Luis Beatón, Resumen Medio Oriente, 01 de diciembre de 2021.
Estados Unidos tiene 29 instalaciones militares conocidas en 15 países del continente, mientras que Francia, otrora potencia colonial, tiene bases en 10 países. Ningún otro país de fuera del continente tiene tantas bases militares en África, según datos de https://thetricontinental.org.
Pero, ¿qué hay detrás de este despliegue?, podría preguntarse cualquiera que no conozca los planes de dominación que impulsan los estrategas del imperio en Washington.
La respuesta pudiera ser sencilla, según se mire. África alberga una serie de importantes recursos naturales: 98 por ciento del cromo del mundo, 90 por ciento del cobalto, 90por ciento del platino, 70 por ciento del coltán, 70 por ciento de la tantalita, 64 por ciento del manganeso, 50 por ciento del oro, 33 por ciento del uranio, así como una parte significativa de las reservas mundiales de otros minerales como bauxita, diamantes, tantalio, wolframio y estaño, según estimados de organizaciones internacionales.
A eso agregue, en términos generales, que el continente tiene el 30 por ciento de todas las reservas minerales, 12 por ciento de las reservas de petróleo conocidas, 8 por ciento de las de gas natural y 65 por ciento de la tierra cultivable del mundo y ni hablar de importantes reservas de agua, pese a las sequias y hambrunas que asolan a ese continente.
No es difícil darse cuenta que hay un gran «botín» cuyo control busca Estados Unidos para mantener su política hegemónica en el mundo. Muchos minerales raros y otros menos raros de los que depende y dependerá el desarrollo de actuales y futuras tecnologías.
¿Cómo intentar controlar esta «fortuna» de los pueblos africanos? En febrero de 2007, el Departamento de Defensa de Estados Unidos anunció la creación de la infraestructura de un nuevo comando militar para África, denominado AFRICOM y destinado a coordinar todos los «intereses militares y de seguridad» estadounidense en el continente africano. Ese es el «aparato» que hoy protege los planes estadounidenses en la región.
Desde 1983, el Pentágono ya tenía desplegado el comando CENTCOM en Oriente Medio y en los países del Golfo Pérsico, incluyendo a Egipto. Su misión era velar por sus intereses y las de sus aliados en esta región. Además, desde 1947 existía el PACOM que abarcaba toda el área del Pacífico y que incluía las islas africanas de Madagascar, Comores y Mauricio.
Luego de la creación de AFRICOM el 30 de septiembre de 2008, con sede en Stuttgart (Alemania), los estadounidenses comenzaron a afianzar su presencia en el continente. En Argelia, crearon un Centro de Estudios y de Investigación sobre Terrorismo, el cual se completó con una base de escucha electrónica y de comunicaciones situada en las cercanías de Tamanrasset en el sur argelino. Por su situación geográfica, la zona meridional de Argelia se encuentra en el epicentro de toda la región del Sahel y cercana a los pozos de gas argelinos.
Un ejemplo de los fines de estos grupos militares se vio cuando una coalición internacional de 18 países liderada por Francia, Reino Unido y EE.UU., y coordinada por la OTAN, al amparo de dos resoluciones de Naciones Unidas (17÷3÷2011), inició ataques en Libia. Esa nueva guerra, se dirigió desde el puesto de mando que EEUU tiene en la base de Stuttgart en Alemania, sede de AFRICOM. De este modo, AFRICOM recibía reconocimiento como organismo que coordina y planifica las intervenciones militares en África.
Pero es evidente que las actividades militares están dirigidas a ejercer el control sobre los recursos naturales africanos, especialmente los hidrocarburos que fluyen hacia América del Norte, y por otro lado, contrarrestar la cada vez más importante presencia de China en África, pese a que se esconden bajo el manto de la lucha internacional contra el terrorismo que utiliza Washington en su infame y autodesignado papel de policía mundial.
El nacimiento de Africom subraya el interés por el acceso y control de las industrias extractivas antes del petróleo y ahora, especialmente, los metales «raros» que se utilizan en construir baterías, componentes para naves espaciales y otros ingenios que se construirán con esas materias primas.
Es una gran inversión también pensando que los conflictos internos de los países de África son un mercado por excelencia para los productores de armas estadounidenses. Negocio redondo.
Uno de los ejemplos más notorios de la presencia del AFRICOM está en la República Democrática del Congo (RDC), especialmente en Camp Base, una base militar en las afueras de Kisangani.
El 27 de enero de 2021, una delegación de funcionarios de AFRICOM llegó a RDC para discutir con el ejército congoleño la necesidad de «cooperación y compromisos, esfuerzos de seguridad y estabilidad, y trabajar juntos para profesionalizar más el ejército de RDC y fortalecer los lazos».
Un reciente análisis de The Grayzone aportó más conocimiento de la presencia norteamericana en la región.
El cobalto, un elemento metálico clave utilizado en las baterías de litio y otras tecnologías «verdes», se obtiene del trabajo esclavo en la República Democrática del Congo. Mientras Occidente señala con el dedo a China, el Comando de África de Estados Unidos está vigilando indirectamente las operaciones mineras que benefician a las empresas estadounidenses, puntualizó el informe.
O sea, RDC es ahora «un magnífico pastel africano», como lo denominaba en la pasada centuria el rey belga Leopoldo II (1835−1909) que llegó a matar a unos ocho millones de personas para saquear su oro, marfil y caucho.
Más recientemente, describió Thegrayzone, la Administración de Comercio Internacional del presidente estadounidense Biden declaró: «Con una riqueza mineral total estimada en decenas de billones de dólares», lo que ahora se llama República Democrática del Congo (RDC) «ofrece oportunidades para las empresas estadounidenses con una alta tolerancia al riesgo».
El papel del Mando de África es reducir ese riesgo. El Departamento de Defensa de Estados Unidos afirma que África «tiene una plétora de materiales estratégicos, como cobalto, cromo, tantalio y otros. Los recursos africanos son fundamentales para el progreso del siglo XXI» (léase: el dominio de las empresas estadounidenses).
Thegrayzone precisó que desde finales de la década de 1990 hasta la actualidad, las corporaciones mineras, de procesamiento y financieras euroamericanas han confiado en la mano de obra esclava de los mineros y en el músculo de las bandas armadas para exportar metales de tierras raras, como el coltán y el tantalio, a Occidente para obtener componentes vitales en ordenadores, teléfonos, misiles, etc. La carrera por las energías renovables abre una nueva era de competencia por el metal raro, el cobalto.
Mientras la violencia continúa en gran parte del Congo, también lo hacen las exportaciones a la mayor parte del mundo. El aprovechamiento de la emergencia climática mundial por parte de las empresas desencadeno una carrera por el cobalto, precisa Grayzone.
Concentrada en 3 000 empresas, la llamada economía verde mundial tiene un valor de 4,5 billones de dólares, más que el sector internacional del petróleo y el gas. Sólo el mercado de las energías renovables tiene un valor de más de 600 000 millones de dólares. Los vehículos eléctricos están valorados en unos 170 000 millones de dólares y se espera que crezcan hasta los 700 000 millones en los próximos cinco años, detrás de ese «botín» está Estados Unidos y su complejo militar industrial.
Es lamentable que de los 255 mil congoleños que extraen cobalto para los potentados de occidente, 40 mil sean niños.
La RDC está directamente relacionada con los esfuerzos a largo plazo de Washington para gobernar el mundo por la fuerza, pero primero hay que asegurar el «botín», la vida los negros de África no entran en la ecuación.
AlMayadeen