Brasil. Marighella guerrillero y poeta: «No tuve tiempo de tener miedo»

Bra­sil. Marighe­lla gue­rri­lle­ro y poe­ta: «No tuve tiem­po de tener miedo»

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Por Maria­na Lemos y Mar­cos Her­man­son, Resu­men Lati­no­ame­ri­cano 6 de noviem­bre de 2021

La memo­ria del mili­tan­te bra­si­le­ño sigue viva e ins­pi­ra a varias gene­ra­cio­nes en su lucha por la libe­ra­ción nacional

Polí­ti­co, escri­tor, revo­lu­cio­na­rio. Naci­do la madru­ga­da de 5 de diciem­bre de 1911, en Sal­va­dor (capi­tal del esta­do de Bahía), Car­linhos, como era lla­ma­do por la vecin­dad, fue uno de los sie­te hijos de la bahia­na Maria Rita do Nas­ci­men­to y del inmi­gran­te ita­liano y anar­quis­ta Augus­to Marighella.

Años des­pués, el chi­co ven­dría a pre­sen­tar­se en sus escri­tos: “Des­cien­do de ita­liano. Mi padre era obre­ro, naci­do en Ferra­ra. Lle­gó como inmi­gran­te a São Pau­lo y se tras­la­dó a Bahía. Mi ascen­den­cia por línea mater­na pro­ce­de de negros haus­sás, escla­vos afri­ca­nos traí­dos de Sudán y famo­sos en la his­to­ria de las suble­va­cio­nes bahia­nas con­tra los esclavistas”.

A esa altu­ra, en ple­na Repú­bli­ca Vie­ja (1889−1930), nadie pen­sa­ba que Bra­sil vivi­ría una dic­ta­du­ra mili­tar den­tro de algu­nas décadas.

madre y padre de Mariguella

Marighe­lla adqui­rió el hábi­to de la lec­tu­ra des­de tem­prano. Se cuen­ta que cuan­do niño acos­tum­bra­ba a pre­gun­tar a su padre por qué los pobres tra­ba­ja­ban la vida ente­ra y nun­ca tenían nada.

En su juven­tud, se arries­gó a escri­bir sus pri­me­ros poe­mas, prin­ci­pal­men­te de sáti­ra. Incen­ti­va­do por sus padres, ingre­só en el cur­so de Inge­nie­ría de la Escue­la Poli­téc­ni­ca de Bahía. En aque­lla épo­ca, eran pocos los que podían estu­diar, y ese pri­vi­le­gio le cau­sa­ba más inco­mo­di­dad que satisfacción.

Car­linhos ini­ció enton­ces una apro­xi­ma­ción con la Juven­tud Comu­nis­ta de Sal­va­dor. Con sus nue­vos com­pa­ñe­ros, fue pre­so por pri­me­ra vez, en el gobierno del inter­ven­tor Juracy Magalhães. Ade­más de escri­bir poe­mas denun­cian­do el auto­ri­ta­ris­mo y la cen­su­ra, par­ti­ci­pó en mani­fes­ta­cio­nes estu­dian­ti­les. Al salir de la cár­cel, pasó a mili­tar efec­ti­va­men­te en aque­lla organización.

Con 25 años, en 1936, Marighe­lla fue trans­fe­ri­do a Rio de Janei­ro para ayu­dar en la reor­ga­ni­za­ción del Par­ti­do Comu­nis­ta Bra­si­le­ño (PCB). El par­ti­do había rea­li­za­do la lla­ma­da “inten­to­na comu­nis­ta” un año antes y venía sufrien­do la repre­sión de la poli­cía de Getu­lio Vargas.

El mili­tan­te bahiano pasó a inte­grar el Comi­té Cen­tral del lla­ma­do “Par­ti­dão” y, en las mani­fes­ta­cio­nes del 1º de mayo de 1936, fue dete­ni­do por segun­da vez. Tor­tu­ra­do y encar­ce­la­do por cer­ca de un año; cuan­do fue libe­ra­do entró a la clan­des­ti­ni­dad, mudán­do­se a São Pau­lo en 1937.

En 1939, ya bajo la dic­ta­du­ra del Esta­do Nue­vo, Marighe­lla se con­vier­te en pre­so polí­ti­co por ter­ce­ra vez. El vivía en un «dis­po­si­ti­vo» – lugar clan­des­tino des­ti­na­do a la rea­li­za­ción de reunio­nes y al alo­ja­mien­to de mili­tan­tes – en la Rua Abo­lição, 380, cen­tro de la capi­tal pau­lis­ta. Esta vez fue pri­va­do de la liber­tad por seis años. Pri­me­ro en el pre­si­dio de Fer­nan­do de Noronha y des­pués en el de Ilha Gran­de, en el lito­ral de São Paulo.

Con sus com­pa­ñe­ros de cár­cel, estu­dia­ba, con­fec­cio­na­ba arte­sa­nías y orga­ni­za­ba pie­zas de tea­tro. En la pri­sión, el bahiano alfa­be­ti­zó a algu­nos com­pa­ñe­ros y apren­dió a hablar inglés.

En abril de 1945, con la amnis­tía del Esta­do Novo (1937−1945), Marighe­lla y los demás pre­sos polí­ti­cos del régi­men fue­ron libe­ra­dos, tam­bién Luis Car­los Pres­tes, prin­ci­pal líder del PCB. En el gobierno del Gene­ral Góis Mon­tei­ro, el par­ti­do vol­vió a la legalidad.

En las elec­cio­nes cons­ti­tu­yen­tes rea­li­za­das en diciem­bre de aquel año, Marighe­lla fue ele­gi­do dipu­tado fede­ral por Bahía. El Par­ti­dão tam­bién eli­gió a Pres­tes para el Sena­do y a más de 40 dipu­tados esta­dua­les. En ese perío­do, Marighe­lla tuvo una bre­ve rela­ción con Elza Sen­to Sé, obre­ra de la empre­sa Light que dio a luz a su úni­co hijo, Car­los Augus­to Marighe­lla, en mayo de 1948, en Rio.

En 1947, duran­te el gobierno de Euri­co Gas­par Dutra, el regis­tro del PCB fue can­ce­la­do nue­va­men­te y el año siguien­te se cesa­ron los man­da­tos de los dipu­tados constituyentes.

Es el retorno de Marighe­lla a la clandestinidad.

Marighe­lla con la ban­ca­da comu­nis­ta cons­ti­tu­yen­te, 1946.

Toda­vía como dipu­tado, Marighe­lla cono­ce a la secre­ta­ria Cla­ra Charf, que tra­ba­ja­ba para la ban­ca­da del PCB. De este encuen­tro, nace un roman­ce que dura­ría has­ta el final de su vida, hace exac­tos 50 años.

Poco des­pués del gol­pe mili­tar de 1964, Marighe­lla cami­na­ba por el cen­tro de Rio de Janei­ro cuan­do per­ci­bió que esta­ba sien­do per­se­gui­do por agen­tes de la repre­sión. Para des­pis­tar­los, entró en un cine cual­quie­ra, en la sesión mati­né. La sala esta­ba lle­na de niños. Inclu­so así, los mili­ta­res per­ci­bie­ron su movi­mien­to, entra­ron en el cine y lo balearon.

Marighe­lla pre­so polí­ti­co duran­te el Esta­do Nuevo.

Heri­do, Marighe­lla inten­tó resis­tir a la pri­sión a los gri­tos de “aba­jo la dic­ta­du­ra”. Libe­ra­do al año siguien­te, escri­bió el libro “Por­que resis­tí a la pri­sión”, en el que se posi­cio­na polí­ti­ca­men­te fren­te a la dic­ta­du­ra (1964−1985).

Con­tra­rio a la línea de con­ci­lia­ción que el PCB adop­tó des­pués del gol­pe, Marighe­lla se sumer­gió de cabe­za en una dispu­ta inter­na. Para él, no había sali­da sino la lucha de guerrilla.

Las diver­gen­cias salie­ron a la super­fi­cie en el Con­gre­so Esta­dual del par­ti­do en São Pau­lo, y serían dis­cu­ti­das nacio­nal­men­te meses des­pués. Sin embar­go, antes de la rea­li­za­ción del 6º Con­gre­so Nacio­nal del PCB, el Comi­té Cen­tral, lide­ra­do por Pres­tes, expul­só al ala divergente.

A fina­les de 1967, el gru­po exclui­do crea­ría en São Pau­lo la Acción Liber­ta­do­ra Nacio­nal (ALN).

Al lado de nom­bres como Joa­quim Cáma­ra, Raphael Mar­ti­ne­lli y de su com­pa­ñe­ra Zil­da Xavier, Marighe­lla pasa a lide­rar la mayor orga­ni­za­ción de gue­rri­lla con­tra la dic­ta­du­ra mili­tar. Inme­dia­ta­men­te, se con­vier­te en el enemi­go núme­ro 1 del régimen.

En la noche del 4 de noviem­bre de 1969, Car­los Marighe­lla fue ase­si­na­do en São Pau­lo, en una embos­ca­da a la altu­ra del núme­ro 800 de la calle Ala­me­da Casa Bran­ca, región de Jar­dim Paulista.

Coman­da­da por el dele­ga­do del Depar­ta­men­to de Orden Polí­ti­co y Social (DOPS), Ser­gio Paranhos Fleury, la tram­pa uti­li­zó la rela­ción que Marighe­lla tenía con los frai­les domi­ni­ca­nos para agen­dar un fal­so encuen­tro. El bahiano fue alcan­za­do por cin­co tiros, uno de ellos dis­pa­ra­do a menos de 8 cen­tí­me­tros de dis­tan­cia de su pecho.

Aun­que la víc­ti­ma por­ta­ra un arma y dos ampo­llas de cia­nu­ro para enve­ne­nar­se, el ex dipu­tado no tuvo tiem­po de defen­der­se. Horas des­pués, fue ente­rra­do como indi­gen­te en el cemen­te­rio de Vila For­mo­sa, en São Pau­lo. En 1979, sus res­tos mor­ta­les fue­ron tras­la­da­dos al cemen­te­rio Quin­ta dos Láza­ros, en Sal­va­dor, a una tum­ba hecha por Oscar Niemeyer.

El hom­bre sim­ple, que no tuvo tiem­po para tener mie­do, reci­bió en home­na­je, en el lugar de su ase­si­na­to, una pie­dra con la fra­se: «Aquí cayó Car­los Marighe­lla el 4 de noviem­bre de 1969, ase­si­na­do por la dic­ta­du­ra mili­tar». Todos los años, en la Ala­me­da Casa Bran­ca, se rea­li­zan home­na­jes a su vida, lucha y memoria.

«Mari­gue­lla repre­sen­ta para mi el comu­nis­mo en su esen­cia, el amor a los otros, al pró­ji­mo, a la huma­ni­dad, la entrega»

CON LA PALABRA, LA ACCIÓN LIBERTADORA NACIONAL

El abo­ga­do y ex gue­rri­lle­ro de la ALN, Aton Fon era emplea­do del perió­di­co Folha de S. Pau­lo cuan­do cono­ció a Marighe­lla, por inter­me­dio de su com­pa­ñe­ro y anti­guo comu­nis­ta João Adol­fo da Cos­ta Pinto.

Fon des­cri­be la admi­ra­ción que sen­tía por el vie­jo Car­los: “Yo era muy inex­per­to. Sen­tía reve­ren­cia por él. Para mí, él era un gran diri­gen­te, era el”.

En una oca­sión, envia­do para un entre­na­mien­to en Cuba, Fon recuer­da que Marighe­lla inter­vino con­tra los diri­gen­tes del PCB que impe­dían a los cole­gas de dejar los alo­ja­mien­tos en la Isla: “Los com­pa­ñe­ros que esta­ban en la fun­ción de coor­di­nar el gru­po esta­ble­cie­ron una serie de prohi­bi­cio­nes. No podían salir, no podían con­ver­sar… Ahí, él fue y habló: ‘Tie­nen que salir más. Tie­nen que cono­cer más. Uste­des están tenien­do la opor­tu­ni­dad úni­ca de cono­cer un país en el que el pue­blo está cons­tru­yen­do el socialismo’”.

La expul­sión de Marighe­lla y otros nue­ve diri­gen­tes del par­ti­do por diver­gen­cias con la línea pro­pues­ta por Pres­tes ocu­rrió ense­gui­da del regre­so de Cuba, en 1967. Con­ci­lia­ción con la bur­gue­sía nacio­nal y resis­tir pací­fi­ca­men­te a la dic­ta­du­ra, para ellos, esta­ban fue­ra de consideración.

Ese colec­ti­vo de disi­den­tes sería cono­ci­do como el Agru­pa­mien­to Comu­nis­ta de São Pau­lo, y tenía res­pal­do en las bases del Partidão.

“Nun­ca rom­pi­mos con el comu­nis­mo, pero el comu­nis­mo nos expul­só”, cuen­ta Pau­lo Cana­bra­va, perio­dis­ta vete­rano y tam­bién com­pa­ñe­ro de Marighe­lla. El recuer­da que el pri­mer mani­fies­to del Agru­pa­mien­to Comu­nis­ta fue redac­ta­do en su casa, en 1967.

Con aquel tex­to, se lan­za­ron las bases para crea­ción de la ALN, orga­ni­za­ción que se vol­vió cono­ci­da nacio­nal­men­te des­pués del secues­tro del emba­ja­dor esta­dou­ni­den­se Char­les Elbrick y la toma de la ante­na de la Radio Nacional.

Bus­can­do en sus recuer­dos, Cana­bra­va evo­ca un día en que Marighe­lla apa­re­ció en la puer­ta de su casa y lo invi­tó a un paseo en el barrio. “Era muy teme­ra­rio. Apa­re­cía en casa con pelu­ca [y decía]: ‘Vamos a cami­nar, vamos a cami­nar’. Ay, uf, [decía yo] crees que nadie te va a reco­no­cer?”, recuer­da Pau­lo, riendo.

“[Marighe­lla repre­sen­ta para mi] el comu­nis­mo en su esen­cia, que es el amor a los otros, al pró­ji­mo, el amor a la huma­ni­dad, la entre­ga”, con­clu­ye el anti­guo inte­gran­te de Pren­sa Lati­na – al lado de nom­bres como Alber­to Gra­na­do y Gabriel Gar­cía Már­quez – y crea­dor del por­tal Diá­lo­gos do Sul, al des­cri­bir a su anti­guo compañero.

En su casa en la zona Oes­te de São Pau­lo, la soció­lo­ga y ex gue­rri­lle­ra Ana Cor­bi­sier cuen­ta que inte­gra­ba el Gru­po Tác­ti­co Arma­do (GTA) de la ALN, coman­da­do por Vir­gi­lio Gomes da Sil­va, ase­si­na­do dos meses antes que Marighella.

Cor­bi­sier era res­pon­sa­ble por trans­por­tar al diri­gen­te entre los «dis­po­si­ti­vos»: “Marighe­lla se hos­pe­da­ba en la casa de Car­los Knapp, un publi­ci­ta­rio de moda en la épo­ca. Y Car­los Knapp vivía a 200 metros del coman­dan­te del Segun­do Ejér­ci­to”, recuerda.

“Yo lle­va­ba a Marighe­lla a casa. Y el «dis­po­si­ti­vo» en que él esta­ba, ahí en Higie­nó­po­lis, era cer­ca de la Poli­cía Fede­ral. De ahí yo decía: ‘Pre­to [Negro], está muy cer­ca de los hom­bres’. Y él res­pon­día: ‘El mejor lugar. Mejor estar cer­ca de los hom­bres’. De hecho, el allá esta­ba al lado del coman­dan­te del Segun­do Ejér­ci­to, y aquí esta­ba al lado de la Poli­cía Federal”.

Hija del filó­so­fo y dipu­tado fede­ral cesa­do des­pués del el gol­pe de 1964, Roland Cor­bi­sier, reme­mo­ra el día en que su padre y el diri­gen­te de la ALN se encon­tra­ron: “Mi padre qui­so con­ver­sar con Marighe­lla y lo lle­vé. El que­ría par­ti­ci­par [en la ALN], pero Marighe­lla enten­dió que él no era para eso. No es que mi padre fue­ra cobar­de, pero no era la de él. Era un inte­lec­tual. Ahí, Marighe­lla le dijo: ‘Con­ti­núa denun­cian­do, con­ti­núa escribiendo…’”.

“El fue muy impor­tan­te para mí. Yo esta­ba uni­dí­si­ma a mi padre, pero cuan­do mi padre murió no sen­tí lo que sen­tí cuan­do Marighe­lla murió”, cuen­ta Cor­bi­sier, emo­cio­na­da, al revi­vir la muer­te del ami­go a quien lla­ma cari­ño­sa­men­te Preto.

Naci­do en 1944, Gil­ber­to Bello­que, admi­nis­tra­dor de empre­sas jubi­la­do, tenía 23 años cuan­do ingre­só en las filas de la ALN. Inte­gra­ba un gru­po de accio­nes de agi­ta­ción y pro­pa­gan­da cono­ci­do como Gru­po de Tra­ba­jo B (GTB), que actua­ba para­le­la­men­te al Gru­po Tác­ti­co Arma­do (GTA). Bello­que recuer­da que, en esa épo­ca, algu­nos com­pa­ñe­ros – la mayo­ría, oriun­dos de la disi­den­cia estu­dian­til del PCB, des­pués inte­gra­da a la ALN – se preo­cu­pa­ban por la mili­ta­ri­za­ción de la orga­ni­za­ción y por el diá­lo­go con los tra­ba­ja­do­res. Por eso, deci­die­ron crear un gru­po para­le­lo, vol­ca­do a accio­nes de cuño estric­ta­men­te político.

Fue de Bello­que y de su ami­go y com­pa­ñe­ro de orga­ni­za­ción José Car­los Sab­bag que sur­gió la idea de tomar la ante­na de la Radio Nacio­nal y trans­mi­tir un dis­cur­so redac­ta­do por Car­los Marighe­lla. El 15 de agos­to de 1969, 19 días antes del secues­tro del emba­ja­dor, un coman­do del GTB entró en las depen­den­cias de la ante­na de la Radio Nacio­nal, en Dia­de­ma (SP). La Radio, de pro­pie­dad del Gru­po Glo­bo, trans­mi­tió por cer­ca de 30 minu­tos un men­sa­je locu­ta­do por el pro­pio Belloque.

“¡Aten­ción, mucha aten­ción! Seño­ras y seño­res: toma­mos esta emi­so­ra para trans­mi­tir a todo el pue­blo un men­sa­je de Car­los Marighe­lla”, decía el mili­tan­te al comien­zo de la grabación.

Al pre­gun­tar­le sobre las carac­te­rís­ti­cas más des­ta­ca­das de Marighe­lla, el ex inte­gran­te de la ALN recuer­da su capa­ci­dad crea­do­ra y la liber­tad que el diri­gen­te daba a sus com­pa­ñe­ros: “Había muchas face­tas intere­san­tes en su per­so­na­li­dad, pero creo que la prin­ci­pal es la crea­ti­vi­dad, la capa­ci­dad de inno­va­ción. Marighe­lla rom­pió con las estruc­tu­ras del cen­tra­lis­mo demo­crá­ti­co. Entre las máxi­mas que él pro­pa­ga­ba, una decía: ‘Nadie nece­si­ta pedir per­mi­so para hacer la revolución’”.

Domin­gos Fer­nan­des fue quien meca­no­gra­fió el Mini Manual del Gue­rri­lle­ro Urbano, obra pri­ma de Marighe­lla. “Ese libro fue la cosa más boni­ta que él [Marighe­lla] escri­bió”. El com­pa­ñe­ro tam­bién recuer­da que “la ALN se for­mó en la casa de Zil­da [Xavier]”. Domin­gos fue uno de los mejo­res ami­gos de Iuri, uno de los hijos de Zil­da, ase­si­na­do por la dictadura.

Domin­gos cuen­ta que a Marighe­lla le gus­ta­ba el apo­do que reci­bió de sus com­pa­ñe­ros más pró­xi­mos. “A el le gus­ta­ba ser lla­ma­do Pre­to. Pri­me­ro, por­que él era negro mis­mo y tenía orgu­llo de su his­to­ria. Des­pués, por­que noso­tros gene­ral­men­te no podía­mos decir el nom­bre de las personas”.

Rose Noguei­ra, tam­bién ex mili­tan­te de la ALN, en entre­vis­ta por telé­fono, recuer­da que el dele­ga­do Fleury la pren­dió y mató a Marighe­lla el mis­mo día. Al des­cri­bir a Marighe­lla, ella usa la expre­sión “hom­bre dul­ce”. Días antes de dar a la luz a su úni­co hijo, ella reci­bió de sus manos el libro Par­to sin dolor, publi­ca­do por pri­me­ra vez en 1959.

OTRAS FORMAS DE DIÁLOGO

En una de las esce­nas del docu­men­tal Marighe­lla – pro­du­ci­do en 2012 por la sobri­na de Cla­ra Charf – Isa Gris­pun , la viu­da del gue­rri­lle­ro pre­gun­ta: “¿Sabe como lle­gó el comu­nis­mo a Bahía?”. Son­rien­do, rela­ta que, alre­de­dor de 1935, el esta­do fue la sede de un encuen­tro de inte­gra­lis­tas, radi­ca­les de extre­ma dere­cha admi­ra­do­res del fas­cis­mo. “El [Car­los] lla­mó a un gru­po de jóve­nes, com­pró car­tu­li­nas, e hicie­ron la hoz y el mar­ti­llo. Espe­ra­ron que lle­gue la noche, se subie­ron a los pos­tes y col­ga­ron las car­tu­li­nas. Al día siguien­te, cuan­do el pue­blo des­per­tó – y la reac­ción tam­bién –, comen­za­ron a decir: ‘El comu­nis­mo lle­gó a Bahía’”.

Car­los nació en una fami­lia que lle­va­ba con­si­go ras­gos cul­tu­ra­les dis­tin­tos, pero uni­fi­ca­dos por un sen­ti­mien­to de indig­na­ción y lucha por jus­ti­cia social. Des­de joven, él se intere­sa­ba en pro­pa­gar las ideas comu­nis­tas y de liber­tad, sea por medio de poe­mas, de la acción visual de calle o de la pro­duc­ción de pan­fle­tos y perió­di­cos. En el PCB, Marighe­lla tam­bién asu­mió tareas de pro­duc­ción grá­fi­ca, lite­ra­tu­ra y propaganda.

Mate­rial aprehen­di­do en el «dis­po­si­ti­vo» de Marighe­lla en mayo 1936

CON LA PALABRA, LA ACCIÓN LIBERTADORA NACIONAL

El abo­ga­do y ex gue­rri­lle­ro de la ALN, Aton Fon era emplea­do del perió­di­co Folha de S. Pau­lo cuan­do cono­ció a Marighe­lla, por inter­me­dio de su com­pa­ñe­ro y anti­guo comu­nis­ta João Adol­fo da Cos­ta Pinto.

Fon des­cri­be la admi­ra­ción que sen­tía por el vie­jo Car­los: “Yo era muy inex­per­to. Sen­tía reve­ren­cia por él. Para mí, él era un gran diri­gen­te, era el”.

En una oca­sión, envia­do para un entre­na­mien­to en Cuba, Fon recuer­da que Marighe­lla inter­vino con­tra los diri­gen­tes del PCB que impe­dían a los cole­gas de dejar los alo­ja­mien­tos en la Isla: “Los com­pa­ñe­ros que esta­ban en la fun­ción de coor­di­nar el gru­po esta­ble­cie­ron una serie de prohi­bi­cio­nes. No podían salir, no podían con­ver­sar… Ahí, él fue y habló: ‘Tie­nen que salir más. Tie­nen que cono­cer más. Uste­des están tenien­do la opor­tu­ni­dad úni­ca de cono­cer un país en el que el pue­blo está cons­tru­yen­do el socialismo’”.

La expul­sión de Marighe­lla y otros nue­ve diri­gen­tes del par­ti­do por diver­gen­cias con la línea pro­pues­ta por Pres­tes ocu­rrió ense­gui­da del regre­so de Cuba, en 1967. Con­ci­lia­ción con la bur­gue­sía nacio­nal y resis­tir pací­fi­ca­men­te a la dic­ta­du­ra, para ellos, esta­ban fue­ra de consideración.

Ese colec­ti­vo de disi­den­tes sería cono­ci­do como el Agru­pa­mien­to Comu­nis­ta de São Pau­lo, y tenía res­pal­do en las bases del Partidão.

“Nun­ca rom­pi­mos con el comu­nis­mo, pero el comu­nis­mo nos expul­só”, cuen­ta Pau­lo Cana­bra­va, perio­dis­ta vete­rano y tam­bién com­pa­ñe­ro de Marighe­lla. El recuer­da que el pri­mer mani­fies­to del Agru­pa­mien­to Comu­nis­ta fue redac­ta­do en su casa, en 1967.

Con aquel tex­to, se lan­za­ron las bases para crea­ción de la ALN, orga­ni­za­ción que se vol­vió cono­ci­da nacio­nal­men­te des­pués del secues­tro del emba­ja­dor esta­dou­ni­den­se Char­les Elbrick y la toma de la ante­na de la Radio Nacional.

Bus­can­do en sus recuer­dos, Cana­bra­va evo­ca un día en que Marighe­lla apa­re­ció en la puer­ta de su casa y lo invi­tó a un paseo en el barrio. “Era muy teme­ra­rio. Apa­re­cía en casa con pelu­ca [y decía]: ‘Vamos a cami­nar, vamos a cami­nar’. Ay, uf, [decía yo] crees que nadie te va a reco­no­cer?”, recuer­da Pau­lo, riendo.

“[Marighe­lla repre­sen­ta para mi] el comu­nis­mo en su esen­cia, que es el amor a los otros, al pró­ji­mo, el amor a la huma­ni­dad, la entre­ga”, con­clu­ye el anti­guo inte­gran­te de Pren­sa Lati­na – al lado de nom­bres como Alber­to Gra­na­do y Gabriel Gar­cía Már­quez – y crea­dor del por­tal Diá­lo­gos do Sul, al des­cri­bir a su anti­guo compañero.

En su casa en la zona Oes­te de São Pau­lo, la soció­lo­ga y ex gue­rri­lle­ra Ana Cor­bi­sier cuen­ta que inte­gra­ba el Gru­po Tác­ti­co Arma­do (GTA) de la ALN, coman­da­do por Vir­gi­lio Gomes da Sil­va, ase­si­na­do dos meses antes que Marighella.

Cor­bi­sier era res­pon­sa­ble por trans­por­tar al diri­gen­te entre los «dis­po­si­ti­vos»: “Marighe­lla se hos­pe­da­ba en la casa de Car­los Knapp, un publi­ci­ta­rio de moda en la épo­ca. Y Car­los Knapp vivía a 200 metros del coman­dan­te del Segun­do Ejér­ci­to”, recuerda.

“Yo lle­va­ba a Marighe­lla a casa. Y el «dis­po­si­ti­vo» en que él esta­ba, ahí en Higie­nó­po­lis, era cer­ca de la Poli­cía Fede­ral. De ahí yo decía: ‘Pre­to [Negro], está muy cer­ca de los hom­bres’. Y él res­pon­día: ‘El mejor lugar. Mejor estar cer­ca de los hom­bres’. De hecho, el allá esta­ba al lado del coman­dan­te del Segun­do Ejér­ci­to, y aquí esta­ba al lado de la Poli­cía Federal”.

Hija del filó­so­fo y dipu­tado fede­ral cesa­do des­pués del el gol­pe de 1964, Roland Cor­bi­sier, reme­mo­ra el día en que su padre y el diri­gen­te de la ALN se encon­tra­ron: “Mi padre qui­so con­ver­sar con Marighe­lla y lo lle­vé. El que­ría par­ti­ci­par [en la ALN], pero Marighe­lla enten­dió que él no era para eso. No es que mi padre fue­ra cobar­de, pero no era la de él. Era un inte­lec­tual. Ahí, Marighe­lla le dijo: ‘Con­ti­núa denun­cian­do, con­ti­núa escribiendo…’”.

“El fue muy impor­tan­te para mí. Yo esta­ba uni­dí­si­ma a mi padre, pero cuan­do mi padre murió no sen­tí lo que sen­tí cuan­do Marighe­lla murió”, cuen­ta Cor­bi­sier, emo­cio­na­da, al revi­vir la muer­te del ami­go a quien lla­ma cari­ño­sa­men­te Preto.

Naci­do en 1944, Gil­ber­to Bello­que, admi­nis­tra­dor de empre­sas jubi­la­do, tenía 23 años cuan­do ingre­só en las filas de la ALN. Inte­gra­ba un gru­po de accio­nes de agi­ta­ción y pro­pa­gan­da cono­ci­do como Gru­po de Tra­ba­jo B (GTB), que actua­ba para­le­la­men­te al Gru­po Tác­ti­co Arma­do (GTA). Bello­que recuer­da que, en esa épo­ca, algu­nos com­pa­ñe­ros – la mayo­ría, oriun­dos de la disi­den­cia estu­dian­til del PCB, des­pués inte­gra­da a la ALN – se preo­cu­pa­ban por la mili­ta­ri­za­ción de la orga­ni­za­ción y por el diá­lo­go con los tra­ba­ja­do­res. Por eso, deci­die­ron crear un gru­po para­le­lo, vol­ca­do a accio­nes de cuño estric­ta­men­te político.

Fue de Bello­que y de su ami­go y com­pa­ñe­ro de orga­ni­za­ción José Car­los Sab­bag que sur­gió la idea de tomar la ante­na de la Radio Nacio­nal y trans­mi­tir un dis­cur­so redac­ta­do por Car­los Marighe­lla. El 15 de agos­to de 1969, 19 días antes del secues­tro del emba­ja­dor, un coman­do del GTB entró en las depen­den­cias de la ante­na de la Radio Nacio­nal, en Dia­de­ma (SP). La Radio, de pro­pie­dad del Gru­po Glo­bo, trans­mi­tió por cer­ca de 30 minu­tos un men­sa­je locu­ta­do por el pro­pio Belloque.

“¡Aten­ción, mucha aten­ción! Seño­ras y seño­res: toma­mos esta emi­so­ra para trans­mi­tir a todo el pue­blo un men­sa­je de Car­los Marighe­lla”, decía el mili­tan­te al comien­zo de la grabación.

Al pre­gun­tar­le sobre las carac­te­rís­ti­cas más des­ta­ca­das de Marighe­lla, el ex inte­gran­te de la ALN recuer­da su capa­ci­dad crea­do­ra y la liber­tad que el diri­gen­te daba a sus com­pa­ñe­ros: “Había muchas face­tas intere­san­tes en su per­so­na­li­dad, pero creo que la prin­ci­pal es la crea­ti­vi­dad, la capa­ci­dad de inno­va­ción. Marighe­lla rom­pió con las estruc­tu­ras del cen­tra­lis­mo demo­crá­ti­co. Entre las máxi­mas que él pro­pa­ga­ba, una decía: ‘Nadie nece­si­ta pedir per­mi­so para hacer la revolución’”.

Domin­gos Fer­nan­des fue quien meca­no­gra­fió el Mini Manual del Gue­rri­lle­ro Urbano, obra pri­ma de Marighe­lla. “Ese libro fue la cosa más boni­ta que él [Marighe­lla] escri­bió”. El com­pa­ñe­ro tam­bién recuer­da que “la ALN se for­mó en la casa de Zil­da [Xavier]”. Domin­gos fue uno de los mejo­res ami­gos de Iuri, uno de los hijos de Zil­da, ase­si­na­do por la dictadura.

Domin­gos cuen­ta que a Marighe­lla le gus­ta­ba el apo­do que reci­bió de sus com­pa­ñe­ros más pró­xi­mos. “A el le gus­ta­ba ser lla­ma­do Pre­to. Pri­me­ro, por­que él era negro mis­mo y tenía orgu­llo de su his­to­ria. Des­pués, por­que noso­tros gene­ral­men­te no podía­mos decir el nom­bre de las personas”.

Rose Noguei­ra, tam­bién ex mili­tan­te de la ALN, en entre­vis­ta por telé­fono, recuer­da que el dele­ga­do Fleury la pren­dió y mató a Marighe­lla el mis­mo día. Al des­cri­bir a Marighe­lla, ella usa la expre­sión “hom­bre dul­ce”. Días antes de dar a la luz a su úni­co hijo, ella reci­bió de sus manos el libro Par­to sin dolor, publi­ca­do por pri­me­ra vez en 1959.

OTRAS FORMAS DE DIÁLOGO

En una de las esce­nas del docu­men­tal Marighe­lla – pro­du­ci­do en 2012 por la sobri­na de Cla­ra Charf – Isa Gris­pun , la viu­da del gue­rri­lle­ro pre­gun­ta: “¿Sabe como lle­gó el comu­nis­mo a Bahía?”. Son­rien­do, rela­ta que, alre­de­dor de 1935, el esta­do fue la sede de un encuen­tro de inte­gra­lis­tas, radi­ca­les de extre­ma dere­cha admi­ra­do­res del fas­cis­mo. “El [Car­los] lla­mó a un gru­po de jóve­nes, com­pró car­tu­li­nas, e hicie­ron la hoz y el mar­ti­llo. Espe­ra­ron que lle­gue la noche, se subie­ron a los pos­tes y col­ga­ron las car­tu­li­nas. Al día siguien­te, cuan­do el pue­blo des­per­tó – y la reac­ción tam­bién –, comen­za­ron a decir: ‘El comu­nis­mo lle­gó a Bahía’”.

Car­los nació en una fami­lia que lle­va­ba con­si­go ras­gos cul­tu­ra­les dis­tin­tos, pero uni­fi­ca­dos por un sen­ti­mien­to de indig­na­ción y lucha por jus­ti­cia social. Des­de joven, él se intere­sa­ba en pro­pa­gar las ideas comu­nis­tas y de liber­tad, sea por medio de poe­mas, de la acción visual de calle o de la pro­duc­ción de pan­fle­tos y perió­di­cos. En el PCB, Marighe­lla tam­bién asu­mió tareas de pro­duc­ción grá­fi­ca, lite­ra­tu­ra y propaganda.

Mate­rial aprehen­di­do en el «dis­po­si­ti­vo» de Marighe­lla en mayo 1936

En el Mini Manual del Gue­rri­lle­ro Urbano, escri­to en 1969, Marighe­lla pun­túa que “la gue­rri­lla urba­na com­pro­me­ti­da con la pren­sa clan­des­ti­na faci­li­ta enor­me­men­te la incor­po­ra­ción de un gran núme­ro de per­so­nas en la bata­lla revo­lu­cio­na­ria, abrien­do un tra­ba­jo per­ma­nen­te para aque­llos que desean tra­ba­jar con la pro­pa­gan­da revo­lu­cio­na­ria. Gra­ba­cio­nes en cin­ta, la ocu­pa­ción de esta­cio­nes de radio, el uso de alto­par­lan­tes, dibu­jos en pare­des y en otros luga­res inac­ce­si­bles son otras for­mas de propaganda”.

Iara Xavier Perei­ra — hija de Zil­da Xavier, que fue diri­gen­te de la ALN al lado de Marighe­lla — tam­bién lle­gó a inte­grar las filas de la orga­ni­za­ción. En entre­vis­ta por telé­fono con Bra­sil de Fato, ella recuer­da que fue locu­to­ra de la viñe­ta de la Radio Liber­ta­do­ra. Crea­da por Marighe­lla, la emi­so­ra trans­mi­tía gra­ba­cio­nes de men­sa­jes polí­ti­cos lla­man­do la pobla­ción a la resis­ten­cia con­tra la dic­ta­du­ra y el impe­ria­lis­mo. Iara cuen­ta que la radio, ade­más de los dis­cur­sos, toca­ba músi­ca pro­tes­ta con­tra la dictadura.

El tre­cho que ella locu­ta­ba abría la gra­ba­ción: “Aten­ción! Está al aire la Radio Liber­ta­do­ra. En cual­quier par­te de Bra­sil, para los patrio­tas de todas par­tes. Radio clan­des­ti­na de la revo­lu­ción. El deber de todo revo­lu­cio­na­rio es hacer la revo­lu­ción. ¡Aba­jo la dic­ta­du­ra militar!”.

Dece­nas de libros, docu­men­ta­les, músi­cas y pie­zas de tea­tro fue­ron lan­za­das en los últi­mos 52 años para des­en­tra­ñar u home­na­jear el legen­da­rio Marighe­lla. La can­ción Mil faces de um homem leal [Mil ros­tros de un hom­bre leal], de Racio­nais MC’s, lan­za­da en 2012, con­tri­bu­ye a man­te­ner viva la memo­ria del gue­rri­lle­ro bahiano entre los jóve­nes. El clip de la can­ción inclu­ye par­tes de la Radio Liber­ta­do­ra y remon­ta el esce­na­rio de la toma de la ante­na de la Radio Nacio­nal por la ALN. En la pro­duc­ción, Mano Brown inter­pre­ta Marighe­lla. Para el actor y direc­tor Wag­ner Mou­ra, “no hay en Bra­sil alguien más Marighe­lla que Brown. Poe­ta y gue­rri­lle­ro, amo­ro­so y agresivo”.

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Bra­sil de Fato

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