El Govern catalán tiene previsto exhumar en 2022 los restos de Cipriano Martos, un militante antifranquista de Huétor-Tájar que en 1973 fue detenido en Reus (Tarragona) y torturado por la Guardia Civil hasta la muerte.
El caso de Cipriano Martos fue incluido en 2014, a instancias de un hermano de la víctima, en la macroquerella presentada ante la Justicia argentina por delitos de genocidio y crímenes de lesa humanidad cometidos por el régimen franquista.
Una de las reivindicaciones de la familia y de las entidades memorialistas dedicadas a hacerse eco de este caso, como la Xarxa Catalana i Balear de Suport a la Querella Argentina, es exhumar los restos de la víctima —siguiendo las coordenadas que constan en el registro del cementerio— para poder entregarlos a la familia, una reclamación que ahora está dispuesta a llevar a cabo la Generalitat.
Fuentes de la Conselleria de Justicia, que lidera Lourdes Ciuró, han explicado que se trata de «un caso singular, identificado y localizado, de una fosa del tardofranquismo situada dentro de un cementerio». «No podemos reparar el daño a esta víctima del franquismo si no exhumamos y devolvemos los restos a la familia, que siempre lo ha reivindicado», añaden.
El caso de Cipriano
Nacido en el seno de una familia de campesinos de pocos recursos, empezó a trabajar a los 11 años en el campo. Pronto se fue de casa, trabajando de jornalero en Morón de la Frontera, minero en Teruel, trabajador textil en Sabadell y Tarrasa y finalmente encofrador en Reus. Militó en Oposición Sindical Obrera, el Partido Comunista de España (marxista-leninista) y el FRAP.En 1973 fue detenido por la Guardia Civil en su lugar de trabajo por haber participado en un reparto de propaganda y realizado pintadas en Igualada.
Después de dos días de intensos interrogatorios y torturas sin delatar a nadie,el 27 de agosto la Guardia Civil le hizo beber el denominado «cóctel de la verdad», una corrosiva combinación de ácido sulfúrico y gasolina similar a la composición de un cóctel mólotov. El mismo día y ante su estado gravísimo, la Guardia Civil lo llevó al Hospital de San Juan de Reus, donde fue atendido por varios médicos. Ligeramente recuperado, el 29 de agosto lo presentaron delante del juez, que no pudo tomarle declaración debido a la gravedad de sus lesiones. El 17 de septiembre de 1973, diecinueve días después, con el aparato digestivo destruido, Cipriano murió por «hemorragia interna», según la partida de defunción, entre terribles sufrimientos.
Durante los veinte días que Martos pasó agonizando en el hospital, en la sala de beneficencia, estuvo vigilado en todo momento por la Guardia Civil. Su madre y hermano intentaron verlo, pero se lo impidieron los agentes; las súplicas de la madre fueron respondidas con insultos y patadas.
Tras fallecer el 17 de septiembre de 1973 en el Hospital de Sant Joan de Reus, las autoridades franquistas no permitieron a la familia asistir a la inhumación ni llevarse el cuerpo a su tierra de origen, entre los municipios granadinos de Loja y Huétor-Tájar.
Cipriano Martos fue enterrado en secreto el 20 de septiembre de 1973 en una fosa de beneficencia del cementerio de Reus, propiedad del Ayuntamiento. Allí, el PCE (m‑l) le erigió una losa de mármol.
Fuente: Público.
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