Fran­cia. Radio­gra­fía de Eric Zem­mour, la dere­cha de la ultraderecha

Eric Zem­mour podría supe­rar a Mari­ne Le Pen y pasar a segun­da vuel­ta en las elec­cio­nes fran­ce­sas. Radio­gra­fía de su figu­ra con los perio­dis­tas Olatz Simón y Xabier Mada­ria­ga: «está arra­san­do por esa sobre­pre­sen­cia en los medios de comunicación».

El sába­do Eric Zem­mour acu­dió a Bia­rritz a pre­sen­tar un libro y el audio se lle­nó con 1200 asis­ten­tes. Fue­ra, unas 200 per­so­nas pro­tes­ta­ban por la pre­sen­cia del polí­ti­co ultraderechista.

El perio­dis­ta Xabier Mada­ria­ga ha rea­li­za­do una radio­gra­fía del polí­ti­co en «Bou­le­vard» de Radio Eus­ka­di. Zem­mour admi­te, detes­tar por enci­ma de todo, el femi­nis­mo, el anti­ra­cis­mo, y la ideo­lo­gía gay. Lo lla­ma ideo­lo­gía por­que para él, la homo­se­xua­li­dad se elige.

Una de las pro­pues­tas de Zem­mour es obli­gar a que los nom­bres que se pon­gan en Fran­cia sean fran­ce­ses. Zem­mour es judío ára­be de ori­gen arge­lino cuya fami­lia aban­do­nó Arge­lia poco antes de arran­car la Gue­rra de la Inde­pen­den­cia y nació en Fran­cia en 1958. Ade­más, cabe des­ta­car, que está con­de­na­do en dos oca­sio­nes por inci­ta­ción al odio.

La perio­dis­ta Olatz Simón des­ta­ca que Zem­mour «ha irrum­pi­do como una autén­ti­ca sor­pre­sa sobre todo para Le Pen, pero tam­bién para el res­to de partidos».

Aun­que las encues­tas le sitúan por enci­ma de Mari­ne Le Pen con un 17 %, «no son unas encues­tas muy reales» ha ase­gu­ra­do la periodista.

A seis meses de las presidenciales 

Éric Zem­mour, el pino­cho fas­cis­ta de los fran­ce­ses, cam­bia el esce­na­rio electoral

Por Eduar­do Febbro

Con una narra­ti­va xenó­fo­ba, isla­mó­fo­ba, homó­bo­fa, les­bia­nó­fo­ba y anti femi­nis­ta, el pole­mis­ta se ha iza­do a un ran­go ele­va­dí­si­mo de las pre­fe­ren­cias electorales.

Éric Zemmour, el nuevo pinocho de los franceses. (Fuente: AFP)
Éric Zem­mour, el nue­vo pino­cho de los fran­ce­ses.. Ima­gen: AFP

Hay per­so­nas que viven en mun­dos alter­na­ti­vos y logran con­ven­cer a millo­nes de ciu­da­da­nos de que ese mun­do es la reali­dad. El ex pre­si­den­te esta­dou­ni­den­se Donald Trump lo hizo en Esta­dos Uni­dos, Boris John­son en Gran Bre­ta­ña y Jair Bol­so­na­ro en Bra­sil. Aho­ra, a la demo­cra­cia fran­ce­sa, ple­na­men­te orien­ta­da hacia las elec­cio­nes pre­si­den­cia­les de abril de 2022, no le fal­ta su pino­cho nacio­nal. Su impac­to es tal que ha modi­fi­ca­do las rela­cio­nes de fuer­za entre los par­ti­dos y las pre­vi­sio­nes elec­to­ra­les. Se tra­ta de una sin­gu­la­ri­dad local de pen­sa­mien­to tan estre­cho que sor­pren­de cons­ta­tar la mag­ni­tud de su audien­cia y el esta­do de sus­pen­so en el cual ha sumi­do a Fran­cia mien­tras se deci­de o no a pre­sen­tar­se a las elec­cio­nes. Su nom­bre es Eric Zem­mour, un mal lla­ma­do “perio­dis­ta” de la tele­vi­sión que, más bien, es uno de esos pole­mis­tas-pane­lis­tas que abun­dan en todos los paí­ses. Con una narra­ti­va de extre­ma dere­cha, xenó­fo­ba, isla­mó­fo­ba, homó­bo­fa, les­bia­nó­fo­ba y anti femi­nis­ta Eric Zem­mour se ha iza­do a un ran­go ele­va­dí­si­mo de las pre­fe­ren­cias elec­to­ra­les aun cuan­do toda­vía no es ofi­cial­men­te can­di­da­to. Le pisa los talo­nes a la líder de la ultra­de­re­cha fran­ce­sa, Mari­ne Le Pen, con quien deba­tió en la tele­vi­sión ade­más del jefe de la izquier­da radi­cal, Jean-Luc Mélen­chon, absor­be inten­cio­nes de voto de la dere­cha y des­ba­ra­ta todas las pro­yec­cio­nes de los ins­ti­tu­tos de opi­nión. La elec­ción de 2020 no depen­de de una pro­pues­ta polí­ti­ca sino de un disparate. 

Refe­ren­cias

Su arma­du­ra polí­ti­ca es un mon­ta­je-mez­co­lan­za cuyo ingre­dien­te cen­tral es la idea de que Fran­cia está sien­do reem­pla­za­da por los musul­ma­nes. Esa corrien­te sur­gió pri­me­ro con el libro del escri­tor Jean Ras­pail «El Cam­pa­men­to de los San­tos» (1973), una obra que fue el libro de cabe­ce­ra de Donald Trump y su bru­jo con­se­je­ro, Ste­ve Ban­non. En esas pági­nas el autor inven­ta el des­em­bar­co de un millón de mise­ra­bles de piel oscu­ra en las cos­tas de Francia. 

La segun­da refe­ren­cia es Renaud Camus y dos de sus libros: «De l’in-nocence. Abé­cé­dai­re» (2010) y Le Grand Rem­pla­ce­ment (2011). Ambos desa­rro­llan la temá­ti­ca del reem­pla­zo de las socie­da­des blan­cas occi­den­ta­les. Des­de la fic­ción tam­bién, Michel Houe­lle­becq explo­tó esa vena nacio­nal ame­na­za­da en la nove­la Sumi­sión, en la cual retra­ta a una Fran­cia pre­si­di­da por un musul­mán que le impo­ne al país el uso de la sha­ría. El ensa­yis­ta Bat Ye’or con­ci­bió igual­men­te una Euro­pa musul­ma­na a la que rebau­ti­zó con el nom­bre de Eura­bia. Esa es la temá­ti­ca con la cual, en revis­tas, dia­rios y tele­vi­sión, Eric Zem­mour edi­fi­có su legitimidad. 

“Los fran­ce­ses obser­van la calle, el Métro, las aulas y sobre todo los barrios popu­la­res y cons­ta­tan la evi­den­cia de un gran reem­pla­zo”. Con esa ideo­lo­gía, con la deca­den­cia fran­ce­sa como espan­ta­pá­ja­ros y un talen­to radian­te para rees­cri­bir a su modo la his­to­ria de Fran­cia, ha publi­ca­do cua­tro libros, de los cua­les ven­dió dece­nas de miles de ejem­pla­res: “Melan­co­lía fran­ce­sa”, ”El Sui­ci­dio fran­cés”, ”Des­tino fran­cés” y “Fran­cia no ha dicho la últi­ma pala­bra”. 

Nada ha per­tur­ba­do su ascen­sión. Ni las acu­sa­cio­nes de agre­sión sexual, ni menos aún las con­de­nas de la jus­ti­cia por “pro­vo­ca­ción a la dis­cri­mi­na­ción racial” (2011), ”pro­vo­ca­ción al odio reli­gio­so hacia los musul­ma­nes» (2018) e “inju­rias y pro­vo­ca­ción al odio con­tra los musul­ma­nes”. Eric Zem­mour inven­tó una varian­te fran­ce­sa del trum­pis­mo glo­bal: es, al igual que el mode­lo ori­gi­nal, un hábil pro­mo­tor del fake news y de los hechos alter­na­ti­vos, es decir, esa por­ción de la reali­dad que exis­te sólo por­que alguien la enun­cia. Su espe­cia­li­dad adi­cio­nal con­sis­te en la “fakehis­to­ria”, o sea, en corre­gir los hechos his­tó­ri­cos, las fechas, los datos, los epi­so­dios y los per­so­na­jes para adap­tar­los a su ideología.

Medios

Una per­la de una de sus cró­ni­cas leí­das en el canal CNews en junio de este año: ”el movi­mien­to fas­cis­ta nació a la izquier­da, nació en Ita­lia. Mus­so­li­ni es un socia­lis­ta. ¿Cuál es el nom­bre del par­ti­do nazi ? Es nacio­nal-socia­lis­ta. ¡ Socia­lis­ta ! Esa gen­te es enton­ces de izquier­da”. Otra, en el mis­mo canal, en mayo de 2021: ”se ha saca­do al cris­tia­nis­mo, y es por eso por lo que tene­mos el islam, es una reli­gión de reemplazo”. 

Esta­dís­ti­cas mani­pu­la­das, citas erró­neas o fal­sas, infor­ma­cio­nes inven­ta­das, ata­ques a los homo­se­xua­les, a los musul­ma­nes, a las muje­res, Eric de Fran­cia es un moni­go­te cuya lige­re­za e influen­cia sor­pren­de en un país que posee una cul­tu­ra polí­ti­ca tan sóli­da. Sin embar­go, es imparable. 

Al igual que otros pen­sa­do­res con­ser­va­do­res, Eric Zem­mour ha mono­po­li­za­do a par­te de la dere­cha dura y a la extre­ma dere­cha con la mis­ma inten­si­dad con que apa­re­ce en los medios: Cha­llen­ges, CNews, Le Figa­ro, Fran­ce 2, BFMTV/​RMC, RTL. Muy pocos le han cerra­do sus pági­nas o sus espa­cios tele­vi­si­vos o radiales. 

Eric Zem­mour y su fas­cis­mo repin­ta­do ejer­cen una fas­ci­na­ción espe­luz­nan­te. Los son­deos sema­na­les prue­ban su via­je este­lar. 5% de inten­cio­nes de voto en mayo, 6 en junio, 10 a media­dos sep­tiem­bre (baró­me­tro Harris Inter­ac­ti­ve). La últi­ma encues­ta lo ubi­ca codo a codo con Mari­ne Le Pen. En caso de que ofi­cia­li­za­ra su can­di­da­tu­ra, Eric Zem­mour obten­dría entre 13 y 14 por cien­to de los votos fren­te al 16 que reco­ge­ría Mari­ne Le Pen. Hace un mes, la jefa de la extre­ma dere­cha fran­ce­sa lle­ga­ba al 24 por cien­to de inten­cio­nes de voto. Al final, nadie sabe si Eric Zem­mour juga­rá en las pre­si­den­cia­les. Sin embar­go, el espec­tro de su can­di­da­tu­ra ya alte­ró un jue­go polí­ti­co tan­to más tras­tor­na­do cuan­to que los dos par­ti­dos polí­ti­cos que, duran­te muchas déca­das, asu­mie­ron la alter­nan­cia polí­ti­ca en Fran­cia, es decir, el socia­lis­mo y la dere­cha con­ser­va­do­ra libe­ral, atra­vie­san una fase de oca­so y des­com­po­si­ción. El tea­tro está abier­to para que cual­quier deli­rio sea una opción más legi­ti­ma que la pro­pia his­to­ria o la razón.

Itu­rria /​Fuen­te

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