Por Carlos Aznárez, Resumen Latinoamericano, 23 de noviembre de 2021.
«Soy venezolano por la sangre recibida y palestino por la sangre derramada», dijo Illich Ramírez, preso político desde hace 27 años en Francia. Todo una definición para alguien que jamás renunció a sus ideales y su compromiso con la enorme causa de poner el cuerpo para liberar a Palestina ocupada.
En la década del 70 el nombre de Ilich Ramírez se convirtió en un auténtico símbolo para los palestinos y palestinas y personas revolucionarias del mundo que peleaban contra el imperialismo. Sin embargo sus enemigos, sobre todo el sionismo, lo consideraron un objetivo a abatir, y después de una larga serie de persecuciones fallidas, lograron atraparlo en Sudán, donde un comando lo secuestró y lo llevó directamente a Francia, donde una vez tras otra se le fueron generando condenas para intentar «disciplinarlo» al estilo que lo hace el imperialismo, sea yanqui, francés o español.
Recientemente, la vengativa y corrupta (In)Justicia francesa, atada de pies y manos al sionismo internacional volvió a condenar a Illich a una tercera cadena perpetua, por un atentado que no cometió. Y tal es así ya que quien en los años 70 adoptara el nombre de guerra de «Comandante Carlos», jamás negó lo hecho y siempre se enorgulleció de pelear por causas justas, pero esta vez tuvo la necesidad de denunciar que lo que le imputaban es un nuevo montaje para tratar ‑infructuosamente de doblegarlo.
Con este último juicio, según explicó la letrada de Illich, Isabelle Coutant-Peyre, se pone fin a su periplo judicial, lo que abre la puerta a un posible traslado a Venezuela, algo que el detenido ha solicitado en múltiples oportunidades. Para ello, debe ser Caracas quien haga la petición, que París debe aceptar y en las negociaciones entre ambos se establecerían las condiciones de cumplimiento de la pena.
Tras escuchar sereno la condena, la tercera contra él a la máxima pena en Francia, esta vez por un atentado con granada cometido en 1974 en una galería comercial de París en el que murieron dos personas y 34 resultaron heridas, hizo saber a través de su abogada que no tiene intención de apelar.
Carlos, de 72 años, aprovechó la ocasión de este último juicio para, al hacer uso de la palabra, reivindicar todo su lucha «en un contexto de guerra revolucionaria», pero negó enfáticamente su participación en el hecho del que se lo imputaba. «¿Alguien me vio lanzar esa granada?», gritó, a la vez que consideró «una vergüenza para Francia» este caso e interrumpió al fiscal con gritos de «¡Es falso!» cuando repasaba los indicios que llevaron a su condena.
En su alegato final aseguró sentirse «orgulloso de (su) recorrido revolucionario», pero negó que existan pruebas que le incriminen en este caso y acusó a fuerzas «sionistas» de haber falseado la acusación contra él.
«Francia es un gran país, pero hay gente que sigue poniendo dinero para acusar a gente como yo», señaló.
La necesidad de mover cielo y tierra para repatriar a Carlos a Venezuela
De la verdadera historia de Ilich y de la campaña para lograr que sea repatriado a Venezuela, donde naciera en 1949, el año pasado Resumen Latinoamericano habló con su hermano Vladimir Ramírez, bolivariano y por lo tanto chavista, Vladimir es un hombre que ha hecho de la solidaridad un acto de vida, no solo para lograr traer a Illich sino también para pelear a su manera por la liberación de los pueblos, como les enseñara su padre, un consecuente marxista leninista.
Es importante saber, y que le cuentes a quienes no conocen el caso, quién era tu hermano a nivel de la lucha internacionalista. Vale aclararlo, fundamentalmente por qué está preso, ilegalmente secuestrado como tú bien afirmas, y por qué esta infamia de la persecución y la demonización de su nombre. Nosotros lo recordamos como el comandante Carlos. Pero en el mundo ha sido conocido como “el Chacal”. Gracias a la demonización hecha por el sionismo y el imperialismo norteamericano y por todos sus aliados, lo han tratado como un hombre peligrosísimo. ¿Quién es Ilich Ramírez realmente?
Ilich nació en el año 1949 y en plena década de los 60 formó parte de esa juventud que se desarrolló dentro del ámbito revolucionario. Nuestro padre fue un consecuente marxista leninista y nos transmitió a los tres hermanos, somos tres hijos: Ilich, Lenin y yo, ya por ahí sacas una idea de la forma en la que fuimos educados. Nuestro padre inculcó los valores esenciales de la formación revolucionaria en la familia. Illich se graduó de bachiller en el año 1966 en Venezuela en medio de una situación mundial y nacional donde los jóvenes con sensibilidad revolucionaria entendían muchas cosas que trascendían a las fronteras de la propia patria. Había que luchar internacionalmente para vencer al enemigo que era el mismo en todas partes. Había un enemigo que existe todavía, al que no bastaba combatir en la patria propia, sino que había que trascender fronteras. Ilich fue formado posteriormente en la Universidad Lumumba (en la Urss) y ahí terminó de establecer contacto con estudiantes del mundo entero y se enteró de los conflictos. Y pudo detectar que había un enemigo fundamental que era el sionismo. Porque el sionismo, para la mayoría, al menos aquellos que tenían conocimiento de las características de la situación en Palestina, era el enemigo de los palestinos, pero quienes estudiaban más entendieron que el sionismo estaba íntimamente ligado a los factores hegemónicos imperiales mundiales. Ilich entendió que había que enfrentar también al sionismo y no solamente a Estados Unidos. En breves palabras, ese sector mundial tiene una norma muy clara para ellos, que es no aceptar el internacionalismo, ellos siempre aplicaron la estrategia de dividir para vencer, y uno ve a lo largo de la historia cómo Israel, la Otan y los demás aliados, siempre han confirmado alianzas para sacar a un solo enemigo, debilitado, sin apoyo, salvo ahora que estamos viendo acciones como las de Siria. ¿Qué pasa entonces? Cuando sale a la palestra pública en los años 70, y es detectado como un integrante del movimiento palestino en lucha activa contra Israel y el imperialismo, Ilich comete un pecado imperdonable para esas fuerzas hegemónicas como fue luchar al lado del movimiento revolucionario en contra del enemigo interior. Por eso no lo perdonan. Por eso lo califican de terrorista, de mercenario, le colocan el apodo de “Chacal”. Ya han pasado 45 años de una campaña mediática que, debemos reconocerlo, ha tenido éxito, porque en el mundo la gran mayoría de la población conoce a Ilich como “terrorista», «temible mercenario», “asesino», o simplemente no saben de él, que es otra estrategia que usa la hegemonía. Si no te pueden doblegar, te invisibilizan.
En conclusión, y al calor de lo dicho por el propio Illich Ramírez y su abogada, todo está servido para que el gobierno revolucionario que preside Nicolás Maduro acelere la gestión que iniciara en su momento el Comandante Hugo Chávez y solicite la repatriación de quien representa para Venezuela un ejemplo irrenunciable de lucha revolucionaria, un internacionalista que renunció a todas las comodidades individuales para sumarse a la defensa del pueblo palestino. No puede haber ninguna excusa para que no se ponga todo el empeño en rescatar al Comandante Carlos de las mazmorras francesas. Mientras tanto, se hace necesario fortalecer la campaña internacional de visibilización del caso que llevan adelante militantes solidarios como su hermano Vladimir, los compañeros de la Coordinadora Simón Bolívar, del barrio 23 de enero y tantos otros.