Por Guy Dinmore, Resumen Latinoamericano, 12 de octubre de 2021.
El congreso de conservación más influyente del mundo, reunido por primera vez desde el inicio de la pandemia de COVID-19, ha emitido su más dura advertencia hasta la fecha sobre la escalada de emergencias climáticas y de biodiversidad en el planeta.
“La humanidad ha alcanzado un punto de inflexión. Nuestra ventana de oportunidad para responder a estas emergencias interconectadas y compartir los recursos del planeta de forma equitativa se está reduciendo rápidamente», declaró la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) en su Manifiesto de Marsella al término de su Congreso Mundial de la Naturaleza en la ciudad portuaria francesa.
La declaración final del Congreso, realizado entre el 4 y el 10 de septiembre añadió que “nuestros sistemas actuales no funcionan. El éxito económico no puede seguir siendo a costa de la naturaleza. Necesitamos urgentemente una reforma sistémica».
El Congreso, que se celebra cada cuatro años pero que se retrasó en esta ocasión un año debido a la pandemia de covid, actúa como una especie de parlamento mundial sobre los principales temas de conservación, reuniendo una combinación única de Estados, agencias gubernamentales, organizaciones no gubernamentales (ONG), organizaciones de pueblos indígenas y miembros afiliados.
Sus resoluciones y recomendaciones no establecen políticas, pero han dado forma a los tratados y convenciones de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en el pasado y ayudarán a establecer la agenda de las dos próximas cumbres de foro multilateral: cambio climático y biodiversidad.
“Las decisiones tomadas aquí en Marsella impulsarán la acción para hacer frente a las crisis de la biodiversidad y el clima en la década crucial que viene», dijo Bruno Oberle, director general de la UICN.
A su juicio, “colectivamente, los miembros de la UICN están enviando un poderoso mensaje a Glasgow y Kunming”.
Se trata de la 26 Conferencia de las Partes (COP26) sobre la convención de cambio climático de las Naciones Unidas, que se realizará desde el 31 de octubre y hasta el 12 noviembre en la ciudad galesa de Glasgow, y de la 15 Conferencia de las Partes (COP15) del Convenio sobre Diversidad Biológica, que se realizará en la ciudad china de Kunming en abril y mayo de 2022, con una parte previa virtual este mismo mes.
El Congreso de una semana de la UICN, al que asistieron en Marsella cerca de 6000 delegados, con más de 3500 participantes en línea, fue inaugurado por el presidente francés Emmanuel Macron, quien afirmó en esa ocasión: “No hay vacuna para un planeta enfermo”.
Instó también a los líderes mundiales a asumir compromisos financieros para la conservación de la naturaleza equivalentes a los del clima, enumerando tareas como acabar con la contaminación por plásticos, detener la deforestación de las selvas tropicales erradicando sus materias primas en las cadenas de suministro y eliminar gradualmente los pesticidas.
El primer ministro chino, Li Keqiang, dijo en un mensaje grabado que la protección de la naturaleza y la lucha contra la crisis climática eran «cuestiones de seguridad no tradicionales».
El Manifiesto de Marsella destaca que algunos científicos temen que la emergencia climática «se acerque ya a un punto de inflexión irreversible», pero también subraya la existencia de «razones para ser optimistas».
«Somos perfectamente capaces de realizar un cambio transformador y hacerlo rápidamente… Invertir en la naturaleza es invertir en nuestro futuro colectivo», indica la declaración.
Los principales temas que dominaron el Congreso de la UICN fueron: el marco de conservación de la biodiversidad después de 2020; el papel de la naturaleza en la recuperación mundial de la pandemia; la emergencia climática; y la necesidad de transformar el sistema financiero mundial y dirigir las inversiones hacia proyectos que beneficien a la naturaleza.
Entre las 148 resoluciones y recomendaciones votadas en Marsella y a través de la votación en línea previa al encuentro, el Congreso pidió que 80 % de la Amazonia y 30 % de la superficie de la Tierra –tanto de superficie terrestre como oceánica- sean designados «áreas protegidas» para detener y revertir la pérdida de vida silvestre.
Los miembros también votaron abrumadoramente para recomendar una moratoria sobre la minería en aguas profundas y reformar la Autoridad Internacional de los Fondos Marinos, un organismo regulador intergubernamental.
«El rotundo sí en el apoyo a una congelación global de la minería de los fondos marinos es una clara señal de que no hay licencia social para abrir los fondos marinos a la minería», dijo Jessica Battle, líder de la Iniciativa de Minería de los Fondos Marinos del Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF), citada por medios internacionales.
Llamado a salvar a pueblos indígenas
La moción de emergencia que pide que cuatro quintas partes de la cuenca del Amazonas sean declaradas áreas protegidas para 2025 fue presentada por la Coordinadora de las Organizaciones Indígenas de la Cuenca Amazónica (Coica), un grupo que representa a los pueblos indígenas de nueve países sudamericanos. Se aprobó con un apoyo abrumador.
José Gregorio Díaz Mirabal, coordinador general de la Coica y líder del pueblo curripaco en Venezuela, dijo que la propuesta era un «plan para la salvación de los pueblos indígenas y del planeta».
La Amazonia ha perdido unos 10 000 kilómetros cuadrados cada año debido a la deforestación en las últimas dos décadas. Brasil no es miembro de la UICN, por lo que no pudo participar en la votación, que va en contra de la agenda del presidente de extrema derecha Jair Bolsonaro.
El Manifiesto de Marsella, de cinco páginas, hace repetidas referencias a los pueblos indígenas y a las comunidades locales, señalando «su papel central en la conservación, como líderes y custodios de la biodiversidad» y entre los más vulnerables a las emergencias climáticas y naturales.
En todo el mundo, los que trabajan para defender el medio ambiente están siendo atacados», recuerda el documento.
El grupo internacional Global Witness informó que al menos 227 activistas medioambientales y del derecho a la tierra fueron asesinados en 2020, el segundo récord anual consecutivo documentado. Los pueblos indígenas representaron un tercio de las víctimas. Colombia fue el país del mundo que más ataques registró.
La resolución, que pide que 30 % de la superficie terrestre y oceánica del planeta esté protegida para 2030, dice que las zonas seleccionadas deben incluir «puntos calientes de biodiversidad», «ser rigurosamente supervisadas y aplicadas, y reconocer los derechos de los pueblos indígenas a sus tierras, territorios y recursos».
El objetivo «30 para el 30» pretende ser un mensaje para la cumbre de la biodiversidad de la ONU, que tiene la tarea de elaborar un tratado de protección de la naturaleza para que sea aprobado en Kunming en mayo de 2022.
Muchos conservacionistas abogan por un objetivo más ambicioso, de 50 % en lugar de 30 %..
Sin embargo, la iniciativa «30 para el 30», que ya cuenta con el apoyo formal de Costa Rica, Francia y Reino Unido, preocupa mucho a algunos pueblos indígenas, que a menudo han sido marginados de los esfuerzos medioambientales y a veces incluso expulsados de sus tierras en nombre de la conservación.
El Congreso de la UICN también publicó su Lista Roja actualizada. El dragón de Komodo, el lagarto más grande del mundo, fue reclasificado de «vulnerable» a «en peligro», mientras que 37 % de las especies de tiburones y rayas están ahora en peligro de extinción. Por el contrario, cuatro especies de atún muestran signos de recuperación.
Craig Hilton-Taylor, jefe de la Unidad de la Lista Roja de la UICN, dijo que la tasa actual de extinción de especies es entre 100 y 1000 veces superior a la tasa “normal” o “de fondo”, una advertencia de que la Tierra está en la cúspide de la sexta fase de extinción masiva.
La quinta, conocida como la extinción masiva del Cretáceo, ocurrió hace 65 millones de años, matando a 78 % de las especies, incluidos los dinosaurios no avianos /sin plumas) restantes.
Una de las mociones más controvertidas aprobadas fue la relativa a la «biología sintética» o ingeniería genética, que podría favorecer la extinción localizada de una especie. La moción abre el camino a una mayor investigación y experimentación de la tecnología llamada «gene drive».
Esta podría utilizarse para combatir especies invasoras, como roedores, serpientes y mosquitos, que han acabado con otras especies, sobre todo aves, en hábitats insulares.
Correspondió a Harrison Ford, actor y activista de Hollywood de 79 años, ofrecer esperanza al Congreso rindiendo homenaje a los jóvenes ecologistas.
“Los refuerzos están en camino», dijo. «Ahora están sentados en las aulas, se aventuran en el campo por primera vez, escriben su tesis, lideran marchas, organizan comunidades, aprenden a convertir la pasión en progreso y el potencial en poder», adujo.
Andrea Athanas, director principal de la Fundación Africana para la Vida Silvestre, afirmó que había una sensación de optimismo en el aire de Marsella, reconociendo que las soluciones están al alcance de la mano.
Los sistemas autóctonos fueron elogiados por demostrar una relación armoniosa entre las personas y la naturaleza. En algunos lugares, las zonas protegidas se han recuperado y ahora están repletas de vida salvaje. El sector financiero se ha dado cuenta de los riesgos que corren las empresas por la degradación del medio ambiente y está calculando esos riesgos en el precio del capital.
“La crisis ofrece una oportunidad para el cambio, y las inversiones en una recuperación posterior a la covid presentan una oportunidad para reformar fundamentalmente nuestra relación con la naturaleza, poniendo los valores de la vida y de los demás en el centro de la toma de decisiones económicas», dijo a IPS.
Puede leer aquí la versión en inglés de este artículo.
Fuente: https://ipsnoticias.net/2021/10/la-humanidad-esta-en-un-punto-de-inflexion-conclusion-de-la-uicn/, Rebelión.