Por Liset García (*) Colaboración Especial para Resumen Latinoamericano, 24 de diciembre de 2021
Acompañado de los amigos, de sus auroras, del alma de su pueblo y de todos los que en Latinoamérica lo vieron cantar y creyeron en él, estará siempre Vicente Feliú. Nunca habrá adiós para ese trovador que estará en la voz y las cuerdas de cualquier guitarra, de esas que desfilaron este jueves por la sede del Instituto de la Música, en La Habana, para despedirlo o tal vez para no dejarlo partir, porque “de la muerte se vuelve, de la nada jamás”.
Él mismo dijo así al iniciar su último concierto el pasado 25 de noviembre en honor a Fidel. Y aunque esas palabras nadie las pronunció esta vez, ni hacía falta, se hizo un Canto de Todos como el que Vicente inaugurara años atrás para reafirmar que ese es su propio canto, que si es valiente siempre será canción, y la seguirá haciendo junto a Violeta Parra, Víctor Jara, Silvio Rodríguez, Sara González, Noel Nicola, Augusto Blanca, Lázaro García y otros de su generación y las que vinieron luego.
El aire se llenó de versos allí, mientras la pequeña Eva reía, corría y bailaba, ajena a que su abuelo es de nadie y es de todos. Algún día comprenderá por qué tantas personas buenas, tantos músicos talentosos y artistas esenciales para Cuba, acudieron a saludarlo, reverenciarlo. A darle un abrazo llegaron también, gracias a un audiovisual de su hermano entrañable, Santiago Ronny Feliú, varios de quienes en otras latitudes son parte vital del imaginario sonoro de esta región.
En cada voz que quiso homenajearlo estaba la gratitud, que significa amor, por el hombre que tanto aportó desde su virtuosismo, su grandeza y su sencillez, rara fórmula que en Vicente siempre fue combinación perfecta. Y porque tuvo muchas razones para cantarle a la vida, a la patria, a las cosas del alma.
Flores de Raúl Castro, Miguel Díaz-Canel, el Ministerio de Cultura, la Asociación de Combatientes acompañaban la urna cubierta por la bandera cubana. Junto a sus cenizas volará alto el credo que hizo suyo y nuestro. Nadie fue más feliz por abrir trincheras, por ser machete en plena zafra, bala feroz al centro del combate… Y ¡le seguiremos creyendo!
(*) Periodista cubana de la Revista Bohemia.
Foto de portada: Joyme Cuan.