Es lo que afirma el partido de izquierda independentista Nación Andaluza en un comunicado enviado a esta redacción. La afirmación se refiere a la sublevación que contra Felipe II protagonizó el pueblo andaluz (denominados como moriscos por su origen andalusí) y de la que la pasada noche se cumplían 453 años. La sublevación, denominada por el oficialismo como “de las Alpujarras”, no prendió solo en la Alpujarra sino que se extendió por todas las Cordilleras Béticas.
Según Nación Andaluza “La señal de inicio de dicha sublevación fue la coronación de Fernando de Córdoba y Válor como rey de Granada y Córdoba ‑es decir de Andalucía- bajo el nombre de Aben Humeya en Cádiar. En la noche del 24 al 25 de diciembre tropas andaluzas llegaron al Albaycín para que el vecindario de Granada se uniera a la sublevación. Desde entonces y durante tres años las andaluzas tuvieron en jaque al ejército más poderoso de Europa, las tropas de Felipe II.”
Los independentistas denuncian que “la historiografía españolista ha explicado la insurrección de 1568 como una guerra de religiones motivada por el sínodo granadino de 1565 que prohibió las costumbres moriscas y la visita obligatoria de los curas a sus casas de viernes a domingo. Una forma más de ocultar las razones políticas y económicas de la sublevación. Si analizamos la insurrección llamada “de La Alpujarra” (que en realidad recorrió toda la Cordillera Bética) de 1568 vemos que la religión es sólo una excusa utilizada para que las andaluzas de hoy percibamos como ajenas a nosotras a las andaluzas de aquella época y la sublevación contra la corona castellana”.
Para Nación Andaluza las razones de esta sublevación fueron otras: “la rebelión andaluza de 1568 vino motivada por el carácter extractivo y colonial con el que Castilla sometió a las clases trabajadoras andaluzas. Una de sus manifestaciones fue el impuesto de “la farda” pagado exclusivamente por los moriscos (a excepción de la farda del mar que la pagaban todos los habitantes del reino de Granada independientemente de su origen) y que servía para financiar el ejército castellano y la construcción de edificios oficiales de la Corona como el palacio de Carlos V. Otra la política impositiva de la corona castellana que gravaba la seda granadina hundiendo al artesanado. Y hay muchas más como la petición de títulos de propiedad de los funcionarios de Castilla al campesinado andaluz entre 1559 y 1568 bajo amenaza de sanción o expropiación de la tierra… Fue eso lo que produjo una situación de explotación de las clases populares insoportable que motivó el alzamiento andaluz de 1568 enfrentándose a las tropas de Felipe II”.
El partido independentista y anticapitalista termina su reflexión trayéndola al momento presente: “Hoy día Andalucía es una nación más oprimida que nunca y el Pueblo Trabajador Andaluz sufre unas condiciones materiales de existencia cada vez más lamentables. Superamos las 900.000 paradas, nuestra renta per cápita es casi la mitad que la de Madrid, la propiedad agraria está más concentrada que hace un siglo y más de un 40% de las niñas andaluzas están en riesgo de exclusión social, por dar unas pocas cifras”. Y por eso plantean que “es inevitable que un nuevo alzamiento masivo y popular del Pueblo Trabajador Andaluz venga a reclamar por la vía de los hechos lo que las instituciones que nos gobiernan y son ajenas a nosotras nos niegan: una Andalucía para las andaluzas”.
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