Argen­ti­na. En Guer­ni­ca ase­si­na­ron a un pibe y dos barrios se levan­ta­ron para demos­trar que si no hay jus­ti­cia habrá auto­de­fen­sa popular

Resu­men Lati­no­ame­ri­cano, 28 de noviem­bre de 2021.

foto Sebas­tián Godoy, asesinado. 

Los barrios humil­des del Gran Bue­nos Aires vie­nen sufrien­do des­de hace años las peo­res con­se­cuen­cias de lo que gene­ra el capi­ta­lis­mo, des­de la per­ma­nen­te exclu­sión pro­vo­ca­do por la pobre­za, la cada vez mayor intro­duc­ción del nar­co-menu­deo y su ínti­ma rela­ción con las poli­cías loca­les, la tra­ta ‑ese cán­cer repe­ti­do e impu­ne por la pro­tec­ción de uni­for­ma­dos, jue­ces, curas, inten­den­tes- y tam­bién, otra pla­ga sinies­tra que es la del secues­tro y ase­si­na­to de niños o niñas para robar­le sus órga­nos y ven­der­los en el mer­ca­do local o inter­na­cio­nal. Pare­ce una pelí­cu­la esta­dou­ni­den­se, pero eso ocu­rre muy cer­ca y se lo tra­ta de invisibilizar. 

Esta sin­té­ti­ca intro­duc­ción tie­ne que ver con un nue­vo epi­so­dio ocu­rri­do esta sema­na en la popu­lo­sa loca­li­dad de Guer­ni­ca. Sebas­tián Godoy (Sebi, para sus ami­gos), un joven que este domin­go cum­pli­ría 20 años fue ase­si­na­do bru­tal­men­te por tres her­ma­nos de ape­lli­do Cer­dán, que se ensa­ña­ron con él para robar­le el dine­ro que su madre le había dado para que com­pra­ra un poco de que­so para cenar. Los Cer­dán no era la pri­me­ra vez que come­tían un ata­que de esta enver­ga­du­ra, pro­te­gi­dos por el hecho de saber­se impu­nes con res­pec­to a ser dete­ni­dos y libe­ra­dos a los pocos días, ya habían ata­ca­do a otros veci­nos para robar­les y lue­go les habían que­ma­do sus casas. 

Sin embar­go, esta vez fue dis­tin­to, la vecin­dad de dos barrios: Numan­cia y San Mar­tín, har­tos de tan­ta mal­dad y tam­bién de tan­to desin­te­rés ins­ti­tu­cio­nal para resol­ver este tipo de mise­rias, deci­die­ron ter­mi­nar de cua­jo con estas ame­na­zas. Vale recor­dar que al poder siem­pre le vie­ne bien que los pobres se enfren­ten con los pobres, en los esta­dios, en los barrios, en don­de sea, y por eso deja hacer y lue­go ofre­ce impu­ni­dad a un sec­tor con­tra otro. El sába­do por la tar­de una mul­ti­tud de hom­bres y muje­res deci­die­ron en una cor­ta asam­blea gri­tar el “bas­ta ya” y mar­cha­ron hacia la casa de los her­ma­nos que ase­si­na­ron a Sebi. Los tres se la vie­ron venir o fue­ron avi­sa­dos por algún cóm­pli­ce y huye­ron, pero un cuar­to her­mano fue sor­pren­di­do y gol­pea­do dura­men­te, a la vez que el fue­go empe­zó a arra­sar la vivien­da. Recién allí inter­vino la poli­cía, que­rien­do ale­jar a los veci­nos pero la bron­ca era muy supe­rior a cual­quier inten­to represivo.

Con­clu­sión: según infor­man en la Comi­sa­ría de Pre­si­den­te Perón, aún “no pudie­ron loca­li­zar” a quie­nes se fuga­ron, el her­mano que reci­bió la pali­za está en el hos­pi­tal y la vecin­dad se dio cuen­ta con su accio­nar que cuan­do la jus­ti­cia es esqui­va y cóm­pli­ce, y las fuer­zas repre­si­vas solo sir­ven para apli­car el gati­llo fácil a los pibes ino­cen­tes, no hay otra que desa­rro­llar la auto­de­fen­sa popu­lar y actuar con­tra quie­nes des­truir de mil mane­ras la con­vi­ven­cia entre veci­nos y vecinas.

Itu­rria /​Fuen­te

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