Por Regina Pérez, Resumen Latinoamericano, 8 de octubre de 2021.
Querellantes que son hijas y familiares de las y los detenidos-desaparecidos que aparecen en el Diario Militar, también conocido como Dossier de la Muerte, señalan que la búsqueda por la justicia en este caso inició hace 38 años, liderada por las mujeres que protestaban cada viernes frente al Palacio Nacional, en la capital de Guatemala, para exigir que sus familiares aparecieran con vida.
Alejandra Cabrera, hija de Leopoldo Cabrera, quien aparece en el Diario Militar bajo la ficha número 72, señaló que quienes empezaron la lucha de la búsqueda de las personas detenidas desaparecidas “fueron madres, hermanas, esposas, que empezaron a exigir, se enfrentaron incluso a Mejía Víctores, fueron a pedir que les devolvieran a sus familiares”.
Según Cabrera, más allá de trazar el sendero de la búsqueda de la verdad y la justicia, es importante porque sienta un precedente de que los tenían detenidos-desaparecidos “porque las autoridades negaron la existencia de estos hechos y eso sentó las bases, en este caso hay más de 90 habeas corpus que se presentaron entre 1983 – 1985, es un gran legado, además de su gran valor, de esa dignidad con que ellas luchaban y buscaban que sus familiares fueran devueltos, además nos dieron ese legado de la constancia, así que la lucha de ellas es sumamente importante”.
Elisa Meza Paniagua, querellante en el caso, es hija del médico Gustavo Meza Soberanis, que aparece en el Dossier de la Muerte. Meza Paniagua tenía 6 meses de nacida cuando su padre fue detenido el 7 de septiembre de 1986. Su madre, Ana Elizabeth Paniagua fue secuestrada y asesinada en 1988, estando embarazada.
Meza Paniagua indicó que para ella, como hija de las víctimas, es importante que la sociedad guatemalteca sepa que el Diario Militar es una prueba de cómo operaba el ejército “cómo secuestraban, torturaban, masacraban y desaparecían”.
La querellante resaltó que las operaciones no solo se dirigían contra personas organizadas ‑muchas de las víctimas eran militantes de la guerrilla- sino también contra madres, hijas, hijos, que incluso violaban frente a los detenidos para que dieran información de otras personas que estaban organizadas.
“Queremos que la ciudadanía sepa que estar organizado y querer un bien común no es malo, no era una causa por la cual el ejército tenía que trabajar de esa forma, porque querer algo bueno para todas y todos no es algo malo, no estaban metidos en babosadas como dice mucha gente, se atrevieron a buscar un cambio, a querer cambiar el sistema”, señaló Meza, quien dice sentir orgullo al poder decir que sus padres eran militantes.
El asesinato de sus padres por parte del ejército cambió la vida de Meza Paniagua, quien era hija única. Ella tuvo que involucrarse en la búsqueda de justicia sin el apoyo de su familia consanguínea, “talvez por el miedo”, dijo. Sin embargo, manifestó que este caminar lo ha hecho con su familia escogida, que es la gente que la acompaña durante las audiencias. Ahora tengo tías, tíos, hermanas, que me acompañan, que tienen el mismo sentimiento de la falta, de la rabia, de la rebeldía, de todo lo que nos mueve como hijas de la guerra, porque eso somos, indicó.
Si bien su niñez fue dura por la ausencia de sus padres, ella refiere que acompañarse de otras personas en este proceso, es una de las formas en que busca lidiar con lo que le pasó. “Una nunca va a estar bien, pero hay que seguir caminando en esta lucha”, dijo.
“Hay un pacto de silencio” de los militares
Una de las demandas de las y los querellantes en las audiencias es que los militares revelen el paradero de sus familiares. Sin embargo, esto no ha sucedido. Según Cabrera, ellos saben que cometieron estos delitos y es por eso que ocultan la verdad, “ellos tienen un pacto de silencio, que a la vez es un pacto de impunidad que les ha permitido estar en la oscuridad a lo largo de casi cuatro décadas, gracias a ese silencio es que nadie dice donde están, ellos los tienen y saben donde están”, dijo.
Cabrera señaló que la desaparición forzada fue parte de una política de exterminio de personas que disintieron de los gobiernos. “La desaparición busca invisibilizar a la persona en la sociedad, tuvieron mucho éxito porque no se habla de los desaparecidos; Guatemala tiene 45 mil desaparecidos, entre ellos 5 mil niñas y niños, es el objetivo que tenían, la negación de personas que piensan distinto”.
Fuente: Prensa comunitaria