Resumen Latinoamericano, 6 de octubre de 2021.
La Organización Internacional para las Migraciones (OIM) dio a conocer que en junio de este año se registró una cifra de 2 mil 884 migrantes haitianos de las 21 mil 300 personas de diferentes nacionalidades que pasaron por Guatemala. Sin embargo, este número se duplicó a 5 mil 706 de los 31 mil 682 registrados en el mes de julio.
De acuerdo con la información, la mayoría de los migrantes de origen haitiano utilizaron la frontera de El Corinto en Izabal, El Florido y Agua Caliente, ubicadas en Chiquimula, como ingreso al territorio guatemalteco y la frontera de Tecún Umán en San Marcos, como un canal de paso hacia México, aunque se reportaron pequeños flujos en otras fronteras de Petén y Huehuetenango. Los haitianos expresaron que su principal destino era llegar a los Estados Unidos.
A decir del organismo internacional, la cifra pudo haber variado debido a que algunas personas migrantes transitaron en horario nocturno para evitar puestos de control fronterizo y revisión sanitaria, instalados por agentes policiales en las rutas migratorias.
Debido a su condición geográfica, Guatemala forma parte de la crisis migratoria haitiana, por ser un país de ingreso, tránsito y retorno de migrantes de dicho país en diferentes contextos y circunstancias políticas; las cifras de haitianos en territorio guatemalteco, registradas por OIM en los meses de junio y julio, se asocian a la crisis política, histórica y coyuntural que viven las poblaciones de Haití.
La inestabilidad política y social de Haití ha sido una constante a lo largo de los años. Por ejemplo, uno de los antecedentes de esta crisis se refiere a la serie de manifestaciones ocurridas en 2019 en contra del entonces presidente Jovenel Moïse, que desde su llegada al poder en 2016 no logró solventar la situación económica del país, como lo había prometido en campaña.
Por el contrario, se produjo una serie de situaciones que afectaron a los ciudadanos, tales como la devaluación de su moneda, el incremento en los precios del combustible, fallos en el sistema de electricidad y un aumento del precio de la canasta básica de casi el 15%.
La escalada de inestabilidad y conflicto político en Haití llegó a su punto máximo el 8 de julio de 2021, cuando mercenarios extranjeros asesinaron al presidente en su residencia privada en Puerto Príncipe, la capital del país, dejando a la población nuevamente en una situación de crisis y empobrecimiento.
Haití el país pobre de América
Haití es reconocido como el país más pobre de América, una de las islas con mayor tasa de migración a nivel mundial. Desde su origen, los desastres naturales, el régimen de trabajos forzados, la segregación racial, las crisis económicas y políticas, acompañadas de altas tasas de pobreza, desnutrición, morbilidad, cambio climático y crisis medioambiental, han sido las causas históricas de la migración de su población.
El Índice de Desarrollo Humano de 2019 reportó que Haití ocupaba el puesto 168, de los más bajos a nivel mundial. Actualmente al menos unas 5.5 millones de personas viven con menos de dos dólares al día. Con estas descripciones se entiende por qué hubo un incremento de los flujos migratorios en los últimos meses de 2021, al punto de alcanzar un éxodo masivo de casi 14 mil migrantes haitianos varados en la frontera sur de Estados Unidos.
No obstante, el aumento de este flujo migratorio surge a partir del impacto social que provocó el terremoto en 2010, a lo que se suma la crisis que vive el país en 2021. Primero, el magnicidio del 8 de julio y segundo, el terremoto del 14 de agosto, que dejó a miles de haitianos en situación de calle, al perder sus viviendas.
Un tercer elemento fue el anuncio de Estados Unidos el 22 de mayo sobre una nueva designación del Estatus de Protección Temporal (TPS) para haitianos viviendo en ese país, que concluyó el 29 de julio. Sin embargo, la mala interpretación de esta medida sirvió como detonante para nuevos flujos migratorios desde Haití u otros países del sur de América como Chile, Ecuador, Venezuela, Colombia y Brasil, para asumir el TPS como una nueva oportunidad de ingreso.
Esta crisis ha sido evidente en la frontera sur de Estados Unidos con México, particularmente entre la ciudad de Acuña y Texas.
De acuerdo con datos del Colegio de la Frontera Norte (El Colef), hasta el pasado 27 de septiembre el campamento asentado debajo del puente internacional que comunica a Ciudad Acuña, en Coahuila, con la ciudad Del Río, Texas, pasó de albergar 14 mil migrantes haitianos a 230 en tan sólo unos días. Quienes permanecen en el Salón de Eventos Fandango –último albergue habilitado– a cargo del gobierno municipal de Acuña.
El número se redujo porque se creó una política concertada entre ambas autoridades para ir cercando el flujo migratorio de haitianos hacia el territorio estadounidense, que consistió en limitar el tránsito de las personas, revisar el estatus migratorio que tenían y dispersar a quienes aún permanecían en diferentes espacios públicos de Acuña. Es decir, que el número se fue reduciendo con redadas que realizan las autoridades mexicanas en hoteles, restaurantes, bares, transporte público y entre otros.
El Colef indicó que las autoridades migratorias de Estados Unidos y México de forma bilateral emprendieron esta estrategia “para cercar al grupo de 14 mil migrantes y reducirlo a menos de un cuarto de millar y encapsularlo en un salón de fiestas con capacidad para mil personas”.
Aunque también es importante considerar que los migrantes haitianos continúan llegando hacia la ciudad de Acuña con intenciones de cruzar hacia Estados Unidos, por lo cual aún se pueden encontrar migrantes haitianos en zonas aledañas y por supuesto en ruta a lo largo del territorio mexicano.
Datos de la agencia de noticias AFP detallan que “México destina casi 28 mil 400 efectivos a la vigilancia fronteriza, según el gobierno, que asegura que entre enero y agosto de 2021 fueron detenidos 147 mil 033 migrantes en situación irregular”.
Fuente: Prensa comunitaria