Resumen Latinoamericano, 22 de octubre de 2021.
Se ha confirmado el hallazgo de ocho puntos con restos humanos durante los primeros tres días de búsqueda en una antigua mina de arena, al sur de Yecapixtla. Se habla de decenas de cuerpos que podrían estar enterrados en este centro de inhumación clandestina.
El pasado lunes 18 de octubre la VI Brigada Nacional de Búsqueda de Personas –que se encuentra en el estado Morelos desde el pasado 9 de octubre y hasta el próximo 24– encontró restos humanos en un terreno ubicado en el municipio de Yecapixtla. Tan solo en tres días, los brigadistas han localizado alrededor de ocho sitios con restos óseos en este mismo lugar.
“Éste es uno de los ‘campos de exterminio’ de Morelos”, asegura Yadira González, integrante de la Brigada. A unos 20 minutos de la comunidad Tetelcingo, el lugar en donde la Fiscalía General del Estado (FGE) enterró ilegalmente 119 cuerpos, un nuevo sitio con fosas clandestinas comienza a surgir de entre la arena y la cal.
Por lo menos desde 2015, esta antigua mina localizada en el ejido de Mixtlancingo, al sur de Yecapixtla, fue usada por el crimen organizado para enterrar —mediante el uso de retroexcavadora— a decenas de cadáveres. Las condiciones del terreno, delimitados por una barranca y un cerro raspado, dan cuenta de la remoción de tierra y el uso de materiales ajenos al lugar para desaparecer a las personas cuyos restos han sido encontrados por familias provenientes de todo el país desde el pasado lunes y hasta el día de hoy, jueves.
Yadira González, quien busca a su hermano desaparecido desde 2006, explica que una vez que se terminó de extraer el material de la pequeña mina, en 2011, se empezaron a notar en las imágenes de satélite que consultaron algunas variaciones del suelo. En el lugar aún hay vestigios de lo que posteriormente fue un vivero: pequeñas bolsas negras con tierra desperdigadas entre montículos que fueron abiertos por las brigadistas para descartar que contengan huesos humanos.
Los hallazgos de restos óseos comenzaron en la esquina noreste del predio, de donde los servicios periciales de la FGE recogieron este miércoles un cadáver completo que ya fue resguardado. Las autoridades locales llegaron al sitio dos días después de que las familias encontraran los primeros indicios y cuando por fin lo hicieron, los trabajos comenzaron con contratiempos por falta de equipo básico, como guantes.
Los brigadistas relatan que la Fiscalía, en principio dudosa de las capacidades técnicas y humanas de las familias para poder hacer un trabajo diligente, les dijo que era imposible asegurar y trabajar sobre toda el área. “Mi contestación fue ‘para ti es humanamente imposible, para las familias que trabajamos con el corazón por delante no lo es’ y aquí está la prueba”, dice en entrevista González, quien coordina las acciones de búsqueda de fosas clandestinas en campo.
“Las familias no somos ignorantes de los trabajos de exhumación, de los protocolos. Sabemos hacer un trabajo limpio y bien hecho, como se los demostramos ahorita”.
La segunda parte de los hallazgos, de donde han brotado más restos humanos —tres huesos largos, una extremidad y un cráneo — , se hicieron en la esquina suroeste de este lugar rodeado por campos de sorgo.
Al ir abriendo zanjas de tres metros de profundidad con la ayuda de una retroexcavadora, los huesos fueron identificados y señalados; otros hallazgos identificados casi en la superficie tuvieron que ser confirmados por perros entrenados para identificar posibles sitios con restos óseos o cadáveres de la Guardia Nacional y la Comisión Estatal de Seguridad Pública para no dañar otros restos que también podrían encontrarse. De acuerdo con la Comisión Nacional de Búsqueda, que acompaña los trabajos, la presencia de franjas de cal y tierra removida es un fuerte indicio del ocultamiento de cuerpos en fosas clandestinas.
La VI Brigada Nacional seguirá trabajando en esta zona durante los próximos días, sin embargo, las familias advierten que como en otras búsquedas en campo, el trabajo deficiente de la Fiscalía ha afectado su labor para encontrar más cuerpos.
Juan Carlos Trujillo, quien busca a cuatro de sus hermanos desaparecidos en 2008 y 2010, asegura que encontrar sitios como éste implica destrabar los engranajes de las instituciones encargadas de buscar e identificar a las personas desaparecidas. “Tan grave es el problema de Morelos que, como en otros lados, nos enfrentamos a una cuestión de contención (de los trabajos) y de intimidación”, dice.
“Y ahí es donde está la gran fuerza de la brigada, de amor moral y de empuje, que no se detiene por nada. Obedecer el mandato de las familias permite que este tipo de acciones no las puedan llevar a cabo”., agrega el activista.
La Brigada Nacional de Búsqueda de Personas es un esfuerzo colectivo impulsado por la Red de Enlaces, misma que se compone por más de 160 organizaciones de familiares —de 26 estados del país— que buscan a sus seres queridos desaparecidos. Luego de las ediciones de Veracruz (2016, 2017 y 2020), Sinaloa (2018) y Guerrero (2019), tocó turno a Morelos, entidad que vio nacer en 2011 al Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad (MPJD) y pocos años más tarde, en 2016 y 2017, pasó a convertirse en el referente geográfico de la doble desaparición por las fosas irregulares de Tetelcingo y Jojutla.
Al finalizar la jornada de búsqueda este miércoles, integrantes de la brigada encontraron de manera accidental y a escasos metros de lo que se perfila como un “campo de exterminio”, una casa de dos pisos en obra negra —aparentemente usada como casa de seguridad — , que ya había sido resguardada por la FGE. En el lugar, sin embargo, aún se hallaron restos humanos, lo que desmotivó a las familias que habían decidido confiar en las autoridades estatales a pesar de los primeros desencuentros.
“Si esta Fiscalía no tuviera miedo de esos malos procesos entonces no tendría la actitud que tienen hoy”, decía Yadira Gozález al inicio del día, horas antes de que se descubriera este lugar mal intervenido por la autoridad.
*Marcos Nucamendi (@makonucamendi) es parte del proyecto A dónde van los desaparecidos. Periodista y pasante de la maestría en Cooperación Internacional para el Desarrollo en el Instituto Mora.
*Lucía Flores (@lu_fm) es integrante del proyecto A dónde van los desaparecidos. Es fotógrafa y fundadora de Obturador MX.
www.adondevanlosdesaparecidos.org es un sitio de investigación y memoria sobre las lógicas de la desaparición en México. Este material puede ser libremente reproducido, siempre y cuando se respete el crédito de la persona autora y de A dónde van los desaparecidos (@DesaparecerEnMx).
Foto de portada: Marcos Nucamendi
Fuente: desinformemonos.org