Esta­dos Uni­dos. Refor­ma migra­to­ria con muchos años de espera

Por Luis Bea­tón, Resu­men Lati­no­ame­ri­cano, 2 de noviem­bre de 2021.

La refor­ma migra­to­ria en Esta­dos Uni­dos es un con­flic­to polí­ti­co entre lo pro­me­ti­do, lo posi­ble, lo desea­ble y lo con­ve­nien­te, reto que enfren­tan aho­ra los demó­cra­tas cuan­do aún con­tro­lan el Con­gre­so en Esta­dos Unidos.

Este 6 de noviem­bre se cum­plen 35 años de la pro­mul­ga­ción por el repu­bli­cano Ronald Reagan de la amnis­tía de 1986, que lega­li­zó a unos tres millo­nes de per­so­nas, pero pos­te­rio­res esfuer­zos de admi­nis­tra­cio­nes de ambas ten­den­cias no fructificaron.

Ni los ex-pre­si­den­tes Geor­ge W. Bush (Repu­bli­cano) y Barack Oba­ma (Demó­cra­ta) alcan­za­ron ese obje­ti­vo cuan­do tuvie­ron un fuer­te apo­yo en el Con­gre­so, algo que no se con­cre­tó en uma refor­ma, en espe­cial por pre­sio­nes de los sec­to­res más con­ser­va­do­res que insis­tie­ron en incluir fler­tes- y a veces inhu­ma­nas- medi­das de segu­ri­dad en la fron­te­ra sur.

El expre­si­den­te Donald Trump poco hizo en esa direc­ción a no ser el ini­cio de la cons­truc­ción de un muro y el impul­so de medi­das xenó­fo­bas con­tra los que pre­ten­dían entrar al país, a quie­nes lan­zó cali­fi­ca­ti­vos de terro­ris­tas, ladro­nes y dro­ga­dic­tos, entre otros epítetos.

Aho­ra, con Joe Biden en el poder, una de sus pri­me­ras accio­nes fue ade­lan­tar un plan de refor­ma migra­to­ria, que entre otras cosas fija­ba un camino hacia la obten­ción de la ciu­da­da­nía para millo­nes de per­so­nas lle­ga­das al país antes de 2011, pero, en la prác­ti­ca, todo se que­dó en promesas.

Los gru­pos proin­mi­gran­tes pre­sio­nan para que cum­pla su pala­bra no solo con los inmi­gran­tes que dice defen­der, sino con la his­to­ria que tam­bién, por supues­to, habla­rá de los demó­cra­tas si no logran hacer todo lo que está en sus manos aho­ra, cuan­do tie­nen el poder.

Según estu­dio­so del tema como Mari­bel Has­ting, ase­so­ra de Ame­ri­can Voi­ce, las orga­ni­za­cio­nes defen­so­ras de los inmi­gran­tes tie­nen razón en sus crí­ti­cas a la admi­nis­tra­ción Biden por no hacer lo sufi­cien­te para ayu­dar a los indocumentados.

En medio de todo están millo­nes de inmi­gran­tes que lle­van déca­das vivien­do en las som­bras, tra­ba­jan­do y pagan­do impues­tos a escon­di­das, cons­tru­yen­do una fami­lia y un por­ve­nir en terri­to­rio esta­dou­ni­den­se, esti­mó Hasting.

En el camino de los demó­cra­tas está todo un entra­ma­do crea­do por el gobierno de Trump, difí­cil de des­mon­tar y que difi­cul­ta avan­zar en el tema.

En las últi­mas sema­nas, por ejem­plo, está la reanu­da­ción del pro­gra­ma del expre­si­den­te repu­bli­cano “Per­ma­ne­cer en Méxi­co” que colo­ca a miles de inmi­gran­tes en una situa­ción de deses­pe­ra­ción y que es fuer­te­men­te cri­ti­ca­do por la amplia coa­li­ción Wel­co­me With Dig­nity que agru­pa a los defen­so­res de los inmigrantes.

Biden lo qui­so anu­lar, pero los tri­bu­na­les exi­gie­ron que con­ti­núe. El pro­gra­ma tal como lo imple­men­tó Trump fue una far­sa para recha­zar las soli­ci­tu­des de asi­lo, des­pués de obli­gar a los inmi­gran­tes a per­ma­ne­cer lar­go tiem­po a mer­ced de la vio­len­cia a su entorno rei­nan­te en México.

La con­ti­nua­ción de esta polí­ti­ca le per­mi­te a la admi­nis­tra­ción defen­der­se de las crí­ti­cas repu­bli­ca­nas de abrir las fron­te­ras. Por eso, la coa­li­ción acu­sa al gobierno de apro­ve­char polí­ti­ca­men­te la situación.

Según ana­lis­tas, el tema migra­to­rio es espi­no­so polí­ti­ca­men­te, pero eso no jus­ti­fi­ca callar cuan­do los demó­cra­tas no cum­plen lo prometido.

La pro­pues­ta de con­ce­der úni­ca­men­te per­mi­sos de tra­ba­jo y pro­tec­ción de la depor­ta­ción a entre sie­te y ocho millo­nes de indo­cu­men­ta­dos era la más recien­te alter­na­ti­va que el deno­mi­na­do par­ti­do azul inten­tó incluir en la con­ci­lia­ción pre­su­pues­ta­ria del Sena­do, pero, al pare­cer, no avanzó.

En efec­to, el lla­ma­do “Plan C” ampa­ra­ría de la depor­ta­ción y con­ce­de­ría per­mi­sos de tra­ba­jo a quie­nes hayan ingre­sa­do a Esta­dos Uni­dos antes del 1 de enero de 2011. Se tra­ta­ría de un per­mi­so de cin­co años reno­va­ble por otros cin­co años a quie­nes cum­plan con los requisitos.

Lo cier­to es que tres déca­das y media más tar­de, toda­vía no hay refor­ma, y la pobla­ción indo­cu­men­ta­da casi se cuadruplicó.

Los dos ban­dos uti­li­zan a los inmi­gran­tes como balón polí­ti­co sin que se vis­lum­bre una solu­ción favo­ra­ble a este sec­tor de la pobla­ción, con un peso sus­tan­ti­vo en la eco­no­mía estadounidense.

Por ejem­plo, algu­nos datos de orga­ni­za­cio­nes que siguen el tema indi­can que los migran­tes mexi­ca­nos satis­fa­cen la cre­cien­te deman­da del mer­ca­do labo­ral de Esta­dos Unidos.

Entre 1994 y 2007 se crea­ron 24.7 millo­nes de empleos en ese país, de los cua­les uno de cada seis fue ocu­pa­do por un mexicano.

El apor­te de los migran­tes mexi­ca­nos al Pro­duc­to Interno Bru­to (PIB) en 2006 alcan­zó 485 mil millo­nes de dóla­res, el 3.7 por cien­to. Ese gru­po repre­sen­ta más del 4,7 por cien­to de la fuer­za labo­ral estadounidense.

En esa épo­ca, apor­ta­ron 268 mil millo­nes de dóla­res a la dina­mi­za­ción del mer­ca­do interno median­te el ejer­ci­cio de su capa­ci­dad de consumo.

A los inmi­gran­tes siem­pre se les pide seguir espe­ran­do por un arre­glo y a quie­nes los apo­yan siem­pre se les exhor­ta a con­ti­nuar votan­do por los demó­cra­tas, por­que “aho­ra sí se va a poder”, pero en los últi­mos dece­nios solo Reagan con­si­guió una mejora.

En un esce­na­rio con­vul­so y de des­en­cuen­tros en las filas demó­cra­tas es difí­cil que la Casa Blan­ca alcan­ce su plan cuan­do hay augu­rios de que no podrán man­te­ner el con­trol del Capitolio.

Los azu­les están lidian­do con una reali­dad polí­ti­ca cada vez más gra­ve a la que se enfren­tan en las elec­cio­nes inter­me­dias del pró­xi­mo año, a medi­da que se les acu­mu­lan seña­les de adver­ten­cia de cara a 2022 cuan­do pue­den per­der la mayo­ría en ambas cáma­ras del Congreso.

Eso pudie­ra ente­rrar los pla­nes de avan­zar em una refor­ma migra­to­ria, al menos como la que logró apro­bar Ronald Reagan en 1986.

Fuen­te: Pren­sa latina

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