Eus­kal Herria. Si fué­ra­mos uruguayos

Por Jose Mari Espar­za Zaba­le­gi*, Resu­men Lati­no­ame­ri­cano, 20 de octu­bre de 2021.

Si los 749 vas­cos que salie­ron libres, la mayo­ría de ETA, y los que vol­vie­ron del exi­lio, hubie­ran sido chi­le­nos, uru­gua­yos o argen­ti­nos, hubie­ran sido lla­ma­dos héroes de la liber­tad. Como en Uru­guay, todos los pre­sos y tor­tu­ra­dos cobra­rían una pen­sión vita­li­cia nada desdeñable.

Duran­te déca­das, la pre­po­ten­cia espa­ño­la alar­deó de haber expor­ta­do a las dic­ta­du­ras ame­ri­ca­nas su modé­li­ca Tran­si­ción. Es cier­to que había simi­li­tu­des: todas par­tían de gol­pes mili­ta­res san­grien­tos y aca­ba­ron con apa­ños entre las éli­tes para entrar, borrón y cuen­ta nue­va, en demo­cra­cias vigi­la­das. Las cár­ce­les se abrie­ron y salie­ron de ellas los que más habían bre­ga­do por la liber­tad, con fie­rros gene­ral­men­te: tupa­ma­ros, mon­to­ne­ros, ERP, MIR… En las cár­ce­les espa­ño­las la mayo­ría eran vas­cos y de estos, la gran mayo­ría de ETA, la gran hos­ti­ga­do­ra del fran­quis­mo. Se sue­le olvi­dar que la dic­ta­du­ra espa­ño­la duró más que la de Chi­le, Uru­guay y Argen­ti­na jun­tas, y había pro­du­ci­do mucho mayor núme­ro de víc­ti­mas. Ergo, había aquí moti­vos más que sobra­dos para suble­var­se y armas tomar, por­que has­ta la Decla­ra­ción Uni­ver­sal de los Dere­chos Huma­nos recuer­da en su pró­lo­go que don­de no hay dere­chos, el hom­bre se ve com­pe­li­do «al supre­mo recur­so de la rebe­lión con­tra la tira­nía y la opresión».

Nos ven­die­ron una Espa­ña como expor­ta­do­ra de demo­cra­cia, obvian­do que esos paí­ses del cono sur son repú­bli­cas inde­pen­dien­tes, que vola­ron de la jau­la espa­ño­la con alas pro­pias. Con sus caren­cias, de sobra cono­ci­das, su tra­di­ción libe­ral y sen­ti­do demo­crá­ti­co es al espa­ñol lo que el cón­dor andino es al cuer­vo cas­te­llano. Nada que ver. Bas­ta recor­dar que des­de 1918 Uru­guay se sepa­ró ofi­cial­men­te de la Igle­sia, que no sos­tie­ne nin­gu­na reli­gión y que en suce­si­vos refe­rén­du­mes ha deci­di­do que las prin­ci­pa­les infra­es­truc­tu­ras del país no se pue­dan pri­va­ti­zar, como las tele­co­mu­ni­ca­cio­nes, el agua y la elec­tri­ci­dad. Como Espa­ña, vamos.

Ser­vi­dor tie­ne a gala tener gran­des ami­gos tupas, mon­tos, miris­tas y demás «terro­ris­tas» lati­no­ame­ri­ca­nos, hoy deve­ni­dos en escri­to­res, edi­to­res, cua­dros diri­gen­tes y ciu­da­da­nos cons­cien­tes, guia­dos en la paz por la mis­ma éti­ca y com­pro­mi­so social que les guió en los años de plo­mo. Muchos de ellos tra­ji­na­ron con vas­cos, hacien­do zulos (tatu­se­ras les lla­man allí) y otras mal­da­des, mien­tras el nava­rro Lucio Urtu­bia hacía pasa­por­tes fal­sos para todos. «Patria y liber­tad», decían allí. Como aquí, en vascuence.

En 1977 se logró la amnis­tía. Si los 749 vas­cos que salie­ron libres, la mayo­ría de ETA, y los que vol­vie­ron del exi­lio, hubie­ran sido chi­le­nos, uru­gua­yos o argen­ti­nos, hubie­ran sido lla­ma­dos héroes de la liber­tad. Como en Uru­guay, todos los pre­sos y tor­tu­ra­dos cobra­rían una pen­sión vita­li­cia nada des­de­ña­ble. Los años pasa­dos en pri­sión o en el exi­lio se con­ta­rían como coti­za­dos a la Segu­ri­dad Social y los fun­cio­na­rios recu­pe­ra­rían sus pues­tos de tra­ba­jo. Como en Argen­ti­na, los muer­tos, expre­sos y exi­lia­dos hubie­ran cobra­do altas indem­ni­za­cio­nes. Como en Chi­le, los hijos de ase­si­na­dos y tor­tu­ra­dos ten­drían la Uni­ver­si­dad gra­tis. Y a cuan­tos tuvie­ron que aban­do­nar los estu­dios por com­ba­tir la dic­ta­du­ra, se les reco­no­ce­rían los títu­los no obte­ni­dos, como jus­to homenaje.

Amén de todo esto, en esos tres paí­ses cien­tos de tor­tu­ra­do­res han sido juz­ga­dos, muchos están en la cár­cel y, sobre todo, se escu­pe sobre su memo­ria. Hay espe­jos más recien­tes en los que mirar­se: Méxi­co aca­ba de apro­bar una ley que deja en liber­tad a los pre­sos que hayan sido tor­tu­ra­dos. Algo lógi­co, tan­to por el bru­tal cas­ti­go ya sufri­do, como por la inva­li­dez de los jui­cios basa­dos en ese méto­do de incul­pa­ción. Con esa ley, todos los pre­sos vas­cos en cár­ce­les espa­ño­las debe­rían estar libres.

Qué es enton­ces lo que Espa­ña expor­tó de su «modé­li­ca» Tran­si­ción? Jus­ta­men­te todo lo con­tra­rio. Son los esbi­rros de la dic­ta­du­ra (Carre­ro, Ara­lu­ce), los tor­tu­ra­do­res como Meli­tón, los mili­ta­res gol­pis­tas y la poli­cía fran­quis­ta, quie­nes se lle­van los reco­no­ci­mien­tos y pre­ben­das como «víc­ti­mas», mien­tras que quie­nes se enfren­ta­ron a Fran­co, como Etxe­ba­rrie­ta, Asur­men­di, Otae­gi o Txi­ki, son til­da­dos de «terro­ris­tas». En Espa­ña, el mun­do es al revés.

Mas, aun­que resul­te un dis­pa­ra­te, bien­ve­ni­da sea esa no dife­ren­cia­ción entre la dic­ta­du­ra y lo ocu­rri­do tras apro­bar­se la Cons­ti­tu­ción «demo­crá­ti­ca», por­que es el vivo refle­jo de lo que pien­san cier­tas aso­cia­cio­nes de «víc­ti­mas del terro­ris­mo» y sus apo­lo­ge­tas. Es tam­bién el mejor rega­lo que nos han podi­do hacer a cuan­tos hemos defen­di­do que la Tran­si­ción fue un enga­ño, y como tal, com­ba­ti­ble. Y ese con­ti­nuis­mo neo­fran­quis­ta, que per­si­gue la memo­ria de los lucha­do­res vas­cos y aplau­de a los fran­quis­tas «caí­dos» ante­rior­men­te a 1978, nos lle­va curio­sa­men­te a un diag­nós­ti­co común: hon­ran a los suyos por­que defen­dían la uni­dad de Espa­ña y con­de­nan a los vas­cos por soca­var­la, les da igual que sea en régi­men fran­quis­ta o diz­que demo­crá­ti­co. Dime a quién hon­ras y te diré quién eres.

Por eso, todos los que dicen defen­der a las «víc­ti­mas» y las expo­nen como «refe­ren­tes de la demo­cra­cia» no se debe­rían ofen­der tan­to por­que otros exi­ja­mos la sali­da los pre­sos y que­ra­mos abra­zar­los a la sali­da. La ver­da­de­ra ofen­sa y ver­güen­za para ellos debe­ría ser ese cor­dón umbi­li­cal que les une con el fran­quis­mo («ata­do y bien ata­do» ¿recuer­dan?) y que, tras­cu­rri­dos cua­ren­ta años, han sido inca­pa­ces de cortar.

*Edi­tor

Itu­rria /​Fuen­te

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