Resumen Medio Oriente, 10 de octubre de 2021-.
La estrategia estadounidense actual se basa en el principio del “balance externo” (offshore Balance) un concepto estratégico utilizado por la escuela realista en las relaciones internacionales; este principio describe la estrategia adoptada por una gran potencia que utiliza fuerzas regionales aliadas (siendo estas las preferidas por esta potencia) para detener el surgimiento de posibles potencias hostiles; por lo tanto, la superpotencia que quiere lograr el equilibrio desde el exterior, debe buscar primero transferir la responsabilidad a las fuerzas regionales e intervenir solo si la amenaza supera la capacidad de los aliados en la región para enfrentarla.
A la luz del enfoque principal de Estados Unidos en contener a China, la administración Biden necesita reducir su participación directa en el Medio Oriente, esta es una continuación de la estrategia de Obama, la de “dirigir la mirada hacia Asia”; pero fracasando en aminorar este involucramiento al confiar la tarea al “Islam moderno y moderado” en su versión turca – Turquía es miembro en la OTAN y mantiene buenas relaciones con “Israel” – para llevar a cabo la misión de preservar los intereses estadounidenses en el Medio Oriente.
Así y después de que la administración Obama no lograra asignar la tarea a una sola fuerza principal en una región tan compleja y entrelazada, como lo es el Gran Medio Oriente (en el mapa estadounidense), la administración Biden se encamina hacia la consecución del mismo objetivo, pero distribuyendo los roles y contando con un numero de aliados para realizar esta tarea.
Aplicando la estrategia del “balance externo”, Estados Unidos intenta mantener el equilibrio en Asia, utilizando potencias regionales aliadas para frenar el crecimiento de la influencia china y rusa en la región. En vista de la movilización de la diplomacia turca y la creciente influencia turca en Asia, así como las reconciliaciones que realiza Turquía con países como Egipto, además del cierre de muchas oficinas, estaciones y medios de la Hermandad Musulmana en Turquía, parece que los estadounidenses apuestan por un papel turco para el equilibrio en Asia, siempre que los turcos puedan mantener lo que obtuvieron de influencia en el Medio Oriente y África del Norte.
Encontramos que los turcos aspiran incrementar su influencia en Asia a través de lo siguiente:
– La iniciativa “Asia de nuevo” (Asia anew)
El 5 de agosto de 2019, el ministro de Relaciones Exteriores de Turquía, Mevlüt Çavuşoğlu, anunció la iniciativa “Asia de nuevo”, destacando que el enfoque de dirigirse hacia Asia de nuevo no constituye un cambio fundamental en la política exterior turca.
Los objetivos declarados de la iniciativa son dar mayor importancia a la cooperación con los países asiáticos, a partir de cuatro pilares principales:
1. Mejora de las relaciones con los países asiáticos.
2. Ampliar la capacidad comercial del sector privado turco con esos países.
3. Fortalecimiento de la cooperación académica.
4. Desarrollar la interacción entre la sociedad turca y las comunidades locales de esos países.
No hay duda de que la expansión turca hacia Asia no es nueva, sino que ha estado sucediendo posterior a la caída de la Unión Soviética, esta se expandió en 2010, cuando Turquía abrió nuevas embajadas en Myanmar, Sri Lanka, Brunei, Camboya y Laos, y en 2013, Turquía se convirtió en socio de diálogo de la Organización de Cooperación de Shanghái; ese mismo año, se asoció con Corea del Sur, Indonesia, Australia y México, y posteriormente se convirtió en socio de diálogo sectorial de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático.
– Iniciativa del “Corredor Medio”
En un intento por convertirse en un socio clave en la nueva Ruta de la Seda, Turquía lanzó una iniciativa conocida como el “Corredor Medio”. La Ruta de Transporte Internacional Transcaspio (TITR), mejor conocida como el “Corredor Medio”, es el desarrollo de una red multilateral para el transporte de mercancías entre China y la Unión Europea, pasando por Asia Central, el Cáucaso y Turquía, y luego a Europa del Este, y también uniendo estas regiones geográficas a través de múltiples medios de transporte a través del Mar Caspio y el Mar Negro.
Turquía promueve su propia versión de la iniciativa Nueva Ruta de la Seda al planificar el establecimiento de una red ferroviaria regional, comenzando desde territorio turco hasta Asia Central (Kazajstán, Turkmenistán y otros) y pasando por el Cáucaso (Georgia y Azerbaiyán).
Los principales objetivos de Turquía se reflejan en el lanzamiento de esta iniciativa, convirtiendo la geografía turca en un punto de contacto principal para conectar Europa con Asia, especialmente el Cáucaso, Asia Central, Asia Oriental y Asia Meridional, y que Turquía se convierta en una intersección entre el corredor “Este – Oeste”, y el corredor “Norte – Sur”, y un centro de atracción para la cooperación regional en Eurasia.
– El fortalecimiento de las conexiones multidimensionales
Turquía intenta profundizar sus relaciones políticas, económicas y comerciales con los países de Asia, aprovechando el espacio natural en esas regiones, debido a la presencia de una abrumadora mayoría de habitantes de habla turca en la región, y gracias a los lazos históricos que se remontan a la época otomana.
Cultural y socialmente, muchas instituciones patrocinadas por el estado turco se han extendido por toda la región, y las instituciones públicas y privadas, las corporaciones y organizaciones de ayuda humanitaria turcas también se están volviendo más visibles en el sudeste asiático.
Turquía ha mantenido fuertes relaciones con países de mayoría musulmana en el sudeste asiático (Indonesia, Malasia y Brunei) a través de su membresía y sus actividades bajo los auspicios de la Organización de Cooperación Islámica, y ha ampliado sus vínculos con los diez estados miembros de la ASEAN.
Por lo tanto, los estadounidenses se dan cuenta de que tratar con China debe ser una mezcla de cooperación, asociación, competencia y contención, y que cualquier propuesta que se centre en las guerras y la competencia estratégica similar a la de la Guerra Fría no será aceptable para aliados y socios; de esta manera, la capacidad de Estados Unidos para utilizar la estrategia del “balance externo” se basa en beneficiarse de la ambición estratégica turca de hegemonía y la extensión de su influencia en las regiones de Asia.
De esta manera, el papel turco (como influencia regional) juega el papel de contrapeso a la influencia rusa y china, mediante el uso del espacio natural que posee Turquía en Asia Central, el Cáucaso y el Sudeste Asiático, siempre que Estados Unidos intervenga cuando los turcos no puedan desempeñar este papel y la región se dirija hacia una inestabilidad beneficiosa para China o Rusia.