Nige­ria. ¿Hacia el oca­so del terror?

Por Gua­di Cal­vo*, Resu­men Medio Orien­te, 22 de octu­bre de 2021-.

Des­de prin­ci­pios de octu­bre más de 13 mil per­so­nas entre com­ba­tien­tes de Boko Haram y sus fami­lias, se han entre­ga­do a las auto­ri­da­des. Según el gobierno, esto se pro­du­ce por el incre­men­to de las ope­ra­cio­nes del ejér­ci­to y las fuer­zas de segu­ri­dad en los esta­dos del noroes­te, epi­cen­tro de las accio­nes terro­ris­tas del gru­po rigo­ris­ta. Según el Minis­te­rio de Defen­sa, tras entre­gar­se, las auto­ri­da­des, incau­ta­ron armas, muni­cio­nes y gana­do roba­do, lo que deja en cla­ro que el gru­po arma­do se encuen­tra vivien­do una cri­sis iné­di­ta y pare­cie­ra que la orga­ni­za­ción se apro­xi­ma al final tan­tas veces anunciado.

Mien­tras, otra infor­ma­ción, que se mane­ja des­de hace un par de sema­nas, y que refor­za­ría la posi­bi­li­dad de que la insur­gen­cia nige­ria­na se esté apro­xi­man­do al final, dice que el emir de Esta­do Islá­mi­co en Áfri­ca Occi­den­tal, (ISWAP, por sus siglas en inglés) Abu Musab al-Bar­na­wi, habría muer­to, según lo con­fir­mó el jefe del Esta­do Mayor de la Defen­sa, gene­ral Lucky Ira­bor, quien no reve­ló las cir­cuns­tan­cias en que esa muer­te se habría pro­du­ci­do. Aun­que ya en agos­to pasa­do, fuen­tes nige­ria­nas lo habían anun­cia­do. Ni enton­ces, ni aho­ra la noti­cia ha podi­do ser com­pro­ba­da. Tam­po­co Daesh glo­bal, se ha refe­ri­do al respecto.

Al-Bar­na­wi, es el hijo mayor del fun­da­dor de Boko Haram, Moha­med Yusuf, ase­si­na­do en el 2009, mien­tras esta­ba dete­ni­do en una depen­den­cia de la poli­cía nige­ria­na. La muer­te de Yusuf, habi­li­tó la ascen­sión de Abu­ba­kar She­kau, el mesiá­ni­co y paté­ti­co líder que des­de enton­ces y has­ta su muer­te, en com­ba­te con­tra el ISWAP en mayo pasa­do, lle­vó a Boko Haram de ser un gru­po inte­gris­ta que ope­ra­ba solo en nor­te de Nige­ria, a con­ver­tir­se en una de las kha­ti­bas fun­da­men­ta­lis­tas más leta­les de Áfri­ca. Con aten­ta­dos en las gran­des ciu­da­des, masa­cres en pue­blos y con­quis­ta de amplias regio­nes, exten­dién­do­se inclu­so más allá de las fron­te­ras nacio­na­les y ope­ran­do con fre­cuen­cia en Níger, Came­rún, Chad y Beni, lo que le posi­bi­li­tó la crea­ción de un cali­fa­to.

Con gol­pes de gran reper­cu­sión en la pren­sa occi­den­tal, como el secues­tro de las 276 alum­nas de una escue­la Chi­bok, en el Esta­do de Borno, al nores­te del país, en abril de 2014 y de las que toda­vía la mayo­ría de ellas con­ti­núan des­apa­re­ci­das. She­kau, había encon­tra­do en el secues­tro de alum­nos y el pos­te­rior pagó para su libe­ra­ción, una fuen­te de finan­cia­ción para la gue­rra. Ade­más de brin­dar segu­ri­dad a los ali­jos de cocaí­na que des­de sud Amé­ri­ca lle­ga al gol­fo de Gui­nea. Para des­pués y por vía terres­tre bus­can los puer­tos del Medi­te­rrá­neo, para cru­zar a Euro­pa, con mucha mejor suer­te que los millo­nes de des­pla­za­dos que están inten­tan­do lo mismo.

La gue­rra de Boko Haram, des­de 2009 ha pro­vo­ca­do cer­ca de 60 mil muer­tes y entre tres y cua­tro millo­nes de des­pla­za­dos inter­nos. Las accio­nes terro­ris­tas se han cen­tra­do en ata­ques sui­ci­das con­tra mer­ca­dos y ter­mi­na­les de buses, que afec­tan, casi con exclu­si­vi­dad, a la pobla­ción civil, en los que inclu­so son uti­li­za­dos niños y muje­res, que tras ser obli­ga­dos a mez­clar­se entre las mul­ti­tu­des por­ta­do cha­le­cos explo­si­vos, lle­ga­do el momen­to, son deto­na­dos por con­trol remoto.

El últi­mo ata­que de este tipo, se pro­du­jo con­tra el mer­ca­do de se pro­du­jo el pasa­do die­cio­cho de octu­bre en el mer­ca­do en Goron­yo en el nor­te­ño esta­do de Soko­to. Don­de un gru­po arma­do abrió fue­go indis­cri­mi­na­da­men­te, dejan­do al menos 43 muer­tos y un núme­ro no espe­ci­fi­ca­do de heri­dos. En un ata­que simi­lar el día diez de octu­bre, habían muer­to vein­te personas.

Fue este tipo de accio­nes lo que pro­du­jo el cis­ma hacia el inte­rior de Boko Haram, en 2016, lo que lle­vó a la con­for­ma­ción y con­fron­ta­ción arma­da de dos gru­pos: Los segui­do­res de She­kau, que esta­ban de acuer­do con los ata­ques indis­cri­mi­na­dos, afec­ta­do a la pobla­ción civil y el enca­be­za­dos por Abu al-Bar­na­wi, quie­nes que­rían con­cen­trar las accio­nes, solo con­tra el ejér­ci­to y las fuer­zas de seguridad.

Los par­ti­da­rios de al-Bar­na­wi, ter­mi­na­ría crean­do el ISWAP, una fuer­zas en la actua­li­dad de entre tres y cin­co mil hom­bres, según el gobierno nige­riano, que ins­ta­la­ron el cam­pa­men­to prin­ci­pal, en la región de la cuen­ca del lago del Chad, que ade­más de su intrin­ca­da geo­gra­fía de cana­les e islas, muchas des­ha­bi­ta­das y sin con­trol esta­tal, des­de allí se tie­ne acce­so a las fron­te­ras entre Nige­ria, Níger, Came­rún y Chad. Mien­tras que los segui­do­res de She­kau, unos 2500 hom­bres, per­ma­ne­cie­ron en el míti­co bos­que de Sam­bi­sa, lugar ori­gi­na­rio de la orga­ni­za­ción des­de don­de salían para dar sus gol­pes y a don­de vol­vían, con pocas posi­bi­li­da­des de ser halla­dos si eran per­se­gui­dos. Man­te­nien­do como su nom­bre Boko HaramJama’tu Ahlis Sun­na Lidda’awati wal-Jihad, o JAS (Gru­po com­pro­me­ti­do con la pro­pa­ga­ción de las ense­ñan­zas del Profeta.)

Tras la rup­tu­ra el esta­lli­do de una gue­rra fue inevi­ta­ble, al pun­to que le cos­tó la vida al mis­mí­si­mo She­kau, que tras una refrie­ga con muyahi­di­nes del ISWAP, pre­fi­rió inmo­lar­se con un explo­si­vo, antes de caer en manos de sus anti­guos “her­ma­nos”. Con la muer­te de She­kau, el gru­po ori­gi­nal entró en un cono de oscu­ri­dad y sus accio­nes se comen­za­ron a reduc­ción a hechos de cri­mi­na­li­dad común, mien­tras al pare­cer más allá del ata­que al mer­ca­do de Goron­yo, el que no fue reco­no­ci­do por nin­gu­na orga­ni­za­ción, quie­nes se han man­te­ni­da en la cau­sa rigo­ris­ta, están incre­men­ta­do sus accio­nes gol­pean­do de mane­ra cons­tan­te a pobla­cio­nes civi­les, al pare­cer inten­ta­do pre­sio­nar al gobierno para que cese con su per­se­cu­ción. Mien­tras un ter­cer bra­zo de los hom­bres de She­kau, han deci­di­do deser­tar y entre­gar­se a las auto­ri­da­des, nego­cian­do segu­ri­dad por información.

Des­de 2016, la orga­ni­za­ción de al-Bar­na­wi, se había con­cen­tra­do en ata­car tro­pas regu­la­res, aban­do­nan­do los aten­ta­dos con­tra la pobla­ción civil. Mejor orga­ni­za­dos el ISWAP, se cree tie­nen una cade­na de man­dos que posi­ble­men­te le per­mi­ti­rá una sobre­vi­ven­cia, aun­que en estos casos en que des­apa­re­ce el líder, de con­fir­mar­se final­men­te la muer­te de al-Bar­na­wi, la incóg­ni­ta se cen­tra en si las fuen­tes de finan­cia­ción, gene­ral­men­te pro­ve­nien­tes de las monar­quías waha­bi­tas del Gol­fo, con­fían en un nue­vo mando.

Des­tino de una pesadilla.

Según la inte­li­gen­cia nige­ria­na, Abu Musab al-Bar­na­wi, habría naci­do en 1994 y su ver­da­de­ro nom­bre sería Habib Yusuf, hijo mayor de Moham­med Yusuf, el fun­da­dor de Boko Haram.

Abu Masud, con quin­ce años y tras la muer­te de su padre, se habría incor­po­ra­do a la orga­ni­za­ción. Su pri­me­ra apa­ri­ción públi­ca se pro­du­jo en una gra­ba­ción de 2015, como por­ta­voz de Boko Haram, don­de recla­ma­do a nom­bre de la orga­ni­za­ción la auto­ría de la masa­cre de Baga. Una aldea del esta­do de Borno, ata­ca­da por Boko Haram, entre el tres y sie­te de enero de 2015, cuan­do el mun­do se cons­ter­nó por el ata­que de los her­ma­nos Koua­chi, con­tra los dibu­jan­tes de Char­lie Heb­do, más de dos mil cam­pe­sino fue­ron ase­si­na­dos por los mili­cia­nos de She­kau, su sem­bra­díos incen­dia­dos y sus vivien­das des­trui­das. (Ver Nige­ria, la con­sa­gra­ción del mal.)

Al-Bar­na­wi, con solo vein­ti­dós años, con­si­guió en 2016, el res­pal­do de Abu Bakr al-Bagah­da­di, líder y fun­da­dor del Daesh, para que­dar­se con el lide­raz­go de la orga­ni­za­ción, des­pla­zan­do a She­kau, que si bien el año ante­rior, había rea­li­za­do su jura­men­to de leal­tad o Bayat, al auto­pro­cla­ma­do Cali­fa Ibrahim (al-Bagah­da­di) la umma (asam­blea) del Daesh glo­bal, no con­fia­ba en el extra­va­gan­te emir afri­cano, dan­do su apo­yo al joven al-Bar­na­wi, cono­cién­do­se des­de enton­ces a la orga­ni­za­ción como Esta­do Islá­mi­co en Áfri­ca Occi­den­tal.

De con­fir­mar­se la muer­te de al-Bar­na­wi, Daesh, que se encuen­tra en un momen­to de gran expia­ción en el con­ti­nen­te afri­cano, lle­gan­do a esta­ble­cer nue­vas filia­les en Mozam­bi­que, Burun­di y Repú­bli­ca Demo­crá­ti­ca del Con­go (RDC), habría per­di­do en pocas sema­nas tres altos jefes. En sep­tiem­bre pasa­do tro­pas fran­ce­sas eli­mi­na­ron a Adnan Abu al-Walid al-Saha­raui (Ver: Fran­cia “neu­tra­li­za” a otro emir) en el nor­te de Mali a lo que le hay que sumar la iné­di­ta ren­di­ción de Abu Ham­za al-Qadi, emir de la Wilā­yat Sinaí (Pro­vin­cia del Sinaí) el capí­tu­lo egip­cio del Daesh, quien se rin­dió a efec­ti­vos egip­cios el pasa­do 19 de sep­tiem­bre (Ver: La ren­di­ción del Emir).

Si bien no se cono­ce quie­nes reem­pla­za­ran orgá­ni­ca­men­te tan­to a She­kau, como a al-Bar­na­wi, algu­nos exper­tos creen que dado que la frac­tu­ra de la orga­ni­za­ción madre (Boko Haram), se pro­du­jo a par­tir del odio mutuo de sus dos líde­res, la des­apa­ri­ción de ambos podría alla­nar las difi­cul­ta­des para dar lugar a una nue­va estruc­tu­ra que con­ten­ga a los dos gru­pos. A lo que se le suman las ope­ra­cio­nes cada vez más efec­ti­vas del ejér­ci­to nige­riano que se encuen­tra tra­ba­jan­do con otros ejér­ci­tos de la región.

Mien­tras que para el pre­si­den­te nige­riano Muham­ma­du Buha­ri, quien lle­gó al gobierno en el 2015, y a pesar de que cla­ra­men­te no ha cum­pli­do fue reelec­to en 2019, con la pro­me­sa de ani­qui­lar la insur­gen­cia, se entu­sias­ma a la hora de con­fir­mar las bajas pro­du­ci­das a los terro­ris­ta. El pre­si­den­te ha comu­ni­ca­do recien­te­men­te, que las fuer­zas de segu­ri­dad están logran­do avan­ces con­tra los insur­gen­tes en el nores­te y tam­bién con­tra los delin­cuen­tes comu­nes que lle­va­ron a cabo secues­tros masi­vos con­tra esco­la­res en el noroes­te del país, habien­do mata­do a cien­tos de ellos. Tam­bién infor­mó que el pasa­do lunes por la noche, tro­pas regu­la­res en una ope­ra­ción con­jun­ta con Came­rún, habrían eli­mi­na­do a cua­tro hom­bres de ISWAP, cuan­do ata­ca­ron una base en Borno.

Tan­to Boko Haram, como el ISWAP, saben que están vivien­do un oca­so y que su opor­tu­ni­dad es unir­se para tener la posi­bi­li­dad de un nue­vo “ama­ne­cer”.

*Gua­di Cal­vo es escri­tor y perio­dis­ta argen­tino. Ana­lis­ta Inter­na­cio­nal espe­cia­li­za­do en Áfri­ca, Medio Orien­te y Asia Cen­tral. En Face­book: https://​www​.face​book​.com/​l​i​n​e​a​i​n​t​e​r​n​a​c​i​o​n​a​lGC.

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