Uru­guay. El repre­sor Gil­ber­to Váz­quez falle­ció en pri­sión a los 76 años

Resu­men Lati­no­ame­ri­cano, 23 de octu­bre de 2021.

Había sido con­de­na­do a 25 años de pri­sión por deli­tos come­ti­dos en el mar­co del Plan Cón­dor, entre ellos 28 homi­ci­dios espe­cial­men­te agra­va­dos, y por haber par­ti­ci­pa­do en el secues­tro y la des­apa­ri­ción de María Clau­dia Gar­cía.

A los 76 años, falle­ció el repre­sor pre­so por vio­la­cio­nes a los dere­chos huma­nos Gil­ber­to Váz­quez, infor­mó Tele­mun­do y con­fir­mó la dia­ria. Este año, en abril, había dado posi­ti­vo de coro­na­vi­rus en el Hos­pi­tal Mili­tar, cuan­do fue tras­la­da­do al cen­tro asis­ten­cial por “pro­ble­mas de salud”.

En enero, quien era coro­nel en situa­ción de refor­ma ya había esta­do unas horas en el mis­mo hos­pi­tal por­que tenía “dolor en el pecho”. Allí se le rea­li­za­ron algu­nos estu­dios y lue­go de estar unas horas en obser­va­ción regre­só a Domin­go Are­na, don­de esta­ba preso.

Jun­to a los tam­bién repre­so­res Jor­ge Sil­vei­ra y José Arab, Váz­quez había sido pro­ce­sa­do con pri­sión por la comi­sión de dos deli­tos de pri­va­ción de liber­tad, en con­cu­rren­cia con dos deli­tos de supre­sión de esta­do civil y dos deli­tos de aban­dono de niños, por el caso de secues­tro de los her­ma­nos Julien, quie­nes en 1976 habían sido tras­la­da­dos a Chi­le, lue­go de que secues­tra­ran a sus padres Mario Julien y Vic­to­ria Gri­so­nas, en Bue­nos Aires. José Nino Gavaz­zo y Luis Mau­ren­te murie­ron antes de que la Jus­ti­cia se expidiera.

Váz­quez inte­gró el Órgano Coor­di­na­dor de Ope­ra­cio­nes Anti­sub­ver­si­vas duran­te la dic­ta­du­ra. Fue con­de­na­do a 25 años de pri­sión por deli­tos come­ti­dos en el mar­co del Plan Cón­dor –28 casos de homi­ci­dios espe­cial­men­te agra­va­dos– y a 30 años por par­ti­ci­par en el secues­tro y la des­apa­ri­ción de María Clau­dia Gar­cía, madre de Maca­re­na Gelman.

En las actas del Tri­bu­nal de Honor de 2006, que se difun­die­ron este año tras un pedi­do de acce­so a la infor­ma­ción públi­ca por par­te de la aso­cia­ción Madres y Fami­lia­res de Uru­gua­yos Dete­ni­dos Des­apa­re­ci­dos, Váz­quez con­fe­só: “Yo era un sol­da­do e hice lo mejor que pude; tuve que matar y maté, y no me arre­pien­to. Tuve que tor­tu­rar y tor­tu­ré, con el dolor en el alma, y me cues­ta muchas noches dor­mir acor­dán­do­me de los tipos que cagué a palo, pero no me arrepiento”.

Váz­quez, de 76 años, había lle­ga­do a la cár­cel el lunes 28 de diciem­bre, lue­go de que la jue­za de Rive­ra Dahia­na da Cos­ta revo­ca­ra la pri­sión domi­ci­lia­ria que se le había con­ce­di­do “por razo­nes huma­ni­ta­rias” en 2016.

El fis­cal espe­cia­li­za­do en Crí­me­nes de Lesa Huma­ni­dad, Ricar­do Per­ci­ba­lle, había pedi­do la revi­sión de esa deci­sión, por lo que se ter­mi­nó con­vo­can­do a una jun­ta médi­ca del Ins­ti­tu­to Téc­ni­co Foren­se que deter­mi­nó, con varias peri­cias, que Váz­quez no tenía pro­ble­mas de salud que jus­ti­fi­ca­ran la pri­sión domiciliaria.

Itu­rria /​Fuen­te

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