Por Khaled Barakat, Resumen Medio Oriente , 21 de octubre de 2021.
El papel de las comunidades palestinas en el exilio es un papel palestino, pero también es un papel internacional. Estas comunidades tienen un papel fundamental que desempeñar en el fortalecimiento de las campañas por la justicia en Palestina en universidades, iglesias y sindicatos, y en la construcción de vínculos más profundos con nuestros hermanos y hermanas judíos, basados en un compromiso común con el anticolonialismo y la justicia social, el rechazo del Sionismo y apoyo a la resistencia palestina.
Octubre de 2021 marcará 30 años desde la Conferencia de Madrid, una ocasión que lanzó oficialmente el llamado proceso de paz, con todas sus graves repercusiones para los palestinos en los años y décadas que siguieron. Alabada por muchos en ese momento como un «paso hacia la resolución del conflicto árabe-israelí», la Conferencia de Madrid, en cambio, bajo lemas pragmáticos de resultados realistas para Palestina, abrió el camino que condujo a Oslo y a la firma de la Declaración de Principios sobre el césped de la Casa Blanca el 13 de septiembre de 1993.
Después de 30 años de ese proceso, está claro para todos que el pueblo palestino se enfrenta a una situación extrema a nivel político, social y nacional. El movimiento de liberación nacional palestino nunca ha estado tan severamente fragmentado como hoy en medio de una Nakba continua.
Si bien el proceso Madrid-Oslo alguna vez fue aclamado como un proceso de «construcción del estado» que conduciría a la independencia palestina, en cambio condujo a la creación de un «gobierno autónomo», la Autoridad Palestina. Su papel más importante es servir como herramienta para los intereses israelíes, estadounidenses y europeos, y reprimir el resurgimiento de la resistencia palestina a través de la “coordinación de seguridad” con la ocupación israelí.
Si el fracaso de Madrid-Oslo está claro para los palestinos, entonces hay una pregunta que debe hacerse y responderse: si ésta es una vía fracasada, entonces ¿cuál es la alternativa? Toda una nueva generación palestina ha nacido desde la era Madrid-Oslo; nacida en el asedio, la represión y la confiscación de su futuro, sin tener al mismo tiempo espacio para la participación política y social en el movimiento palestino a nivel oficial, a pesar de organizar focos de resistencia, protesta estratégica e indagación incisiva.
Los refugiados palestinos, más de la mitad de la población palestina, se han negado sistemáticamente a aceptar la confiscación o marginación de su derecho al retorno, incluso cuando su sufrimiento dentro de los campos de refugiados ha aumentado. La marginación de los refugiados palestinos en los campos y su exclusión de las instituciones políticas palestinas ha sido una de las principales prioridades políticas de Israel y sus patrocinadores occidentales, especialmente Estados Unidos.
En los últimos diez años en particular, los refugiados palestinos en la región árabe han enfrentado un tremendo sufrimiento, privaciones y una vez más, desplazamientos forzados debido a la guerra, las sanciones, el asedio y la devastación más amplia impuesta al pueblo árabe por el imperialismo y el armamento estadounidense, las invasiones y ocupaciones militares. La esperanza de un cambio significativo, y una ruptura con la era de Camp David y Wadi Araba que acompañó la vía marcada por Madrid-Oslo a nivel árabe, fue aplastada por la intervención imperialista y la persistencia de regímenes y sistemas reaccionarios que en realidad se fortalecieron a pesar de las primeras apariciones de cambio.
El mayor crimen cometido contra el pueblo de Palestina, después del crimen de su desplazamiento a manos del sionismo y el imperialismo, es el crimen de separar a los palestinos de su causa. Ghassan Kanafani
Muchos palestinos, incluidos los de los campos de refugiados de Siria, Líbano, Jordania y la Franja de Gaza, desplazados en 1948 de sus hogares y tierras originales dentro de la Palestina ocupada, se enfrentaron a otra forma de desplazamiento y huida forzosa. Para muchos, no había otro camino que encontrar el de Europa. La presencia de decenas de miles de palestinos que han llegado a Europa en la última década ha cambiado las circunstancias y el rostro de la comunidad palestina porque esa parada en Europa es, al final, una estación en el camino de retorno a Palestina.
Las comunidades palestinas en la diáspora y exilio en América del Norte, América Latina y Europa tienen un papel estratégico que desempeñar en esta necesaria reorientación de la causa palestina y la construcción de un camino alternativo a Madrid y Oslo, mientras a su vez reconstruyen el movimiento palestino en el shatat (diáspora).
Al observar las condiciones de los palestinos hoy, dondequiera que se encuentren, el término que se viene a la mente de manera abrumadora es el de «asedio». Los palestinos enfrentan diferentes formas de asedio, desde el sangriento asedio de Israel a la Franja de Gaza, mantenido con la complicidad de Egipto, por no hablar de Estados Unidos, la Unión Europea y las potencias occidentales; hasta las diversas formas de asedio, represión y cerco que aísla y pretende cortar el camino hacia ese futuro palestino.
La iniciativa Masar Badil, o Ruta Palestina Alternativa, se prepara para organizar una jornada que se convocará de nuevo en Madrid, en el trigésimo aniversario de la Conferencia inicial de Madrid, con el fin de rechazar todo lo que el encuentro anterior encarnó y ha significado para el pueblo palestino. Por supuesto, una conferencia por sí sola no será suficiente para corregir la brújula política palestina y reestructurar los marcos necesarios para permitir que los palestinos recuperen su legítima voz, acción y liderazgo de su movimiento de liberación.
Sin embargo, cuando miramos la Conferencia de Madrid de hace 30 años, también vemos que, en realidad, no fue simplemente una conferencia, sino una manifestación del poder político. Asimismo, esta iniciativa también va más allá de una conferencia ‑o, en realidad, múltiples tertulias y conferencias populares- para declarar, en Madrid, una vía alternativa para el pueblo palestino y su movimiento, que sea alternativa específicamente a la ruta de la Conferencia de Madrid de 1991, los Acuerdos de Oslo de 1993 y todo lo que siguió.
En respuesta a esta era de asedio, el movimiento Masar Badil, con el fuerte liderazgo de mujeres y jóvenes palestinos, tiene como objetivo presentar no solo una alternativa política a la era Madrid-Oslo, sino también una alternativa cultural, social y económica; a través de la cual los palestinos pueden recuperar su fuerza, resistencia y unidad revolucionaria, encontrando libertad para los prisioneros y justicia para los mártires de Palestina.
Algunos pueden preguntarse por qué buscamos una alternativa cuando ya existen organizaciones y un sistema político palestino, aunque siguen empantanados de muchas maneras en la vía Madrid-Oslo. Masar Badil tiene como objetivo presentar una visión clara, revolucionaria y de izquierdas para el futuro de Palestina, que se alinee con las clases populares y los pueblos en lucha de la región y del mundo.
Este camino alternativo no es una alternativa al movimiento de liberación nacional palestino, ni a la Carta Nacional Palestina de 1968 o 1964. Al contrario, ésta es una alternativa que se basa en el resurgimiento y restablecimiento de esa carta legítima para el futuro y la visión del pueblo palestino hacia la liberación y el retorno. Este proyecto debe abarcar todas las formas de resistencia que forman parte del consenso nacional palestino, para avanzar con decisión en la liberación de Palestina.
La forma completa que tomará esta ruta alternativa debe ser determinada por la propia conferencia, pero a partir de las discusiones que tienen lugar dentro y fuera del comité preparatorio, que han incluido decenas de reuniones virtuales con comunidades palestinas de todo el mundo, esperamos que con esta conferencia se inicie un nuevo movimiento popular palestino. Este movimiento se centrará en la construcción de puentes entre varias comunidades palestinas en el exilio y los palestinos dentro de Palestina, especialmente en la Palestina ocupada de 1948.
Esta ruta alternativa encuentra una causa común con el movimiento de liberación negra, con las fuerzas de izquierda y progresistas de América Latina, y con los presos políticos que buscan justicia y liberación, desde Turquía hasta Filipinas y Colombia.
Esta formación también se centrará en lanzar un movimiento de boicot en el que los palestinos en el exilio y la diáspora asuman un papel de liderazgo, directamente vinculado a los derechos de los palestinos, especialmente el derecho al retorno. En tercer lugar, intensificará nuestras campañas dirigidas a todos los gobiernos, corporaciones y entidades cómplices que apoyan los crímenes de la ocupación, movilizando una amplia participación popular palestina.
Las embajadas de la Autoridad Palestina están incumpliendo su responsabilidad de apoyar los derechos del pueblo palestino, especialmente la liberación de los prisioneros palestinos. Construir una alternativa significa apoyar a los grupos que lideran estas campañas, como la Red de Solidaridad con los Presos Palestinos – Samidoun y otras organizaciones alrededor del mundo.
Esto también requiere la construcción de una red de organizaciones de base comunitaria palestinas, que proporcionen la base para unificar y reafirmar los sindicatos populares palestinos, en el movimiento estudiantil, entre ingenieros, maestros, médicos, artistas, escritores y trabajadores palestinos, con el fin de liberar la vastas capacidades colectivas palestinas para el cambio y la organización que, hoy, se están desperdiciando en lugar de utilizarse en la lucha. Las organizaciones de mujeres palestinas, como Alkarama (Dignidad) y otras, necesitan apoyo para reafirmar el poder y la movilización de las mujeres palestinas.
Hoy, nuestras comunidades palestinas no se comunican únicamente en árabe. El sitio web de Masar Badil está disponible en diez idiomas, y esta diversidad de idiomas puede ser un gran benefici en lugar de una barrera para la reafirmación de la unidad palestina.
El papel de las comunidades palestinas en el exilio es un papel palestino, pero también es un papel internacional. Estas comunidades tienen un papel fundamental que desempeñar en el fortalecimiento de las campañas por la justicia en Palestina en universidades, iglesias y sindicatos, y en la construcción de vínculos más profundos con nuestros hermanos y hermanas judíos, basados âÂÂâÂÂen un compromiso común con el anticolonialismo y la justicia social, el rechazo del Sionismo y apoyo a la resistencia palestina.
Además, existe una profunda historia de alianzas entre el movimiento de liberación palestino y otros movimientos de liberación nacional global, y esta ruta alternativa asumirá el proyecto de reafirmar y restablecer estas alianzas fundamentales, no solo a un nivel teórico de entendimiento común, sino a nivel mundial, en el terreno de la lucha conjunta y la acción colectiva.
Hoy en día, las campañas en los medios de comunicación y la organización de las redes sociales juegan un papel importante en conectar a los palestinos a través de fronteras y muros. Debemos aprovechar estas oportunidades sin dejar de estar conectados a la organización comunitaria sobre el terreno. Este camino alternativo, para cumplir con sus objetivos, debe establecer centros y organizaciones comunitarias en ciudades, campos de refugiados y áreas alrededor del mundo, proporcionando servicios sociales y movilización política para el pueblo palestino en todas partes.
Lo que se necesita hoy es una nueva generación, una nueva visión, una nueva esperanza para la lucha y organización palestina que pueda colocar a Palestina una vez más en el centro de la escena árabe e internacional; esta vez sin las ilusiones de pragmatismo que marcaron el devastador camino hacia Madrid y Oslo. Los palestinos enfrentan desafíos nuevos y complejos, en particular, la participación abierta de los regímenes reaccionarios árabes en la proclamación de su alianza y normalización con la ocupación israelí. Para lograr el cambio necesario para afirmar este camino hacia un futuro palestino liberado, podemos esperar luchar durante años y décadas, creando las condiciones para la victoria.
Khaled Barakat, escritor y politico palestino