Argentina. Educación Sexual Integral. ¿Cuál es la realidad de su

Argen­ti­na. Edu­ca­ción Sexual Inte­gral. ¿Cuál es la reali­dad de su implementación?

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Por Ele­na Mon­ca­da, Resu­men Lati­no­ame­ri­cano, 18 de noviem­bre de 2021. 

Para quie­nes hemos sufri­do vio­len­cia de géne­ro y abu­so sexual en la infan­cia, para quie­nes algu­na vez creí­mos que la pros­ti­tu­ción era un tra­ba­jo, que en las escue­las se empie­cen a orga­ni­zar espa­cios de Edu­ca­ción Sexual Inte­gral es una noti­cia exce­len­te. Cree­mos que infor­mar a los chi­cos y escu­char­los les va a per­mi­tir salir de situa­cio­nes en las que no quie­ren estar y que los ate­rro­ri­zan. Tenía muchas pre­gun­tas para María Inés Wal­dorf, y tuvo la enor­me ama­bi­li­dad de con­tes­tar­las todas. Para empe­zar le pre­gun­té cómo se esta­ban reci­bien­do las pro­pues­tas de ESI en las fami­lias, y a par­tir de ahí segui­mos con­ver­san­do. Resu­mo aquí el con­te­ni­do de nues­tra charla:

Las fami­lias han reci­bi­do con agra­do las pro­pues­tas de ESI. No hemos teni­do obje­cio­nes ni obs­tácu­los para poder lle­var­las a cabo. Al con­tra­rio, los padres se han mos­tra­do muy agradecidos.

Uno de los pro­ble­mas es que los chi­cos, aun­que han reci­bi­do ESI des­de la pri­ma­ria, toda­vía no cono­cen su cuer­po. Toda­vía no saben cómo higie­ni­zar­lo, como revi­sar si apa­re­ce algún lunar, algún flu­jo, algu­na ano­ma­lía. Les da pudor hablar de mens­trua­ción, de semen, de erec­ción, de eya­cu­la­ción. Pare­cen que son fenó­me­nos aje­nos a la natu­ra­le­za huma­na. Como no tie­nen espa­cio para hablar de esto en la casa, se con­sul­tan entre ellos, o bus­can en Goo­gle, y así reci­ben infor­ma­ción ter­gi­ver­sa­da. Ni hablar de méto­dos anti­con­cep­ti­vos: toman la mis­ma pas­ti­lla que la ami­ga, que la veci­na, no hacen las con­sul­tas gine­co­ló­gi­cas, ha habi­do casos de abor­tos clan­des­ti­nos. Está el mito que al gine­có­lo­go debe ir úni­ca­men­te la mujer, y al varón le da ver­güen­za acom­pa­ñar­la. A las chi­cas les da ver­güen­za mos­trar la toa­lli­ta y al varón mos­trar el pre­ser­va­ti­vo. Hay chi­cos que no qui­sie­ron lle­var a su casa un pre­ser­va­ti­vo por­que supo­nen que eso ya es decir que tie­nen rela­cio­nes. No saben cómo son las rela­cio­nes sexua­les, ni hete­ro­se­xua­les ni homo­se­xua­les. Aun­que no parez­ca, esto sigue sien­do un tabú, y por suer­te en la escue­la ya se está hablan­do bastante.

El Minis­te­rio da esca­so apo­yo. Ha habi­do cua­der­ni­llos y tam­bién algu­nos cur­sos, pero Sába­dos Acti­vos, que es un lin­do espa­cio para con­ver­sar de estos temas, reúne a muy pocos chi­cos. Van solo dos o tres. Pedi­mos que se amplíe a los hora­rios en que los chi­cos con­cu­rren a la escue­la duran­te la sema­na, pero nos han dicho que no. O hay una jor­na­da del minis­te­rio anun­cia­da de un día para el otro, sin el tiem­po nece­sa­rio para pre­pa­rar­la como se mere­ce. Nos pare­ce que no es la for­ma de abor­dar este espacio.

Des­de que se imple­men­ta la ESI el diá­lo­go entre docen­tes y alum­nos ha cam­bia­do, pero solo con algu­nos docen­tes: en For­ma­ción Éti­ca, Bio­lo­gía, Cien­cias Nahua­les, Arte, Rue­da de Con­vi­ven­cia o con los tuto­res. Pero los demás pro­fes prác­ti­ca­men­te no han toma­do el tema y has­ta algu­nos mani­fies­tan recha­zo. Muchos no quie­ren ni tocar el tema.

El apor­te de Muje­res por los Dere­chos ha deja­do un mon­tón de inte­rro­gan­tes para seguir deba­tien­do. El tema de tra­ta siem­pre que­da un poco rele­ga­do. Pare­ce que al tra­ba­jar en ESI tene­mos que hablar de ana­to­mía y fisio­lo­gía apa­ra­tos repro­duc­to­res, emba­ra­zo, méto­dos anti­con­cep­ti­vos, abor­to legal, y has­ta ahí lle­ga­mos. Hay que hablar de abu­sos, de noviaz­gos vio­len­tos, de tra­ta, de pri­me­ras expe­rien­cias sexua­les. Traer­les la pro­pues­ta de Muje­res por los Dere­chos impli­có abrir nue­vos temas que no están abor­da­dos en pro­fun­di­dad des­de la ESI.

Pode­mos ver que los chi­cos se acer­can a con­tar sobre situa­cio­nes de abu­so, sobre vio­len­cia en los noviaz­gos, y dudas sobre sus cuer­pos. Que vayan ganan­do con­fian­za para hablar de estos temas es muy impor­tan­te. Es un pro­ce­so len­to, pero el cam­bio se va viendo.

Fuen­te: Ele­na Moncada

Itu­rria /​Fuen­te

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