pre­si­den­cial es qui­zás la más impor­tan­te de todas, ya que quien sal­ga ele­gi­do será quien fir­me la nue­va Cons­ti­tu­ción, lue­go de ser apro­ba­da por el pue­blo en un nue­vo plebiscito.

En con­se­cuen­cia, sere­mos tes­ti­gos del fin de la Cons­ti­tu­ción de Augus­to Pino­chet y de la tran­si­ción, la cual no se qui­so cerrar por déca­das. Aho­ra es el momen­to de cam­biar Chi­le y sumar­se a este pro­yec­to trans­ver­sal y trans­for­ma­dor de Aprue­bo Dig­ni­dad, enca­be­za­do por Gabriel Boric, dejan­do de lado puris­mos ideo­ló­gi­cos e iden­ti­ta­rios de cier­tas izquier­das, que pare­cie­ra que tam­po­co entien­den el momen­to his­tó­ri­co que esta­mos vivien­do como país.

Fuen­te: La tinta

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