Por Ignacio Parra, Resumen Latinoamericano, 16 de diciembre de 2021.
A menos de una semana de la segunda vuelta presidencial donde se medirán Boric y Kast, Michelle Bachelet realizó un video llamando a votar por Boric este domingo ¿Qué implican los giros al centro del programa de Boric y la reivindicación explícita del legado de la Concertación?
Una de las lecturas luego del debate de Anatel de este lunes fue que habían ganado los «30 años» en alusión a los diversos guiños al centro político que hicieron Boric y Kast. Ambos reivindicaron el rol de la Concertación, en el caso de Boric el gobierno de Bachelet, quien finalmente le entregó su apoyo este martes a través de un video. Este domingo se decidirá finalmente quien será presidente ¿Qué implican los giros al centro del programa de Boric y la reivindicación explícita del legado de la Concertación?
A menos de una semana de la segunda vuelta presidencial donde se medirán Boric y Kast, Michelle Bachelet realizó un video llamando a votar por Boric. El apoyo por parte de la actual Alta Comisionada de los DDHH de la ONU era uno de los hitos de campaña más importantes para el abanderado de Apruebo Dignidad por la alta popularidad que tiene Bachelet. Si bien este gesto se daba por descontado, tiene implicancias más de fondo tras el debate del lunes donde Boric confirmó su giro «al centro político» (neoliberal) reivindicando explícitamente el rol de la Concertación en el debate de Anatel.
Se trata no solamente de un guiño oportunista para conseguir votos, sino una línea consciente de rebajar expectativas y programa, una suerte de «realismo sin renuncia» [1] pero antes de ser gobierno. Y es que Boric viene modificando su programa hacia el centro bajando la profundidad de las reformas que proponía e incorporando a académicos de la Concertación con centro en la parte económica. Académicos que se dedicaron a gestionar el neoliberalismo en Chile y que como parte de esa trayectoria amarraron el compromiso con 2 aspectos claves para el próximo año: i) Asegurar el respeto al presupuesto de ajuste presentado por Piñera, y ii) Respetar la llamada «responsabilidad fiscal».
Estos compromisos dan cuenta que la estrategia de conjunto de Boric y Apruebo Dignidad será subordinarse a la configuración del parlamento de las elecciones, y ocupar como argumento esa situación para ajustar sus propuestas de reformas. Si un comienzo Apruebo Dignidad se planteaba como una coalición antineoliberal y que su programa respondía a las demandas de la rebelión de octubre de 2019, hoy por hoy el programa de Boric apenas se propone hacer algunas «transformaciones» que no cambian el rol subsidiario del estado y que mantendrán varios de los pilares del neoliberalismo, incluso el candidato de la coalición planteó que la eliminación de las Administradoras de Fondos de Pensiones (AFP) no era algo «intransable», es decir, incluso podría mantener a las odiadas AFP creadas por José Piñera en la dictadura.
¿Qué implicó el realismo sin renuncia de Bachelet?
Más allá de que en estas líneas no podamos hacer un análisis exhaustivo de las reformas del segundo gobierno de Bachelet, podemos plantear que se trató del primer gobierno de la transición donde la clase dominante tuvo una política para responder (en clave neoliberal) a las demandas «de la calle». Se trataba de dar respuesta a las masivas movilizaciones contra el modelo de educación de mercado encabezadas por la juventud secundaria (2006) y universitaria (2011). Las movilizaciones de los sectores del movimiento obrero como los contratistas del cobre (2007), los portuarios (2013), docentes (2015). La movilización contra las odiadas AFP (2016).
Es así que Bachelet impulsó una reforma tributaria donde se negoció con la asociación de Bancos y el gran empresariado para limar sus aspectos más irritantes. De esta negociación surgió el concepto de la «cocina» para definir negociaciones a puertas cerradas, pues la reforma fue acordada en la cocina del presidente de la Asociación de Bancos.
En el caso de la Reforma Laboral, en muchos casos limitó el derecho a huelga con los llamados «servicios mínimos» y en la práctica no terminó con varios de los aspectos fundamentales del Código Laboral de la dictadura (de hecho no se tocó el libro III de dicho código). En el caso de la reforma educacional si bien se estableció la «beca gratuidad» otorgando recursos para que miles pudieran estudiar sin pagar, no se terminó con el subsidio a la demanda y la reforma terminó otorgando millonarios subsidios a privados. En el caso de los Servicios Locales de Educación, se hizo una des municipalización a medias y se pasaron nuevos ataques como la doble evaluación a los profesores.
Sin tocar lo pilares del modelo
En el caso del candidato de Apruebo las medidas presentadas la semana pasada en los documentos «Acuerdo de implementación programática» escrito junto a los comandos de Provoste (DC) y ME‑O y «Un crecimiento sostenible y equitativo para el corto y mediano plazo» escrito por los economistas de la Concertación muestran claramente la limitación de las reformas más importantes que se plantea en su programa: Tributaria, Pensiones y Salud.
Más allá de que las reformas originales propuestas eran ya limitadas, por ejemplo no se proponía tocar a las grandes empresas transnacionales y nacionales que explotan el cobre y se llevan miles de millones de dólares al extranjero, una de las grandes riquezas nacionales que se regala a esas empresas. En el caso de la reforma tributaria la medida más importante son eliminar las exenciones y las medidas contra la evasión y elusión, es decir, apenas tocar lo que los empresarios eluden de pagar y eliminar las millonarias regalías que tienen diversos sectores empresarios con las exenciones.
El programa de Boric no responde a las urgencias sociales de las grandes mayorías obreras y populares ni menos a las demandas expresadas en la rebelión. Por esto, es necesario fortalecer una alternativa de las y los trabajadores, con un programa que enfrente a Kast, la derecha y todos los partidos de los 30 años y fortalezca la autoorganización y movilización para conquistar las demandas por las que hemos luchado para enterrar definitivamente la herencia de la dictadura, en la perspectiva de un gobierno de las y los trabajadores.
Un programa que parta por el aumento general de salarios, por trabajo genuino sin precariedad, por educación y salud pública de calidad al servicio del pueblo, por el fin de las AFP, un salario y una pensión mínima de 600 mil pesos que se ajuste automáticamente a la inflación, por vivienda digna para todos poniendo fin al negocio de bancos e inmobiliarias. Por la libertad de los presos políticos, el juicio y castigo a los represores, la disolución de la policía.
Para enfrentar la agenda y ofensiva criminalizadora con amplias campañas por la desmilitarización del Wallmapu y en definitiva por la devolución de las tierras ancestrales al pueblo mapuche. Por los derechos de las mujeres como el aborto legal, libre seguro y gratuito. Para luchar por poner fin al saqueo de los recursos, nacionalizando el agua, el cobre, el litio bajo gestión de trabajadores y comunides, y recuperando las empresas privatizadas del gas y la luz, a precio costo para los usuarios, y poner esos recursos al servicio de las necesidades sociales y no del lucro.
[1] La frase hace alusión a la política inaugurada por Bachelet en su segundo mandato luego del caso Caval, donde planteó que las reformas que realizaría su gobierno se verían disminuidas en su profundidad.