Por Mariana Lemos y Marcos Hermanson, Resumen Latinoamericano 6 de noviembre de 2021
La memoria del militante brasileño sigue viva e inspira a varias generaciones en su lucha por la liberación nacional
Político, escritor, revolucionario. Nacido la madrugada de 5 de diciembre de 1911, en Salvador (capital del estado de Bahía), Carlinhos, como era llamado por la vecindad, fue uno de los siete hijos de la bahiana Maria Rita do Nascimento y del inmigrante italiano y anarquista Augusto Marighella.
Años después, el chico vendría a presentarse en sus escritos: “Desciendo de italiano. Mi padre era obrero, nacido en Ferrara. Llegó como inmigrante a São Paulo y se trasladó a Bahía. Mi ascendencia por línea materna procede de negros haussás, esclavos africanos traídos de Sudán y famosos en la historia de las sublevaciones bahianas contra los esclavistas”.
A esa altura, en plena República Vieja (1889−1930), nadie pensaba que Brasil viviría una dictadura militar dentro de algunas décadas.
Marighella adquirió el hábito de la lectura desde temprano. Se cuenta que cuando niño acostumbraba a preguntar a su padre por qué los pobres trabajaban la vida entera y nunca tenían nada.
En su juventud, se arriesgó a escribir sus primeros poemas, principalmente de sátira. Incentivado por sus padres, ingresó en el curso de Ingeniería de la Escuela Politécnica de Bahía. En aquella época, eran pocos los que podían estudiar, y ese privilegio le causaba más incomodidad que satisfacción.
Carlinhos inició entonces una aproximación con la Juventud Comunista de Salvador. Con sus nuevos compañeros, fue preso por primera vez, en el gobierno del interventor Juracy Magalhães. Además de escribir poemas denunciando el autoritarismo y la censura, participó en manifestaciones estudiantiles. Al salir de la cárcel, pasó a militar efectivamente en aquella organización.
Con 25 años, en 1936, Marighella fue transferido a Rio de Janeiro para ayudar en la reorganización del Partido Comunista Brasileño (PCB). El partido había realizado la llamada “intentona comunista” un año antes y venía sufriendo la represión de la policía de Getulio Vargas.
El militante bahiano pasó a integrar el Comité Central del llamado “Partidão” y, en las manifestaciones del 1º de mayo de 1936, fue detenido por segunda vez. Torturado y encarcelado por cerca de un año; cuando fue liberado entró a la clandestinidad, mudándose a São Paulo en 1937.
En 1939, ya bajo la dictadura del Estado Nuevo, Marighella se convierte en preso político por tercera vez. El vivía en un «dispositivo» – lugar clandestino destinado a la realización de reuniones y al alojamiento de militantes – en la Rua Abolição, 380, centro de la capital paulista. Esta vez fue privado de la libertad por seis años. Primero en el presidio de Fernando de Noronha y después en el de Ilha Grande, en el litoral de São Paulo.
Con sus compañeros de cárcel, estudiaba, confeccionaba artesanías y organizaba piezas de teatro. En la prisión, el bahiano alfabetizó a algunos compañeros y aprendió a hablar inglés.
En abril de 1945, con la amnistía del Estado Novo (1937−1945), Marighella y los demás presos políticos del régimen fueron liberados, también Luis Carlos Prestes, principal líder del PCB. En el gobierno del General Góis Monteiro, el partido volvió a la legalidad.
En las elecciones constituyentes realizadas en diciembre de aquel año, Marighella fue elegido diputado federal por Bahía. El Partidão también eligió a Prestes para el Senado y a más de 40 diputados estaduales. En ese período, Marighella tuvo una breve relación con Elza Sento Sé, obrera de la empresa Light que dio a luz a su único hijo, Carlos Augusto Marighella, en mayo de 1948, en Rio.
En 1947, durante el gobierno de Eurico Gaspar Dutra, el registro del PCB fue cancelado nuevamente y el año siguiente se cesaron los mandatos de los diputados constituyentes.
Es el retorno de Marighella a la clandestinidad.
Marighella con la bancada comunista constituyente, 1946.
Todavía como diputado, Marighella conoce a la secretaria Clara Charf, que trabajaba para la bancada del PCB. De este encuentro, nace un romance que duraría hasta el final de su vida, hace exactos 50 años.
Poco después del golpe militar de 1964, Marighella caminaba por el centro de Rio de Janeiro cuando percibió que estaba siendo perseguido por agentes de la represión. Para despistarlos, entró en un cine cualquiera, en la sesión matiné. La sala estaba llena de niños. Incluso así, los militares percibieron su movimiento, entraron en el cine y lo balearon.
Marighella preso político durante el Estado Nuevo.
Herido, Marighella intentó resistir a la prisión a los gritos de “abajo la dictadura”. Liberado al año siguiente, escribió el libro “Porque resistí a la prisión”, en el que se posiciona políticamente frente a la dictadura (1964−1985).
Contrario a la línea de conciliación que el PCB adoptó después del golpe, Marighella se sumergió de cabeza en una disputa interna. Para él, no había salida sino la lucha de guerrilla.
Las divergencias salieron a la superficie en el Congreso Estadual del partido en São Paulo, y serían discutidas nacionalmente meses después. Sin embargo, antes de la realización del 6º Congreso Nacional del PCB, el Comité Central, liderado por Prestes, expulsó al ala divergente.
A finales de 1967, el grupo excluido crearía en São Paulo la Acción Libertadora Nacional (ALN).
Al lado de nombres como Joaquim Cámara, Raphael Martinelli y de su compañera Zilda Xavier, Marighella pasa a liderar la mayor organización de guerrilla contra la dictadura militar. Inmediatamente, se convierte en el enemigo número 1 del régimen.
En la noche del 4 de noviembre de 1969, Carlos Marighella fue asesinado en São Paulo, en una emboscada a la altura del número 800 de la calle Alameda Casa Branca, región de Jardim Paulista.
Comandada por el delegado del Departamento de Orden Político y Social (DOPS), Sergio Paranhos Fleury, la trampa utilizó la relación que Marighella tenía con los frailes dominicanos para agendar un falso encuentro. El bahiano fue alcanzado por cinco tiros, uno de ellos disparado a menos de 8 centímetros de distancia de su pecho.
Aunque la víctima portara un arma y dos ampollas de cianuro para envenenarse, el ex diputado no tuvo tiempo de defenderse. Horas después, fue enterrado como indigente en el cementerio de Vila Formosa, en São Paulo. En 1979, sus restos mortales fueron trasladados al cementerio Quinta dos Lázaros, en Salvador, a una tumba hecha por Oscar Niemeyer.
El hombre simple, que no tuvo tiempo para tener miedo, recibió en homenaje, en el lugar de su asesinato, una piedra con la frase: «Aquí cayó Carlos Marighella el 4 de noviembre de 1969, asesinado por la dictadura militar». Todos los años, en la Alameda Casa Branca, se realizan homenajes a su vida, lucha y memoria.
CON LA PALABRA, LA ACCIÓN LIBERTADORA NACIONAL
El abogado y ex guerrillero de la ALN, Aton Fon era empleado del periódico Folha de S. Paulo cuando conoció a Marighella, por intermedio de su compañero y antiguo comunista João Adolfo da Costa Pinto.
Fon describe la admiración que sentía por el viejo Carlos: “Yo era muy inexperto. Sentía reverencia por él. Para mí, él era un gran dirigente, era el”.
En una ocasión, enviado para un entrenamiento en Cuba, Fon recuerda que Marighella intervino contra los dirigentes del PCB que impedían a los colegas de dejar los alojamientos en la Isla: “Los compañeros que estaban en la función de coordinar el grupo establecieron una serie de prohibiciones. No podían salir, no podían conversar… Ahí, él fue y habló: ‘Tienen que salir más. Tienen que conocer más. Ustedes están teniendo la oportunidad única de conocer un país en el que el pueblo está construyendo el socialismo’”.
La expulsión de Marighella y otros nueve dirigentes del partido por divergencias con la línea propuesta por Prestes ocurrió enseguida del regreso de Cuba, en 1967. Conciliación con la burguesía nacional y resistir pacíficamente a la dictadura, para ellos, estaban fuera de consideración.
Ese colectivo de disidentes sería conocido como el Agrupamiento Comunista de São Paulo, y tenía respaldo en las bases del Partidão.
“Nunca rompimos con el comunismo, pero el comunismo nos expulsó”, cuenta Paulo Canabrava, periodista veterano y también compañero de Marighella. El recuerda que el primer manifiesto del Agrupamiento Comunista fue redactado en su casa, en 1967.
Con aquel texto, se lanzaron las bases para creación de la ALN, organización que se volvió conocida nacionalmente después del secuestro del embajador estadounidense Charles Elbrick y la toma de la antena de la Radio Nacional.
Buscando en sus recuerdos, Canabrava evoca un día en que Marighella apareció en la puerta de su casa y lo invitó a un paseo en el barrio. “Era muy temerario. Aparecía en casa con peluca [y decía]: ‘Vamos a caminar, vamos a caminar’. Ay, uf, [decía yo] crees que nadie te va a reconocer?”, recuerda Paulo, riendo.
“[Marighella representa para mi] el comunismo en su esencia, que es el amor a los otros, al prójimo, el amor a la humanidad, la entrega”, concluye el antiguo integrante de Prensa Latina – al lado de nombres como Alberto Granado y Gabriel García Márquez – y creador del portal Diálogos do Sul, al describir a su antiguo compañero.
En su casa en la zona Oeste de São Paulo, la socióloga y ex guerrillera Ana Corbisier cuenta que integraba el Grupo Táctico Armado (GTA) de la ALN, comandado por Virgilio Gomes da Silva, asesinado dos meses antes que Marighella.
Corbisier era responsable por transportar al dirigente entre los «dispositivos»: “Marighella se hospedaba en la casa de Carlos Knapp, un publicitario de moda en la época. Y Carlos Knapp vivía a 200 metros del comandante del Segundo Ejército”, recuerda.
“Yo llevaba a Marighella a casa. Y el «dispositivo» en que él estaba, ahí en Higienópolis, era cerca de la Policía Federal. De ahí yo decía: ‘Preto [Negro], está muy cerca de los hombres’. Y él respondía: ‘El mejor lugar. Mejor estar cerca de los hombres’. De hecho, el allá estaba al lado del comandante del Segundo Ejército, y aquí estaba al lado de la Policía Federal”.
Hija del filósofo y diputado federal cesado después del el golpe de 1964, Roland Corbisier, rememora el día en que su padre y el dirigente de la ALN se encontraron: “Mi padre quiso conversar con Marighella y lo llevé. El quería participar [en la ALN], pero Marighella entendió que él no era para eso. No es que mi padre fuera cobarde, pero no era la de él. Era un intelectual. Ahí, Marighella le dijo: ‘Continúa denunciando, continúa escribiendo…’”.
“El fue muy importante para mí. Yo estaba unidísima a mi padre, pero cuando mi padre murió no sentí lo que sentí cuando Marighella murió”, cuenta Corbisier, emocionada, al revivir la muerte del amigo a quien llama cariñosamente Preto.
Nacido en 1944, Gilberto Belloque, administrador de empresas jubilado, tenía 23 años cuando ingresó en las filas de la ALN. Integraba un grupo de acciones de agitación y propaganda conocido como Grupo de Trabajo B (GTB), que actuaba paralelamente al Grupo Táctico Armado (GTA). Belloque recuerda que, en esa época, algunos compañeros – la mayoría, oriundos de la disidencia estudiantil del PCB, después integrada a la ALN – se preocupaban por la militarización de la organización y por el diálogo con los trabajadores. Por eso, decidieron crear un grupo paralelo, volcado a acciones de cuño estrictamente político.
Fue de Belloque y de su amigo y compañero de organización José Carlos Sabbag que surgió la idea de tomar la antena de la Radio Nacional y transmitir un discurso redactado por Carlos Marighella. El 15 de agosto de 1969, 19 días antes del secuestro del embajador, un comando del GTB entró en las dependencias de la antena de la Radio Nacional, en Diadema (SP). La Radio, de propiedad del Grupo Globo, transmitió por cerca de 30 minutos un mensaje locutado por el propio Belloque.
“¡Atención, mucha atención! Señoras y señores: tomamos esta emisora para transmitir a todo el pueblo un mensaje de Carlos Marighella”, decía el militante al comienzo de la grabación.
Al preguntarle sobre las características más destacadas de Marighella, el ex integrante de la ALN recuerda su capacidad creadora y la libertad que el dirigente daba a sus compañeros: “Había muchas facetas interesantes en su personalidad, pero creo que la principal es la creatividad, la capacidad de innovación. Marighella rompió con las estructuras del centralismo democrático. Entre las máximas que él propagaba, una decía: ‘Nadie necesita pedir permiso para hacer la revolución’”.
Domingos Fernandes fue quien mecanografió el Mini Manual del Guerrillero Urbano, obra prima de Marighella. “Ese libro fue la cosa más bonita que él [Marighella] escribió”. El compañero también recuerda que “la ALN se formó en la casa de Zilda [Xavier]”. Domingos fue uno de los mejores amigos de Iuri, uno de los hijos de Zilda, asesinado por la dictadura.
Domingos cuenta que a Marighella le gustaba el apodo que recibió de sus compañeros más próximos. “A el le gustaba ser llamado Preto. Primero, porque él era negro mismo y tenía orgullo de su historia. Después, porque nosotros generalmente no podíamos decir el nombre de las personas”.
Rose Nogueira, también ex militante de la ALN, en entrevista por teléfono, recuerda que el delegado Fleury la prendió y mató a Marighella el mismo día. Al describir a Marighella, ella usa la expresión “hombre dulce”. Días antes de dar a la luz a su único hijo, ella recibió de sus manos el libro Parto sin dolor, publicado por primera vez en 1959.
OTRAS FORMAS DE DIÁLOGO
En una de las escenas del documental Marighella – producido en 2012 por la sobrina de Clara Charf – Isa Grispun , la viuda del guerrillero pregunta: “¿Sabe como llegó el comunismo a Bahía?”. Sonriendo, relata que, alrededor de 1935, el estado fue la sede de un encuentro de integralistas, radicales de extrema derecha admiradores del fascismo. “El [Carlos] llamó a un grupo de jóvenes, compró cartulinas, e hicieron la hoz y el martillo. Esperaron que llegue la noche, se subieron a los postes y colgaron las cartulinas. Al día siguiente, cuando el pueblo despertó – y la reacción también –, comenzaron a decir: ‘El comunismo llegó a Bahía’”.
Carlos nació en una familia que llevaba consigo rasgos culturales distintos, pero unificados por un sentimiento de indignación y lucha por justicia social. Desde joven, él se interesaba en propagar las ideas comunistas y de libertad, sea por medio de poemas, de la acción visual de calle o de la producción de panfletos y periódicos. En el PCB, Marighella también asumió tareas de producción gráfica, literatura y propaganda.
Material aprehendido en el «dispositivo» de Marighella en mayo 1936
CON LA PALABRA, LA ACCIÓN LIBERTADORA NACIONAL
El abogado y ex guerrillero de la ALN, Aton Fon era empleado del periódico Folha de S. Paulo cuando conoció a Marighella, por intermedio de su compañero y antiguo comunista João Adolfo da Costa Pinto.
Fon describe la admiración que sentía por el viejo Carlos: “Yo era muy inexperto. Sentía reverencia por él. Para mí, él era un gran dirigente, era el”.
En una ocasión, enviado para un entrenamiento en Cuba, Fon recuerda que Marighella intervino contra los dirigentes del PCB que impedían a los colegas de dejar los alojamientos en la Isla: “Los compañeros que estaban en la función de coordinar el grupo establecieron una serie de prohibiciones. No podían salir, no podían conversar… Ahí, él fue y habló: ‘Tienen que salir más. Tienen que conocer más. Ustedes están teniendo la oportunidad única de conocer un país en el que el pueblo está construyendo el socialismo’”.
La expulsión de Marighella y otros nueve dirigentes del partido por divergencias con la línea propuesta por Prestes ocurrió enseguida del regreso de Cuba, en 1967. Conciliación con la burguesía nacional y resistir pacíficamente a la dictadura, para ellos, estaban fuera de consideración.
Ese colectivo de disidentes sería conocido como el Agrupamiento Comunista de São Paulo, y tenía respaldo en las bases del Partidão.
“Nunca rompimos con el comunismo, pero el comunismo nos expulsó”, cuenta Paulo Canabrava, periodista veterano y también compañero de Marighella. El recuerda que el primer manifiesto del Agrupamiento Comunista fue redactado en su casa, en 1967.
Con aquel texto, se lanzaron las bases para creación de la ALN, organización que se volvió conocida nacionalmente después del secuestro del embajador estadounidense Charles Elbrick y la toma de la antena de la Radio Nacional.
Buscando en sus recuerdos, Canabrava evoca un día en que Marighella apareció en la puerta de su casa y lo invitó a un paseo en el barrio. “Era muy temerario. Aparecía en casa con peluca [y decía]: ‘Vamos a caminar, vamos a caminar’. Ay, uf, [decía yo] crees que nadie te va a reconocer?”, recuerda Paulo, riendo.
“[Marighella representa para mi] el comunismo en su esencia, que es el amor a los otros, al prójimo, el amor a la humanidad, la entrega”, concluye el antiguo integrante de Prensa Latina – al lado de nombres como Alberto Granado y Gabriel García Márquez – y creador del portal Diálogos do Sul, al describir a su antiguo compañero.
En su casa en la zona Oeste de São Paulo, la socióloga y ex guerrillera Ana Corbisier cuenta que integraba el Grupo Táctico Armado (GTA) de la ALN, comandado por Virgilio Gomes da Silva, asesinado dos meses antes que Marighella.
Corbisier era responsable por transportar al dirigente entre los «dispositivos»: “Marighella se hospedaba en la casa de Carlos Knapp, un publicitario de moda en la época. Y Carlos Knapp vivía a 200 metros del comandante del Segundo Ejército”, recuerda.
“Yo llevaba a Marighella a casa. Y el «dispositivo» en que él estaba, ahí en Higienópolis, era cerca de la Policía Federal. De ahí yo decía: ‘Preto [Negro], está muy cerca de los hombres’. Y él respondía: ‘El mejor lugar. Mejor estar cerca de los hombres’. De hecho, el allá estaba al lado del comandante del Segundo Ejército, y aquí estaba al lado de la Policía Federal”.
Hija del filósofo y diputado federal cesado después del el golpe de 1964, Roland Corbisier, rememora el día en que su padre y el dirigente de la ALN se encontraron: “Mi padre quiso conversar con Marighella y lo llevé. El quería participar [en la ALN], pero Marighella entendió que él no era para eso. No es que mi padre fuera cobarde, pero no era la de él. Era un intelectual. Ahí, Marighella le dijo: ‘Continúa denunciando, continúa escribiendo…’”.
“El fue muy importante para mí. Yo estaba unidísima a mi padre, pero cuando mi padre murió no sentí lo que sentí cuando Marighella murió”, cuenta Corbisier, emocionada, al revivir la muerte del amigo a quien llama cariñosamente Preto.
Nacido en 1944, Gilberto Belloque, administrador de empresas jubilado, tenía 23 años cuando ingresó en las filas de la ALN. Integraba un grupo de acciones de agitación y propaganda conocido como Grupo de Trabajo B (GTB), que actuaba paralelamente al Grupo Táctico Armado (GTA). Belloque recuerda que, en esa época, algunos compañeros – la mayoría, oriundos de la disidencia estudiantil del PCB, después integrada a la ALN – se preocupaban por la militarización de la organización y por el diálogo con los trabajadores. Por eso, decidieron crear un grupo paralelo, volcado a acciones de cuño estrictamente político.
Fue de Belloque y de su amigo y compañero de organización José Carlos Sabbag que surgió la idea de tomar la antena de la Radio Nacional y transmitir un discurso redactado por Carlos Marighella. El 15 de agosto de 1969, 19 días antes del secuestro del embajador, un comando del GTB entró en las dependencias de la antena de la Radio Nacional, en Diadema (SP). La Radio, de propiedad del Grupo Globo, transmitió por cerca de 30 minutos un mensaje locutado por el propio Belloque.
“¡Atención, mucha atención! Señoras y señores: tomamos esta emisora para transmitir a todo el pueblo un mensaje de Carlos Marighella”, decía el militante al comienzo de la grabación.
Al preguntarle sobre las características más destacadas de Marighella, el ex integrante de la ALN recuerda su capacidad creadora y la libertad que el dirigente daba a sus compañeros: “Había muchas facetas interesantes en su personalidad, pero creo que la principal es la creatividad, la capacidad de innovación. Marighella rompió con las estructuras del centralismo democrático. Entre las máximas que él propagaba, una decía: ‘Nadie necesita pedir permiso para hacer la revolución’”.
Domingos Fernandes fue quien mecanografió el Mini Manual del Guerrillero Urbano, obra prima de Marighella. “Ese libro fue la cosa más bonita que él [Marighella] escribió”. El compañero también recuerda que “la ALN se formó en la casa de Zilda [Xavier]”. Domingos fue uno de los mejores amigos de Iuri, uno de los hijos de Zilda, asesinado por la dictadura.
Domingos cuenta que a Marighella le gustaba el apodo que recibió de sus compañeros más próximos. “A el le gustaba ser llamado Preto. Primero, porque él era negro mismo y tenía orgullo de su historia. Después, porque nosotros generalmente no podíamos decir el nombre de las personas”.
Rose Nogueira, también ex militante de la ALN, en entrevista por teléfono, recuerda que el delegado Fleury la prendió y mató a Marighella el mismo día. Al describir a Marighella, ella usa la expresión “hombre dulce”. Días antes de dar a la luz a su único hijo, ella recibió de sus manos el libro Parto sin dolor, publicado por primera vez en 1959.
OTRAS FORMAS DE DIÁLOGO
En una de las escenas del documental Marighella – producido en 2012 por la sobrina de Clara Charf – Isa Grispun , la viuda del guerrillero pregunta: “¿Sabe como llegó el comunismo a Bahía?”. Sonriendo, relata que, alrededor de 1935, el estado fue la sede de un encuentro de integralistas, radicales de extrema derecha admiradores del fascismo. “El [Carlos] llamó a un grupo de jóvenes, compró cartulinas, e hicieron la hoz y el martillo. Esperaron que llegue la noche, se subieron a los postes y colgaron las cartulinas. Al día siguiente, cuando el pueblo despertó – y la reacción también –, comenzaron a decir: ‘El comunismo llegó a Bahía’”.
Carlos nació en una familia que llevaba consigo rasgos culturales distintos, pero unificados por un sentimiento de indignación y lucha por justicia social. Desde joven, él se interesaba en propagar las ideas comunistas y de libertad, sea por medio de poemas, de la acción visual de calle o de la producción de panfletos y periódicos. En el PCB, Marighella también asumió tareas de producción gráfica, literatura y propaganda.
Material aprehendido en el «dispositivo» de Marighella en mayo 1936
En el Mini Manual del Guerrillero Urbano, escrito en 1969, Marighella puntúa que “la guerrilla urbana comprometida con la prensa clandestina facilita enormemente la incorporación de un gran número de personas en la batalla revolucionaria, abriendo un trabajo permanente para aquellos que desean trabajar con la propaganda revolucionaria. Grabaciones en cinta, la ocupación de estaciones de radio, el uso de altoparlantes, dibujos en paredes y en otros lugares inaccesibles son otras formas de propaganda”.
Iara Xavier Pereira — hija de Zilda Xavier, que fue dirigente de la ALN al lado de Marighella — también llegó a integrar las filas de la organización. En entrevista por teléfono con Brasil de Fato, ella recuerda que fue locutora de la viñeta de la Radio Libertadora. Creada por Marighella, la emisora transmitía grabaciones de mensajes políticos llamando la población a la resistencia contra la dictadura y el imperialismo. Iara cuenta que la radio, además de los discursos, tocaba música protesta contra la dictadura.
El trecho que ella locutaba abría la grabación: “Atención! Está al aire la Radio Libertadora. En cualquier parte de Brasil, para los patriotas de todas partes. Radio clandestina de la revolución. El deber de todo revolucionario es hacer la revolución. ¡Abajo la dictadura militar!”.
Decenas de libros, documentales, músicas y piezas de teatro fueron lanzadas en los últimos 52 años para desentrañar u homenajear el legendario Marighella. La canción Mil faces de um homem leal [Mil rostros de un hombre leal], de Racionais MC’s, lanzada en 2012, contribuye a mantener viva la memoria del guerrillero bahiano entre los jóvenes. El clip de la canción incluye partes de la Radio Libertadora y remonta el escenario de la toma de la antena de la Radio Nacional por la ALN. En la producción, Mano Brown interpreta Marighella. Para el actor y director Wagner Moura, “no hay en Brasil alguien más Marighella que Brown. Poeta y guerrillero, amoroso y agresivo”.
Sigue insistiendo en estar vivo!
Brasil de Fato