Por Luis Vega González. Resumen Latinoamericano, 30 de diciembre de 2021.
En entrevista publicada en Resumen Latinoamericano el pasado 24 de diciembre me referí a la situación política Chilena pos elecciones, la entrevista tocó varios temas, a los cuales respondí de acuerdo a mi experiencia militante de toda una vida. Le cuento Atilio que lo que estamos viviendo en Chile ya lo hemos vivido durante 30 años, iniciamos con “La alegría ya viene” en el primer gobierno de la Concertación de Patricio Aylwin en 1990, gobiernos que se prolongaron por décadas “con democracia en la medida de lo posible”, algunos pensaron que con Ricardo Lagos se podría romper es circulo, pero obtuvimos mas neoliberalismo ya que su gobierno fue el de las grandes concesiones, carreteras, puertos, servicios etc. Con Bachelet, la primera mujer presidenta en la historia del país, socialista, exiliada; pero con la que se instala la “militarización del Wallmapu”, con la creación del Comando Jungla, entrenado en el estado paramilitar de Colombia, policía militar en guerra contra nuestros hermanos Mapuche, después de terminar cada uno de sus mandatos nos dejó a Piñera como herencia.
Hoy llega a la presidencia Gabriel Boric, y vuelve a nacer el enamoramiento de la izquierda latinoamericana y su intelectualidad. Cierto, Boric nace de un proceso de luchas ascendentes, que se inician en el llamado Movimiento Pingüino de estudiante secundarios de Chile en el año 2007; paralelamente iria surgiendo el movimiento medio ambiental (que dicho sea de paso no surgió en la izquierda tradicional) el cual tendria su máxima expresión con las movilizaciones ambientales de agosto del 2010; con la aprobacion de la termoeléctrica Barrancones, en el santuario de la naturaleza de Punta Choros en la región de Coquimbo; tres días durarían las movilizaciones que se extendieron de Arica a Punta Arenas, hasta que Piñera desistiera del proyecto, anotándose un importante triunfo el movimiento medio ambiental chileno. Luego de ello surgiría el movimiento estudiantil universitario de donde saldrían destacadas lideresas y lideres estudiantiles, (casi siempre desconectados del mundo social), que se configuran como un sector social para sí, llegando a ocupar cargos medios en los gobiernos de la Concertación y Nueva Mayoria, siendo figuras de los diversos partidos políticos que les permitieron llegar al parlamento, en algunos casos con instrumentos políticos propios. En ese andar en los pasillos del parlamento, el modelo se seguía profundizando con nuevas leyes, y afuera el mundo social diverso buscaba su propio camino. Cada gobierno iría sumando sus propios muertos en la represión al pueblo mapuche, sindicalistas y activistas no se escaparían a la balas asesinas del estado; las luchas grandes y pequeñas irían sumado demandas sociales fundamentales: el fin de las AFP, salud, educación, medio ambiente, y una que englobaba a todas, como es la Asamblea Constituyente con expresiones territoriales que empezaban a ser realidad, el movimiento estudiantil secundario perseguido y presionado por el alcalde de Santiago Felipe Alessandri, salta la valla del metro con la consigna “no son 30 pesos si no 30 años” dando inicio al estadillo social, mientras las élites jugaban en el parlamento a reformas parciales.
El 18 de octubre encendería todas las alarmas y el estado sacaría toda la estructura represiva declarando el estado de sitio y toque de queda con la secuela de muertos, miles de detenidos y encarcelados, el modelo quedaría herido de muerte, y había que salvarlo.
Así nace el acuerdo de paz, sellado el 15 de noviembre de 2019, gestionado por Jaime Bellolio (UDI) y Gabriel Boric (FA), y la firmado por casi todas la bancadas del parlamento, acuerdo que tenía como objetivo, salvar el modelo y con ello a Piñera, enterrando la asamblea constituyente ‑nuestra principal demanda- y cambiarla por una convención con las reglas de la constitución de Pinochet, para frenar el estallido social e inventar una transición ordenada donde el pueblo solo es llamado a votar.
Asi se instala la convención constitucional con 155 representantes, donde el 64 de sus miembros son abogados, 10 son ingenieros, un dato importante para entender su composicion social, mas allá de los candidatos independientes apoyados en las listas de los partidos tradicionales y los representante de los pueblos originarios, todo con paridad de género, pero bien amarrado.
Así va naciendo la candidatura de Gabriel Boric, en el marco de algunos partidos opositores a Piñera, logrando en primera vuelta 1.814.777 votos con 25,83% y Kast 1.961.387 votos con 27,91% con una participación del 47% del electorado, hasta allí nada de las grandes alamedas. Con los votos de la antigua Concertación no se superaba a la derecha, además había que modificar el programa para incorporar a la vieja clase política. Bachelet anuncia su arribo y sella con su presencia el acuerdo político. Entre la estupidez de Kast, con su discurso de odio se construye el relato del miedo, “el fascismo ya viene”, los resabios de la dictadura más allá de la constitución del “80 calaron profundo en los sectores populares que se negaban a participar en las elecciones, por lo tanto, el cuento del lobo se vendió bien. Así en segunda vuelta 1.244.370 de votantes se suman a la contienda electoral. La pregunta es si son votos de Boric o contra Kast. De todas formas se consolida la victoria, Boric, 4.620.890 votos con 55,87%, Kast 3.650.088 votos con 44,13% , con una participación del 55,65% del padrón electoral.
Atilio, tú indicas que nunca has dicho en tu artículo del 23 de noviembre, publicado en la revista “El Viejo Topo” que Boric es Allende, claro que he leído y muy bien lo que se desprende de tu análisis y tu propia construcción de una realidad con la que no concuerdo, ‑en publicidad la imagen es todo- y si le ligas las palabras, “se abrieron las grandes alamedas” frase de Salvador Allende en sus últimas horas defendiendo el palacio de gobierno, antes de caer en combate, eso tiene un simbolismo tremendo para nosotros los chilenos. Y si va con la foto de Boric, cuando además todo el articulo gira en tono a su papel político en las elecciones, y desarrollas la idea “Es de esperar que al entrar a La Moneda (¡ojalá antes!) el espíritu de Salvador Allende se pose sobre el joven presidente y le transmita toda su sabiduría y sus valores” y continuas “La certeza que Allende tenía de que la clase dominante chilena jamás aceptará un gobierno de izquierda y que, tal como le ocurrió (y ya le está ocurriendo a Boric: ver la reacción de la Bolsa el lunes, caída del 6% y disparada del dólar)” tu analogía Boric/Allende es clara, por tanto debo concluir que se está construyendo la idea que Boric es Allende apelando a las emociones. La ingenuidad en política no existe, creo.
Claro que Boric, es la expresión del modelo neoliberal, lo reafirmo por lo menos hasta ahora, fue él junto a la clase política empresarial el que construyó una operación política, dos meses después de iniciado el estallido social, que puso en jaque al modelo neoliberal y al gobierno de Piñera, todo el mundo en las calles pedía su salida y Asamblea Constituyente, era cuestión de tiempo, fue él en persona que articuló el acuerdo junto a personeros los partidos de derecha, para lograr una agenda política contraria a lo que se pedía en las calles en el estallido social, y con ello quedó sepultada la salida popular, claro fue cambiada por una convención constituyente con las reglas del modelo, al amparo de la constitución del 80 de Pinochet.
Cuando hablamos de programa del nuevo gobierno, digo que no pone en jaque el modelo neoliberal. Primero hay dos programas: el de la primera vuelta, y el de segunda vuelta que está en proceso de revisión por asesores y técnicos, según indica el propio conglomerado. Por ejemplo en lo económico la recaudación fiscal inicialmente era de 8% hoy bajó al 5%, indicado por sus economistas y me atrevo a decir que habrá un tercer programa en el que se discutirá en el parlamento, por donde no pasaron las grandes alamedas. La derecha surge con una presencia mayor en el parlamento, donde cada coma se tendrá que negociar en una posición favorables a la derecha, (bueno los pilares de la constitución de 1980 son once y no cuatro).
Boric llega a la presidencia, con el 54 % del electorado, Frei llegó con 57% del electorado de aquella época. Para ganar hay más de un millón de votos que no participó en primera vuelta, a los cuales lo convocó no el programa del candidato, sino la campaña del miedo, con la consigna de que viene el fascismo. Ese electorado votó contra Kast, el derechista ultra neoliberal, que de fascista sólo tiene su discurso de odio, xenofóbico y ultra conservador, e insisto, es de cartón. Fue uno de los primeros que llamó a Boric para felicitarlo por su triunfo y desearle el mayor de los éxitos, todo en el marco de la república. Es más, ese fascismo con que tanto asustaron y aterrorizaron a nuestro pueblo, recordándole épocas siniestras de nuestro pasado dictatorial, no está en las calles, nadie marcha con los estandartes de Kast y su grupo. Es más, parte de sus diputados renunciaron al partido, la derecha se reconfigura para un nuevo escenario y ya está claro que Kast no será el líder.
No hay que vivir el fascismo para entenderlo, muchos lo conocemos desde nuestras luchas clandestinas de muchos años contra la dictadura, después la conocimos en la tortura, en la cárcel. Para mi generación no hay dobles lecturas, jamás usaría el miedo para una elección o construir relatos de futuro como se hizo en la campaña de segunda vuelta.
Bueno, los relatos también construyen sentidos comunes, que no son comunes sino construcciones.