Estados Unidos. Una cumbre tan irreal como la «democracia» que defiende

Esta­dos Uni­dos. Una cum­bre tan irreal como la «demo­cra­cia» que defiende

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Resu­men Lati­no­ame­ri­cano, 13 de diciem­bre de 2021 

La cum­bre vir­tual con­vo­ca­da por Esta­dos Uni­dos solo sir­vió para mos­trar el cre­cien­te ais­la­mien­to, la ena­je­na­ción y la pér­di­da de influen­cia de la nación más pode­ro­sa del planeta.

La cum­bre vir­tual con­vo­ca­da por el gobierno de Esta­dos Uni­dos el pasa­do 9 – 10 de diciem­bre, con dis­cur­sos pre­gra­ba­dos de los invi­ta­dos y una agen­da total­men­te mani­pu­la­da, fue un ejer­ci­cio dema­gó­gi­co, con bene­fi­cio nulo para la comu­ni­dad inter­na­cio­nal y sin pro­pues­ta algu­na para solu­cio­nar los pro­ble­mas más acu­cian­tes del mun­do que compartimos.

Como arti­fi­cio polí­ti­co, solo sir­vió para mos­trar el cre­cien­te ais­la­mien­to, la ena­je­na­ción y la pér­di­da de influen­cia de la nación más pode­ro­sa del pla­ne­ta. En sen­ti­do prác­ti­co, el úni­co resul­ta­do apa­ren­te es el com­pro­mi­so de des­ti­nar 400 millo­nes de dóla­res a la sub­ver­sión polí­ti­ca de Esta­dos sobe­ra­nos en fran­ca vio­la­ción del dere­cho internacional.

Han pasa­do algu­nas horas des­de que fina­li­zó el even­to y ya pocos son capa­ces de expli­car o recor­dar qué suce­dió allí. El gobierno esta­dou­ni­den­se per­dió la opor­tu­ni­dad de con­vo­car a un encuen­tro inclu­si­vo, pro­mo­tor de la coope­ra­ción y de la bús­que­da de solu­cio­nes a cual­quie­ra de los pro­ble­mas que con más apre­mio y gra­ve­dad impac­tan la vida de la mayo­ría de la pobla­ción del mundo.

No tuvo la volun­tad de aunar esfuer­zos para enfren­tar el ham­bre, la des­nu­tri­ción, la pobre­za y cre­cien­tes des­igual­da­des, la insa­lu­bri­dad, los pro­ble­mas migra­to­rios, el nar­co­trá­fi­co, el cri­men orga­ni­za­do y trans­fron­te­ri­zo, la carre­ra arma­men­tis­ta o el cam­bio cli­má­ti­co. No con­ci­bió siquie­ra la idea de con­vo­car a los líde­res del mun­do para deba­tir y arti­cu­lar una res­pues­ta con­cer­ta­da a la pan­de­mia de la COVID-19 y otras enfer­me­da­des trans­mi­si­bles. Y es que Esta­dos Uni­dos no pue­de apor­tar solu­cio­nes mien­tras sus polí­ti­cas sean par­te esen­cial de tan gra­ves problemas.

Con gran dema­go­gia, con­vo­có al encuen­tro irreal bajo el tema de la «demo­cra­cia», asu­mi­da como la defen­sa del capi­ta­lis­mo y apli­ca­ble úni­ca­men­te a gobier­nos que no desa­fíen la auto­ri­dad hege­mó­ni­ca de los Esta­dos Uni­dos. Tal fabri­ca­ción pone en cla­ra evi­den­cia el ver­da­de­ro pro­pó­si­to divi­sio­nis­ta y el inte­rés en des­viar la aten­ción mun­dial de los gra­ves pro­ble­mas que enfren­tan hoy la socie­dad y el sis­te­ma polí­ti­co estadounidenses.

Un país don­de el dine­ro pesa más que la volun­tad popu­lar de los ciu­da­da­nos, en el que se pro­mue­ve la ven­ta libre y uso irres­pon­sa­ble de armas leta­les, la inter­ven­ción y la inje­ren­cia en los asun­tos inter­nos de Esta­dos sobe­ra­nos, don­de el racis­mo es sis­té­mi­co y la gue­rra cons­ti­tu­ye el nego­cio más lucra­ti­vo, no tie­ne nada que ense­ñar a la comu­ni­dad internacional.

Como Cuba ha veni­do aler­tan­do, el gobierno esta­dou­ni­den­se pro­ta­go­ni­za una cam­pa­ña peli­gro­sa, diri­gi­da a crear un cis­ma inter­na­cio­nal, a divi­dir el pla­ne­ta y a cas­ti­gar a los paí­ses que defien­den pro­yec­tos pro­gre­sis­tas o no acep­tan los mode­los impues­tos por los Esta­dos Unidos.

Pre­ten­der impo­ner una úni­ca rece­ta acep­ta­ble de sis­te­ma polí­ti­co a todos los paí­ses es, en sí mis­mo, pro­fun­da­men­te anti­de­mo­crá­ti­co. Es con­tra­rio a la Pro­cla­ma de Amé­ri­ca Lati­na y el Cari­be como Zona de Paz, fir­ma­da en La Haba­na por todos los paí­ses de nues­tra región, que esta­ble­ce el com­pro­mi­so de res­pe­tar ple­na­men­te el dere­cho inalie­na­ble de todo Esta­do a ele­gir su sis­te­ma polí­ti­co, eco­nó­mi­co, social y cul­tu­ral, como con­di­ción esen­cial para ase­gu­rar la con­vi­ven­cia pací­fi­ca entre las naciones.

Esa visión tor­ci­da es la que los lle­va a actuar al mar­gen de las Nacio­nes Uni­das, don­de sufren cre­cien­te ais­la­mien­to por sus reite­ra­dos desa­fíos a los prin­ci­pios de con­vi­ven­cia civi­li­za­da, res­pe­to al mul­ti­la­te­ra­lis­mo y a la auto­de­ter­mi­na­ción de los pue­blos e igual­dad sobe­ra­na entre sus Esta­dos Miem­bros, con­cep­tos que hoy resul­tan inacep­ta­bles para los gober­nan­tes estadounidenses.

No se invi­tó a más de 80 paí­ses, inclui­da entre ellos Cuba, y no sor­pren­de, por­que somos una nación que duran­te casi 63 años ha recha­za­do exi­to­sa­men­te la pre­ten­sión esta­dou­ni­den­se de sub­yu­gar­la y ha defen­di­do con efi­ca­cia su dere­cho inalie­na­ble a la libre deter­mi­na­ción. En una cum­bre des­ti­na­da a pro­mo­ver el capi­ta­lis­mo, y el papel cen­tral y domi­nan­te de los Esta­dos Uni­dos en su fomen­to, no se debe espe­rar la pre­sen­cia de Cuba socialista.

En la coope­ra­ción para encon­trar solu­ción a los gra­ves pro­ble­mas del mun­do, la comu­ni­dad inter­na­cio­nal podrá con­tar siem­pre con nues­tro con­cur­so, con el apor­te cons­truc­ti­vo, acti­vo y soli­da­rio de los cuba­nos para la bús­que­da de con­sen­so, para unir volun­ta­des, para enri­que­cer y bene­fi­ciar­se de la diver­si­dad y pri­vi­le­giar lo que nos une en lugar de lo que nos sepa­ra. La tra­yec­to­ria inter­na­cio­nal de los últi­mos 60 años ava­la esa afirmación.

El mun­do recla­ma paz, desa­rro­llo, jus­ti­cia, soli­da­ri­dad, coope­ra­ción y con­fian­za mutua. No se bene­fi­cia con la divi­sión, la selec­ti­vi­dad y las impo­si­cio­nes unilaterales.

Fuen­te: Juven­tud Rebelde

Itu­rria /​Fuen­te

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