Cada vez le queda menos tiempo a la comedia politiquera en todo lo referente a las reformas de calado (verdaderas contrarreformas) que exige la Unión Europea.
Así, la ministra de Economía, Nadia Calviño, ha asegurado que ya estamos enfilando el final de la reforma laboral y que hay que trabajar intensamente para lograr un buen acuerdo y aprobar un nuevo marco antes de que termine 2021, ya que es un hito para poder desencadenar el cobro de los siguientes 12.000 millones de euros. Por supuesto, todo lo ha adornado con el bla bla de la economía verde y la necesidad de modernizar al país.
Más de una vez hemos comentado que, aparte de la propia insustancialidad y artificialidad de unos fondos europeos que añadirán mayor deuda a la insostenible que ya tenemos, estos fondos solo se podrán invertir en mejorar la eficacia (o sea, rentabilidad) de los grandes emporios empresariales y financieros, con buena tajada para conglomerados europeos que aterrizarán aquí. De hecho, el gasto social no se contempla en ellos. Como siempre, nos prometen la misma cantinela: que cuando se modernice la economía, entonces la gente verá mejorar su situación socio-laboral.
Entretanto, trabajadores y pensionistas “de a pie” tendrán que ser los sacrificados en las reformas laboral y de pensiones para que los parásitos “de altura” salgan airosos de las crisis de un sistema, el suyo, que en realidad le gana en insostenibilidad al planeta. En fin, que lo de progre-marear la perdiz con la reforma laboral y la de pensiones tiene próxima fecha de caducidad. En el fondo, tampoco es tan malo.
Fuente: Insurgente.
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