Disi­den­cias. Difi­cul­ta­des insó­li­tas en la apli­ca­ción del cupo labo­ral trans

Por Qui­mey Ramos, Resu­men Lati­no­ame­ri­cano, 3 de diciem­bre de 2021. 

¿Qué suce­de cuan­do algu­nos de los requi­si­tos para acce­der a un tra­ba­jo en la admi­nis­tra­ción públi­ca entran en con­tra­dic­ción con el espí­ri­tu de la ley de iden­ti­dad de géne­ro, el decre­to de cupo labo­ral tra­ves­ti y trans y con el pen­sa­mien­to lógi­co? ¿Y cuán­do los pro­yec­tos de vida que­dan atas­ca­dos en túne­les buro­crá­ti­cos por un error de dígi­to? Migran­tes afec­ta­das, abo­ga­das y emplea­das públi­cas hablan de la mira­da inter­sec­cio­nal que toda­vía fal­ta pro­pa­gar en el Estado.

Cuan­do Dia­na Saca­yán pen­só la ley de cupo labo­ral trans en pro­vin­cia de Bue­nos Aires, seña­ló enton­ces la impor­tan­cia de que ni la fal­ta de estu­dios ni los ante­ce­den­tes pena­les pudie­ran ser un impe­di­men­to para el acce­so al tra­ba­jo en el Esta­do. Estos dos aspec­tos fue­ron fun­dan­tes del espí­ri­tu del pro­yec­to, ya que bus­ca­ban escul­pir los enun­cia­dos y artícu­los de la ley a ima­gen y seme­jan­za de las tra­yec­to­rias vita­les de quie­nes se pen­sa­ron como prin­ci­pa­les des­ti­na­ta­rias de la mis­ma: no se tra­ta­ba de hacer enca­jar cuer­pos poli­mor­fos en nor­mas cin­ce­la­das para ampa­rar a quie­nes siem­pre cua­dra­ron en el estre­cho mol­de de ciu­da­da­nos pre­di­lec­tos por el esta­do colo­ni­za­dor, blan­co, hete­ro­cis­nor­ma­ti­vo y capi­ta­lis­ta. Se tra­ta­ba de que las nor­mas fue­ran hechas en fun­ción de las nece­si­da­des urgen­tes que rever­be­ra­ban a gri­tos de con­cien­cia polí­ti­ca naci­da de nues­tros cuer­pos. Cuer­pos que, en impor­tan­te núme­ro, se han for­ja­do en el sexi­lio, las deten­cio­nes ile­ga­les y las cárceles.

SIN RESPUESTAS

Pero, ¿cuá­les son las posi­bi­li­da­des y los lími­tes de una de las leyes más avan­za­das mun­dial­men­te de dis­cri­mi­na­ción posi­ti­va, cuan­do se encuen­tra enmar­ca­da en un con­tex­to de dis­cri­mi­na­ción estruc­tu­ral? La his­to­ria que reci­bí de boca de Anto­ne­la la sema­na pasa­da me lle­vó a entre­vis­tar a la abo­ga­da Lucía Moli­na y a Ro, tra­ba­ja­do­ra de Migra­cio­nes, y a par­tir de lo dia­lo­ga­do entra­mar las difi­cul­ta­des que advie­nen a la san­ción del cupo nacio­nal, y sobre qué cuer­pos espe­cial­men­te se ciernen.

Anto­ne­la con­si­guió este año la entre­vis­ta que, según expli­ca, la dejó más cer­ca de lo que nun­ca estu­vo de acce­der a un tra­ba­jo for­ma­li­za­do en cua­tro años ente­ros de vivir en Argen­ti­na. Años en los que per­sis­te en su deseo de hacer una vida acá, pese a tener que res­ta­ble­cer­se más de una vez en dis­tin­tos terri­to­rios debi­do a la gen­tri­fi­ca­ción inmo­bi­lia­ria, a fuer­za de tra­ba­jo infor­mal, gra­cias a su cono­ci­mien­to auto­di­dac­ta en infor­má­ti­ca ‑vale acla­rar, saber esca­so en nues­tra población-.

Su sen­sa­ción de ara­ñar el tra­ba­jo con las manos no fue fan­ta­sía. Pasó dos entre­vis­tas y le pidie­ron que envíe docu­men­ta­ción para ini­ciar el con­tra­to. Se repi­tió a sí mis­ma no emo­cio­nar­se dema­sia­do. Al cabo de dos sema­nas sin res­pues­ta, supo que su intui­ción era cier­ta: todo se detu­vo por un error en la fecha de naci­mien­to en el cer­ti­fi­ca­do de ante­ce­den­tes expe­di­do por el Regis­tro Nacio­nal de Rein­ci­den­cia, el cual no per­mi­tió que su trá­mi­te de resi­den­cia per­ma­nen­te ingre­sa­ra al Rena­per, con­di­ción que Recur­sos Huma­nos del minis­te­rio en cues­tión esgri­mió como requi­si­to inelu­di­ble. Sus inter­lo­cu­to­res pro­cu­ra­ron hacer­le saber que elles habían hecho todo y más por ayu­dar­la, “que me habían hecho has­ta aho­ra un favor”, expli­ca con vehe­men­cia Anto­ne­la. Per­se­ve­ran­cia median­te, obtu­vo el núme­ro de la nor­ma­ti­va en la que se fun­da­ba el recha­zo: el decre­to 14212002.

HABITAR EL SUELO ARGENTINO

El Decre­to, expli­ca Lucía Moli­na, regla­men­ta la Ley Mar­co de Regu­la­ción del Empleo Públi­co Nacio­nal (n°25.164). Dicha ley, sien­ta como un requi­si­to bási­co de acce­so a car­gos en la admi­nis­tra­ción públi­ca “ser argen­tino nati­vo, por opción o natu­ra­li­za­do”, lo cual fun­cio­na como regla gene­ral. No obs­tan­te esto, el mis­mo inci­so dis­po­ne que el Jefe de Gabi­ne­te de Minis­tros podrá excep­tuar del cum­pli­mien­to de este requi­si­to median­te fun­da­men­ta­ción pre­ci­sa y cir­cuns­tan­cia­da de la juris­dic­ción soli­ci­tan­te. Con lo cual, o sos for­mal­men­te argen­ti­ne, o el Jefe de Gabi­ne­te mis­mo tie­ne que auto­ri­zar fun­da­da­men­te que se haga una excep­ción con tu caso en par­ti­cu­lar. Aho­ra bien, el decre­to 14212002, en la regla­men­ta­ción que hace del art. 4 al res­pec­to de esto, dis­po­ne que la soli­ci­tud de excep­ción al cum­pli­mien­to del requi­si­to de nacio­na­li­dad debe­rá ser soli­ci­ta­da por la máxi­ma auto­ri­dad de la juris­dic­ción u orga­nis­mo des­cen­tra­li­za­do. Bási­ca­men­te, el pro­ble­ma está en la deci­sión de quién tie­ne auto­ri­dad para hacer la excep­ción con Anto­ne­la, quien al no con­tar con el trá­mi­te de resi­den­cia per­ma­nen­te fina­li­za­do, hoy por hoy sigue sien­do extran­je­ra aún pudien­do com­pro­bar no sólo con la cons­tan­cia de resi­den­cia per­ma­nen­te en trá­mi­te, sino con tes­ti­gos, que vive en este país des­de hace ya más de cua­tro años.

Es con­tra­dic­to­rio que con­tar con ante­ce­den­tes pena­les no resul­te un impe­di­men­to para acce­der al cupo labo­ral trans, pero que sí lo sea para acce­der a la nacio­na­li­za­ción que requie­re el cupo, dado que casi el 85% del total de la pobla­ción trans y tra­ves­ti dete­ni­da son migran­tes (N. de R.: así lo infor­ma el Infor­me de Per­fi­la­mien­to: Impac­to nega­ti­vo des­pro­por­cio­na­do de la ley 23.737 sobre muje­res trans y tra­ves­tis pri­va­das de su liber­tad en las cár­ce­les de la Pro­vin­cia de Bue­nos Aires, de OTRANS). Con­tra­dic­ción de espí­ri­tu legal, y de su fun­ción éti­co-polí­ti­ca, que cer­ce­na prin­ci­pal­men­te el dere­cho de aque­llas per­so­nas a las que esta ley bus­có dar ampa­ro. Mien­tras que el 91% de la pobla­ción trans pri­va­da de su liber­tad en el Ser­vi­cio Peni­ten­cia­rio Bonae­ren­se lo están por infrac­cio­nes rela­cio­na­das a la Ley de dro­gas (la mayo­ría de ellas en cau­sas don­de sólo se cuen­ta con el tes­ti­mo­nio poli­cial, tenen­cia de can­ti­da­des que por poca, no indi­can en sí mis­mo ven­ta, y sin com­pra­do­res dete­ni­dos en nin­gu­na oca­sión), en el caso de las migran­tes el por­cen­ta­je se ele­va al 100%, sin que exis­ta nin­gún otro gru­po pobla­cio­nal pre­so en su tota­li­dad bajo la mis­ma cali­fi­ca­ción (N. de R.: Infor­me Situa­ción de los dere­chos huma­nos de las tra­ves­tis y trans en Argen­ti­na de la CEDAW 2015). Así mis­mo, entre el 2017 y 2018 la pobla­ción trans y tra­ves­ti pri­va­da de su liber­tad cre­ció un 36%.

ESTIGMAS Y CONTRADICCIONES

La con­tra­dic­ción no es sólo con la ley de cupo labo­ral, nos dice Ro Tos­ca, tra­ba­ja­do­ra de la Direc­ción de Migra­cio­nes en dele­ga­ción La Pla­ta, sino tam­bién entre las regu­la­cio­nes migra­to­rias y la ley de iden­ti­dad de géne­ro, pues­to que aun­que se tra­te de un dere­cho humano, recién cuan­do obtie­nen la resi­den­cia per­ma­nen­te es posi­ble apli­car la ley argen­ti­na para con­sig­nar su cam­bio de nom­bre y mar­ca­dor de sexo. Has­ta enton­ces, apa­re­cen con el nom­bre y sexo regis­tral no desea­do. En el caso de las tra­ves­tis y trans que son extran­je­res de Mer­co­sur, el pla­zo es de dos años. Y en caso de ser extra Mer­co­sur son tres años, por lo que deben pasar todo ese tiem­po des­am­pa­ra­des del dere­cho a con­sig­nar su ver­da­de­ro nom­bre e identidad.

Ambas leyes, la de iden­ti­dad y de cupo, requie­ren poseer ya el docu­men­to per­ma­nen­te, y aún más, la de cupo pide la nacio­na­li­za­ción, lo que impli­ca pasar por tri­bu­na­les. Es allí don­de les deben natu­ra­li­zar argen­ti­nes. Con esto, muches pier­den su nacio­na­li­dad de ori­gen, algo que no siem­pre desean. Si se les encuen­tra un ante­ce­den­te, ya no se pue­den radi­car. En tan­to no se encuen­tre el expe­dien­te y se deter­mi­ne judi­cial­men­te su par­ti­ci­pa­ción o no en un ilí­ci­to, se pro­lon­ga con­si­de­ra­ble­men­te el pla­zo ori­gi­nal­men­te esta­ble­ci­do de dos a tres años pre­vios a poder soli­ci­tar la per­ma­nen­te. Y en muchos casos sus expe­dien­tes tie­nen men­ción a un ilí­ci­to sólo por haber sido nom­bra­das en la rea­li­za­ción de un ope­ra­ti­vo en la zona roja por la cual siquie­ra fue­ron detenidas.

Pero el estig­ma de la cri­mi­na­li­dad migran­te exce­de inclu­so los expe­dien­tes con cau­sas meno­res: Anto­ne­la no tenía ante­ce­den­te alguno. Sin embar­go, que su trá­mi­te fue­ra obs­trui­do por un error de dígi­to, y que este fac­tor buro­crá­ti­co bas­ta­se para que el Minis­te­rio en cues­tión (omi­ti­mos su nom­bre para no difi­cul­tar poten­cia­les con­tra­ta­cio­nes para Anto­ne­la) deci­die­ra no soli­ci­tar la excep­ción pre­vis­ta por el decre­to 1421, deli­nea el tra­zo fino de un sis­te­ma que a per­so­nas trans, migran­tes y pobla­ción peni­ten­cia­ria no les con­si­de­ra suje­tos de dere­cho, sino de favor, y con suer­te. Des­ta­car­lo aho­ra es no sólo hacer el ejer­ci­cio de pen­sar cuál es el ori­gen del espí­ri­tu de esta ley, sino tam­bién ejer­ci­tar una memo­ria acti­va, comu­ni­ta­ria y radi­cal, en tan­to su capa­ci­dad de vigen­cia polí­ti­ca. Que les trai­ga a uste­des como a mí me trae a los ojos el recuer­do fres­co de una Dia­na Saca­yán enér­gi­ca, repu­dian­do des­de el esce­na­rio de una con­tra­mar­cha del Orgu­llo en 2014 los dichos xenó­fo­bos de Ser­gio Ber­ni, recor­dán­do­nos que ya no guar­da sen­ti­do alguno luchar con­tra las opre­sio­nes de géne­ro sin una pers­pec­ti­va que inter­sec­cio­nal­men­te las pien­se fun­di­das en las opre­sio­nes racis­tas, xenó­fo­bas y de clase.

Itu­rria /​Fuen­te

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