Resumen Latinoamericano, 22 de noviembre de 2021.
A poco más de 30 horas de haberle dado el doloroso y último adiós a Lucas González (17) en el Cementerio Parque Iraola, en la localidad bonaerense de Guillermo Hudson; en este caluroso lunes de noviembre, amigos, familiares y vecinos se subieron a varios micros y autos en Florencio Varela y comenzaron la triste caravana hacia el Palacio de Tribunales, donde los padres del adolescente muerto, los chicos que iban con él cuando los balearon y que se salvaron; y los papá de esos hijos que sobrevivieron; todos juntos, reclamaron Justicia.
Fotos: Franco Fafasuli
En un escenario armado para el acto, primero hablaron los padres de los chicos que acompañaban a Lucas en el Volkswagen Suran ese miércoles 17 de noviembre a la mañana, en cercanías de la Villa 21 – 24 de Barracas. Después, quebrados en llanto y con la voz temblorosas, fue el turno de los adolescentes que vieron morir a su amigo: con entereza, lo recordaron y juraron cumplir su sueño de llegar a Primera.
Mario González, el papá del chico que murió baleado por Policías de la Ciudad, fue conciso: “Lo voy a simplificar, pido Justicia nada más”. Las palabras de Cintia López, la mamá, en cambio, quebraron a todos. Con un botín y las canilleras de su hijo en las manos, suplicó: “Le pido al juez que no los libere y a los tres, a los tres, a los tres, le dé perpetua, porque los tres son culpables, para que no haya un Lucas más”.
Esos tres de los que habló Cintia son el inspector Gabriel Alejandro Isassi, el oficial mayor Fabián López y el oficial José Nievas, todos detenidos por el homicidio de Lucas y por intentar matar a los amigos que iban con él ese miércoles trágico.
Uno de los chicos que iba con Lucas el miércoles 17 de noviembre que lo balearon
Cinco días después de esa mañana dolorosa, un minuto de silencio y una marea de velas encendidas en la noche de este lunes le dieron el fin a una concentración que se había pautado para este lunes desde las 19 en la puerta de la sede judicial de Talcahuano al 550. Tenía sólo dos consignas pedidas expresamente por los padres de Lucas: sin banderas políticas y con una vela encendida.
Hasta allí llegaron minutos antes de las 19 Mario y Cintia, los padres de Lucas, con remeras que reclamaban Justicia por su hijo. Al igual que decenas de amigos, familiares y vecinos, a bordo de micros y autos que viajaron desde Florencio Varela a la Ciudad de Buenos Aires.
La idea de frenar en el Obelisco y hacer el camino a pie hasta la Plaza Lavalle quedó trunca y, de pronto, aparecieron los vehículos en Talcahuano y Lavalle, donde están los Tribunales porteños, y donde la gente se comenzó a concentrar desde las 18.30. “Mi casa, mi barrio y mi ropa no son un delito”, decía en la espalda la remera de una joven que en el frente llevaba la foto de Lucas con la camiseta de Barracas Central y un reclamo por Justicia.
En el lugar, también estaban los padres de Fernando Báez Sosa: “Venimos a devolver algo de lo que nos dieron”, le dijeron a Infobae. Desde el escenario, un hombre pedía que “todo sea en paz”, mientras el hermano más chico de Lucas miraba a la multitud sobre la plataforma.
La batucada sonaba fuerte y el grito era: “Lucas no se murió, Lucas no se murió, Lucas vive en Varela, la p… madre que lo parió”. A las 19.20, el abogado Gregorio Dalbón, que representa a la familia, presentó a los padres de los amigos del adolescente muerto en Barracas, mientras familiares tenían una bandera con los colores de Defensa y Justicia que rezaba. “Ni una bala más, ni un Lucas menos”.
El hombre dijo que su hijo no puede hablar de Lucas tras la tragedia, y continuó: “Los que están acá juegan a la pelota, no son delincuentes… Dejaron de ser acusados para ser víctimas. Automáticamente, en el noticiero salió que eran niños que jugaban a la pelota e injustamente fueron detenidos. No le busquen otra cosa. No hay política. Pedimos banderas y velas porque las banderas argentinas y las velas nos representan a todos”.
Y contó que su hijo se levantó a las 6 para prepararse y buscar a sus amigos: “El manejaba el auto, cuatro nenes, no puede pasar eso. Nunca más un Lucas, nunca más”.
Quizá el testimonio más duro fue el de los amigos de Lucas. Uno de ellos, con la voz rota en llanto y acongojado, dijo: “Yo me voy a encargar de cumplir el propósito que tenía Lucas”. Y continuó, temblando: “A mi amigo, para que deje de jugar lo tuvieron que matar”. Gritó ‘Vamos Lucas’, y se quebró en un aullido de dolor.
“Lucas me da fuerzas y le pido que no me abandone y me dé fuerzas”, fue lo primero que dijo Mario. Recordó que ese 17 de noviembre su hijo le había contado que iba a llevar a los chicos a probarse al club Barracas Central, donde jugaba y se le infló el pecho. “Lo voy a simplificar, pido Justicia nada más. No quiero venganza, no quiero nada. Esto no es política ni es grieta”, cerró.
“Veo la tele que decía que habían detenido a tres menores y a uno lo habían baleado en la cabeza. ¿Saben por que no le di importancia? Porque mi hijo no era un delincuente, era un bebé de 17 años que dormía conmigo”, aseguró indignada, y recordó: “Él soñaba con llegar a Primera y me decía: ‘Ya te voy a comprar una casa Cintia’”.
Luego del triste recuerdo de Cintia, se pidió un minuto de silencio y las velas se alzaron al cielo para que el alma de Lucas se eleve. El cierre del acto fue con un aplauso generalizado.
El cierre de acto y las velas al cielo en Tribunales