Bra­sil. La ter­ce­ra vía: caba­llo de Troya

Por Boa­ven­tu­ra de Sou­sa San­tos. Resu­men Lati­no­ame­ri­cano, 13 de diciem­bre de 2021. 

La idea de la ter­ce­ra vía tie­ne una lar­ga his­to­ria, tan lar­ga como la his­to­ria de las pola­ri­za­cio­nes reales o ima­gi­na­rias entre opcio­nes polí­ti­cas. Entre las ver­sio­nes más cono­ci­das de la ter­ce­ra vía en los últi­mos 150 años, pode­mos encon­trar las siguien­tes. Des­de media­dos del siglo XIX, la pola­ri­za­ción entre capi­ta­lis­mo y socia­lis­mo se ins­ta­ló en Euro­pa. La pri­me­ra ver­sión de una ter­ce­ra vía entre ambos polos es la doc­tri­na social de la Igle­sia pro­cla­ma­da en la encí­cli­ca Rerum Nova­rum del papa León XIII. La ver­sión secu­lar de esta ter­ce­ra vía apa­re­ce des­pués de la Pri­me­ra Gue­rra Mun­dial (1914−1918) y la Revo­lu­ción rusa (1917).

En ese momen­to, la pola­ri­za­ción ya no era solo entre ideo­lo­gías, sino entre pro­gra­mas con­cre­tos de trans­for­ma­ción social. La pola­ri­za­ción polí­ti­ca en Euro­pa era enton­ces entre el capi­ta­lis­mo libe­ral y el socia­lis­mo bol­che­vi­que. La ter­ce­ra vía fue, en un pri­mer momen­to, el socia­lis­mo demo­crá­ti­co y, algo más tar­de, la social­de­mo­cra­cia. A par­tir de la Con­fe­ren­cia de Ban­dung (1955), orga­ni­za­da por paí­ses recién sali­dos del colo­nia­lis­mo euro­peo (Egip­to, India e Indo­ne­sia) y por movi­mien­tos de libe­ra­ción anti­co­lo­nial de Áfri­ca, la pola­ri­za­ción fue entre los dos riva­les de la Gue­rra Fría: el comu­nis­mo sovié­ti­co y el capi­ta­lis­mo euro­peo occi­den­tal y nor­te­ame­ri­cano. Los nue­vos paí­ses rei­vin­di­ca­ron un camino autó­no­mo en rela­ción con ambos extre­mos. La ter­ce­ra vía fue el Movi­mien­to de Paí­ses No Ali­nea­dos y el «Ter­cer Mundo».

En la déca­da de 1990, tras el colap­so del blo­que sovié­ti­co, la pola­ri­za­ción se dio entre la social­de­mo­cra­cia euro­pea, here­de­ra del socia­lis­mo demo­crá­ti­co, y el capi­ta­lis­mo libe­ral de Esta­dos Uni­dos, glo­ba­li­za­do bajo la desig­na­ción de neo­li­be­ra­lis­mo. La ter­ce­ra vía, for­mu­la­da ini­cial­men­te por el líder del Par­ti­do Labo­ris­ta inglés, Tony Blair, con­sis­tió en con­ci­liar los impe­ra­ti­vos del neo­li­be­ra­lis­mo (pri­va­ti­za­cio­nes, des­re­gu­la­ción de la eco­no­mía, sus­ti­tu­ción de impues­tos por deu­da públi­ca para finan­ciar polí­ti­cas socia­les, que debe­rían redu­cir­se al míni­mo polí­ti­ca­men­te sopor­ta­ble) con algu­nas polí­ti­cas socia­les com­pen­sa­to­rias. Para algu­nos, la ter­ce­ra vía esta­ba a medio camino entre la izquier­da y la dere­cha tra­di­cio­na­les, mien­tras que para otros la ter­ce­ra vía esta­ba más allá de esa dis­tin­ción. Apo­ya­da en la últi­ma varian­te de la ter­ce­ra vía, actual­men­te en Bra­sil se dis­cu­te la pro­pues­ta de una ter­ce­ra vía entre Bol­so­na­ro y Lula, es decir, entre dere­cha e izquier­da o, para algu­nos, entre extre­ma dere­cha y extre­ma izquierda.

Lógi­ca­men­te, las ter­ce­ras vías no se entien­den sin las pola­ri­za­cio­nes en las que se basan, por lo que pue­den obe­de­cer tan­to a reali­da­des opues­tas con­cre­tas como a cons­truc­cio­nes ima­gi­na­das de pola­ri­za­ción. Por otro lado, las dife­ren­cias reales entre los polos pue­den ser mucho meno­res que las que deben ser ima­gi­na­das para abrir espa­cio a la ter­ce­ra vía. His­tó­ri­ca­men­te, las ter­ce­ras vías siem­pre fue­ron un modo de aco­mo­dar­se al polo del que sus pro­po­nen­tes se sen­tían más próximos.

Esta pro­xi­mi­dad era muchas veces genui­na, pero a menu­do resul­ta­ba del cru­ce de impo­si­cio­nes. León XIII esta­ba más pró­xi­mo al capi­ta­lis­mo, más que nada por­que los socia­lis­tas eran ateos o agnós­ti­cos. Los social­de­mó­cra­tas ale­ma­nes ya habían mos­tra­do su voca­ción nacio­na­lis­ta, opues­ta al inter­na­cio­na­lis­mo revo­lu­cio­na­rio, al votar, en 1914, a favor de los cré­di­tos para la gue­rra, sien­do ese el moti­vo que lle­vó a la divi­sión del movi­mien­to obre­ro ale­mán (y des­pués euro­peo) entre par­ti­dos comu­nis­tas y par­ti­dos socia­lis­tas. Los paí­ses no ali­nea­dos se vie­ron obli­ga­dos a refu­giar­se en el polo que domi­na­ba en su zona de influen­cia, con la excep­ción de Cuba, que acep­tó, más por nece­si­dad que por elec­ción, al blo­que sovié­ti­co mien­tras que éste exis­tió. Los labo­ris­tas ingle­ses y todos los par­ti­dos socia­lis­tas euro­peos que le siguie­ron, habían aban­do­na­do hacía mucho tiem­po cual­quier idea socia­lis­ta demo­crá­ti­ca y habían adop­ta­do polí­ti­cas de aco­mo­da­ción a las exi­gen­cias del capi­ta­lis­mo nacio­nal y glo­bal. El Par­ti­do Social­de­mó­cra­ta Ale­mán (SPD) había recha­za­do la lec­tu­ra mar­xis­ta de la socie­dad en el Con­gre­so de Bad Godes­berg en 1969.

A la luz de esta his­to­ria, la recien­te ter­ce­ra vía bra­si­le­ña no ofre­ce sor­pre­sas. Se basa en una pola­ri­za­ción que es fal­sa y que está dis­tor­sio­na­da. Es fal­sa en la medi­da en que Bol­so­na­ro, a la vis­ta de todo lo que hizo y dijo, y de las con­clu­sio­nes de la CPI (Comi­sión Par­la­men­ta­ria de Inves­ti­ga­ción), no es un can­di­da­to via­ble o, si lo fue­se, no es míni­ma­men­te creí­ble, y, en ese caso, la ter­ce­ra vía pre­ten­di­da por la dere­cha es de hecho una segun­da vía dis­fra­za­da de tercera.

Está dis­tor­sio­na­da por­que, por un lado, si es cier­to que Bol­so­na­ro repre­sen­ta una extre­ma dere­cha des­qui­cia­da, gran par­te de su agen­da polí­ti­co-eco­nó­mi­ca corres­pon­de a la agen­da de la dere­cha y, por tan­to, esta, al impul­sar una ter­ce­ra vía, está bus­can­do un bol­so­na­ris­mo sin Bol­so­na­ro. Por otra par­te, está dis­tor­sio­na­da por­que Lula no es ni nun­ca fue de extre­ma izquier­da y, en el pasa­do, bus­có alian­zas con la dere­cha en múl­ti­ples oca­sio­nes por pen­sar (en mi opi­nión erró­nea­men­te), que en Bra­sil hay una dere­cha capaz de poner la defen­sa de la demo­cra­cia por enci­ma de la defen­sa de sus intere­ses cuan­do están real o ima­gi­na­ria­men­te amenazados.

Tra­du­ci­do del por­tu­gués para Rebe­lión por Alfre­do Igle­sias Diéguez

Foto: Rober­to Parizotti

Fuen­tes: Car­ta Capi­tal /​/​Rebe­lión

Itu­rria /​Fuen­te

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