Resumen Medio Oriente, 15 de octubre de 2021-.
Cuando el juez Tarek Bitar fue designado como investigador forense en el crimen de la explosión del puerto de Beirut, muchos creyeron que se apresuraría a corregir los errores de su predecesor; pero Bitar dejó a un lado su deber al sentirse apoyado por Estados Unidos y Francia.
Cuando el juez Tarek Bitar fue designado como investigador forense en el crimen de la explosión del puerto de Beirut, muchos creyeron que se apresuraría a corregir los errores de su predecesor. Empezando, primero, por determinar la causa real del desembarco de esta cantidad de nitratos en el puerto del país. Segundo, determinar quién hizo todo lo necesario, legalmente y en cuanto a la seguridad, para mantenerlo en el puerto, y, tercero, identificar al ladrón, como único beneficiario de desembarcar ese contenido y mantenerlo en el puerto.
Sin embargo, Bitar dejó de lado todo esto para simplemente completar lo que comenzó su predecesor, a pesar de todos los defectos que rodearon el trabajo del juez Fadi Sawan, y los que finalmente llevaron a quitarlo de esta misión.
Mientras lo mencionado anteriormente fue la primera sorpresa negativa, la segunda estuvo representada por la transformación de Bitar ‑de un juez humilde a un político que se ve a él mismo como el gran salvador que espera el pueblo libanés- como muchas otras figuras en El Líbano, que se sienten muy poderosas porque son apoyados por Estados Unidos y Francia.
Desde el momento que ocurrió la explosión el 4 de agosto los medios hostiles empezaron a lanzar acusaciones contra la Resistencia libanesa para responsabilizarla por el incidente, pero los servicios de inteligencia internacionales, que se apresuraron a Beirut para buscar un hilo que vincule a los nitratos con la Resistencia, rápidamente descubrieron que acusar al Partido de Dios era imposible esta vez.
Sin embargo, guardar las imágenes satelitales, y sin entregarlas al Estado libanés o copias de las mismas a ninguna otra parte, y el ocultamiento de los resultados de las investigaciones del FBI y de la inteligencia francesa y alemana, así como el contexto del trabajo de los investigadores forenses, tiene como objetivo no brindar ninguna otra historia que no sea la misma proporcionada por el canal Al-Arabia y sus aliados de los canales libaneses, para que fuera esta la única narrativa o historia sobre el incidente.
Por cierto, mientras esa sea la única narrativa, entonces será para la opinión pública la narrativa correcta, independientemente de la falta de lógica, racionalidad y ausencia de pruebas.
Y si la pregunta sobre qué llevó a Bitar a no comenzar su trabajo de donde tenía que empezar, es decir de determinar quién es responsable de traer nitratos y quién los estaba robando, entonces la única respuesta lógica es que la identificación de estos dos lados refuta todos los relatos fabricados para implicar a la Resistencia libanesa en el tema, y esto simplemente indica a otras partes que su objetivo es solamente acusar al partido de la Resistencia.
En medio de todo esto, hay tres incidentes adicionales que Bitar trató de manera muy escandalosa, y que le hizo perder el respeto que rodeaba su nombre hasta hace poco.
Primero, en el aniversario de la explosión del puerto, la Televisión Al-Murr (MTV) presentó en vivo un show de un falso testigo, a quien el presentador del programa le dictaba lo que se supone que debe decir, para engañar a la opinión pública y proteger a los verdaderos perpetradores del crimen. Todo esto sucedió con la participación pública del titular del Colegio de Abogados, Melhem Khalaf. Sin embargo, el juez que fue elegido por el cielo para “salvar” al pueblo libanés (Bitar) no encontró justificación alguna para arrestar al dueño de la emisora, al presentador del programa, al falso testigo y al presidente de Colegio de Abogados, para preguntar sobre sus verdaderos motivos de engañar a la opinión pública, y revelar quién es la parte que los financia.
Segundo, poco después de que se detuviera el camión de nitratos en la Bekaa, podría haber aparecido una combinación perfecta con los nitratos del puerto. Mientras, se ha demostrado que la calidad es la misma en términos de poder explosivo. Sin embargo, el investigador judicial no se apresuró a poner sus manos en el expediente, como si no le importara, y no le interesó interrogar a Ibrahim Al-Saqer para averiguar quién le estaba pidiendo nitratos explosivos y a dónde se dirigía el contrabando de estos o cómo se utilizaron. Aquí, quedó claro que al investigador judicial no le interesa en absoluto responder las dos preguntas urgentes sobre ¿cómo se desembarcaron los nitratos en el puerto de Beirut?, y ¿quién los estaba robando y por qué?
Y tercero, la periodista de LBC, Lara Al-Hashem, dijo que el funcionario de la Resitencia libanesa, Wafiq Safa, mandó a través de ella una amenaza para Bitar, hecho presupuesto que exige a que este último presentar una denuncia rápida y abrir una investigación judicial sobre el asunto, pero una investigación podría haber exonerado a Safa, y Bitar sólo escuchaba de lejos las repercusiones de la difusión de la noticia, a pasar que esto puede ser un gran “favor” para el proyecto de involucrar a la Resistencia en el incidente del puerto.
Luego Bitar subió el ritmo y empezó a hablar sobre su intención de redactar órdenes de arresto para el presidente del Parlamento, Nabih Berri, y el secretario general de la Resistencia, Sayyed Hassan Nasrallah, en el caso que fuera necesario, sin emitir ninguna aclaración que salvaría su rostro legal y judicial de este delirio político.
En cuanto a por qué no fueron detenidos el dueño de Al-Murr TV, el presentador del programa, el falso testigo y el Sindicato de Abogados, el motivo es claro: está prohibido tomar cualquier medida legal y judicial que perturbe la acusación contra la Resistencia libanesa para la opinión pública antes de las elecciones.
Además, está prohibido mezclar el expediente del nitrato de la Bekaa con el del puerto de Beirut para conocer los posibles motivos de los ladrones, porque esto desviaría la atención de la Resintencia libanesa hacia las Fuerzas Libanesas, así como está prohibido iniciar la investigación desde donde debería estar, en cuanto a identificar al verdadero responsable del desempaque de los nitratos en el puerto y quienes los robaron.
El tribunal internacional que se estableció para acusar a la Resistencia en el asesinato del primer ministro Rafik Hariri se regía, a pesar de toda su politización, por tener alguna legalidad, cierta transparencia y credibilidad. Había entre sus jueces quienes se respetaban a sí mismo y a su carrera y su futuro. Pero, en cuanto al tribunal de Tarek Bitar, está claro que no tiene en cuenta todo esto.
En conclusión, lo cierto en este contexto, es que el tribunal que no responderá sobre cómo ingresaron los nitratos y quién los estaba robando, no contestará sobre la relación entre la autoridad política de la administración portuaria y su autoridad de seguridad y la embajada estadounidense, por un lado, y los grupos takfiríes que ocupaban las afueras de Arsal, por otro lado. Es un tribunal inconfesable y no se puede contar con él para lograr la verdad.
En cuanto a Tarek Bitar, solo podemos felicitarlo por el gran logro de unirse a la banda poetisa (Zajal) de Fares Saeed, Nadim Kotaish y Samir Geagea.