Resumen Latinoamericano, 5 de noviembre de 2021.
En el mes de la no violencia contra la mujer. La ONU declaró el día 25 de noviembre “Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer” para visibilizar y erradicar todas las formas de violencia contra las mujeres. Muchos dicen que hay que erradicar todas las formas de violencia y punto, lo cual es cierto. También es cierto que las muertes por violencia en el ámbito de relaciones de pareja o familiares suelen ser de mujeres, y de ahí que se busque reflexionar sobre la manera en que se nos enseña, a varones y a mujeres, a vivir nuestras emociones más intensas, como los celos, la posesividad, el miedo.
Hay diferentes formas de violencia contra la mujer. Según las estadísticas de la ONU, el 35 % de las mujeres ha sufrido algún tipo de violencia física o sexual por parte de su pareja, o violencia sexual ejercida por alguien que no es su pareja. Durante las etapas de aislamiento por la pandemia, en algunos países se recibieron cinco veces más llamadas que lo habitual por emergencias de este tipo. Otros números que espantan: las mujeres adultas son casi la mitad (el 49 %) de las víctimas de trata de personas a nivel mundial, y mujeres y niñas en conjunto son el 72 %. ¿Más números? Quince millones de adolescentes de 15 a 19 años de todo el mundo han experimentado alguna vez relaciones sexuales forzadas. Y por lo menos 200 millones de mujeres y niñas de entre 15 a 49 años han sufrido mutilación genital en los 31 países donde se da esta práctica, en su mayoría de África Occidental.
Es bueno aclarar que se entiende como violencia hacia la mujer todo acto que tenga o pueda tener como resultado un daño o sufrimiento físico, sexual o psicológico para ella, así como las amenazas de tales actos, la coacción o la privación arbitraria de la libertad, tanto en la vida pública como en la vida privada. En Mujeres por los Derechos sostenemos que la prostitución constituye un acto de violencia de género. Que una mujer se vea obligada a soportar los vejámenes y las humillaciones que se ocultan en lo que algunas personas llaman “trabajo” es sin duda una forma de violencia que lleva a daños físicos y psíquicos perdurables. Por eso queremos que se penalice a quienes obligan a las mujeres y a las niñas a estas prácticas y a los varones que consumen estos cuerpos, que no son clientes sino prostituyentes. En este blog estamos compartiendo testimonios de mujeres que han sido víctimas de esta forma de violencia, que nada tiene de lo glamoroso ni de lo libertario con que se la quiere disimular.
Este mes, además, lanzamos la segunda reimpresión de Después, la libertad, con tapa renovada y las mismas ganas de lograr un mundo mejor para nuestras niñas. Si no lo han leído aún, pueden pedirlo a yoelijocontarmihistoria@gmail.com.