Por Camilo Katari, Resumen Latinoamericano, 21 de noviembre de 2021.
El conflicto reciente, ha servido para “medir fuerzas” y es inobjetable que el pueblo, sensato y trabajador ha demostrado, una vez su abrumadora mayoría, frente a una aventura que desnudó intereses privados convertidos en públicos, con un gran despliegue mediático que también demostró su falta de profesionalismo, como el estudio previo del tema a tratar, elemento básico del oficio, calificado por García Márquez como “el mejor oficio del mundo”.
La aventura desestabilizadora, también ha sacado a la luz las pugnas de poder al interior del Instrumento Político; que se manifestaba en el mundo de los rumores, pero que ahora, a partir de públicas opiniones han puesto las “cartas sobre la mesa”.
La sensatez política obliga a definir el contexto en el que se encuentra el gobierno de Arce-Choquehuanca, es decir no estamos en la “normalidad estatal” que es una contienda entre oposición y oficialismo.
La oposición política ha desaparecido y hoy son siglas nada más, las limitaciones de su representación parlamentaria han llegado al absurdo de pedir el cierre de la Asamblea Legislativa Plurinacional, es que su incapacidad propositiva le ha llevado a optar por la confrontación violenta, incluso en las mismas instalaciones del Congreso.
En este escenario el papel que debe asumir el Instrumento Político es el de profundizar la conciencia popular para la defensa del Estado Plurinacional, la apuesta que la sociedad intercultural boliviana ha definido como horizonte histórico. Las confrontaciones internas en una organización política, es propias de la política occidental, colonizada porque defiende intereses particulares; el Instrumento Político superó esa vieja concepción de “partido” las organizaciones sociales que le dieron vida, principalmente de pueblos originarios, tienen una larga historia que fue acumulando energía en los diferentes procesos históricos y que hoy son los sujetos plenos de la historia.
El proyecto imperial para los países que tomaron la decisión de ser ellos mismos, con identidad y pensamiento político propio, esta basado en la destrucción de las bases organizativas que le dan la fuerza y sustento de resistencia y oposición a las políticas de un capitalismo salvaje, de un saqueo de nuestros recursos naturales; quienes se enfrascan en mutuas acusaciones, solamente alimentan a esta intensión imperial de dividir el Instrumento político. Solamente demuestran las miserias de una cultura política colonial que es incapaz de pensar colectivamente, como ayllu, como tama, como tenta, sino que se mantiene en la vieja idea mesiánica colonial.
El imperialismo seguirá financiando aventuras desestabilizadoras y golpistas, no cabe duda, lo viene haciendo los últimos 15 años, los presupuestos de la muerte están disponibles para comprar conciencias; frente a esta agresión permanente, nos queda, como tarea urgente y principal el fortalecimiento del gobierno y del Instrumento Político, identificando las tendencias serviles al imperialismo y sus agentes coloniales que se encuentran en pleno trabajo de división de un pueblo que por su propia fuerza resistió y derrotó un gobierno golpista.
Las mezquindades que la colonialidad ha instalado en nuestros cerebros deben ser definitivamente expulsados, en un proceso descolonizador y de recuperación de nuestra única y verdadera identidad, ligada a la raíz andina y amazónica.
Las intenciones divisionistas, tendrán dura resistencia de los verdaderos forjadores del Instrumento Político, los argumentos con lenguaje político colonial, como son los insultos y los complejos de superioridad, no son las voces de los pueblos y naciones que tienen su propio destino en sus manos.