Por Columna Boli Lescano, Resumen Latinoamericano, 25 de diciembre de 2021.
HONOR Y GLORIA A LOS CAÍDOS EN MONTE CHINGOLO
En la tarde del 23 de diciembre de 1975 la Compañía Guillermo Pérez del Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP) ‑reforzada- , perteneciente al Batallón General San Martín, atacó el Batallón de Arsenales 601 ubicado en Monte Chingolo, Provincia de Buenos Aires.
Paralelamente, otras escuadras guerrilleras establecían contenciones en diversos puntos cercanos al cuartel y realizaban acciones de hostigamiento a unidades militares de la zona y alrededores.
La misión militar del ERP era apoderarse de unas 13 toneladas de armamento. El objetivo político consistía en retrasar lo más posible el golpe cívico-militar que los jefes de las tres armas ya estaban planificando.
El accionar de un infiltrado civil en el sector de Logística de la organización guerrillera eliminó las ventajas del factor sorpresa. El ejército del capitalismo estaba al tanto de la “operación de guerrilla urbana más grande de la historia argentina”, como la definió el Comandante Jefe Mario Roberto Santucho unos días antes frente a los más de setenta guerrilleros que participarían del asalto directo al arsenal.
Durante horas de enfrentamiento, decenas de compañeros y compañeras cayeron en combate o fueron fusilados en el lugar en aquella jornada que duró hasta el día siguiente. Militares y policías asesinaron a mansalva a numerosos habitantes del barrio ametrallando desde helicópteros las casas con techos de chapa.
Grupos de guerrilleros que sobrevivieron a esa enorme emboscada, muchos de ellos heridos, lograron romper el cerco establecido por los uniformados y salir de la zona, reincorporándose luego a sus respectivas unidades.
Las fuerzas armadas del capitalismo contaban con unos seis mil efectivos que incluían Ejército, Marina, Fuerza Aérea, Gerdarmería, Prefectura Naval, Policía Federal y Bonaerense. Los guerrilleros que ingresaron al batallón atacado eran unos 70 y los de las contenciones un centenar dispersos en distintos lugares. Pese a semejante superioridad en número y en medios de combate, las tropas represoras no pudieron cerrar el cerco ni concretar su intención de completo exterminio de los combatientes revolucionarios.
La diferencia en todo caso estuvo, además de la correlación de fuerzas desfavorable para la guerrilla, en la moral de combate de esta última, basada en su conciencia política y en el amor por su pueblo de aquellos militantes armados.
Con el paso del tiempo, el continente americano fue testigo de que hombres y mujeres que combatieron en Monte Chingolo también lo hicieron en otras partes del mundo, haciendo honor a las palabras del Comandante Santucho: “nadie podrá decir el día de mañana que los argentinos no supimos cumplir con nuestros deberes de patriotas y revolucionarios. Las nuevas generaciones por cuya felicidad daremos todo de nosotros, recordarán con orgullo a sus mayores, como nosotros recordamos a los patriotas que fundaron la patria”.
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