Por Alfonso Urrutia, Resumen Latinoamericano 18 de diciembre de 2021
Foto: La caravana que arribó el domingo pasado a la capital descansa en la Casa del Peregrino, en la alcaldía Gustavo A. Madero. Foto Yazmín Ortega Cortés
Con un crecimiento sostenido en los últimos 15 años, la región norte de América se ha convertido en la de mayor incremento en la movilidad irregular (o desplazamiento forzoso) de personas al pasar de 7 a 15 millones en ese periodo, según la Organización Internacional de Migraciones, que subraya que el cruce México-Estados Unidos es el corredor más grande del mundo
. País de tránsito y destino, México resiente la intensificación de la movilidad en un entorno en el que, según la secretaría de Gobernación, 70 por ciento de migrantes utilizan polleros vinculados al crimen organizado.
En la región hay una confluencia de factores que han detonado este fenómeno, reconoce Miguel Aguilar, coordinador del Centro de Estudios Migratorios (CEM), de la Secretaría de Gobernación: incremento de la pobreza y el desempleo, particularmente en el triángulo norte de Centroamérica; recrudecimiento de la violencia favorecida por las bandas delincuenciales; inestabilidad política en la región, con énfasis en Haití, y mayores restricciones en otros países (como Chile y Brasil) para aceptar migrantes.
Hoy se celebra el Día Internacional del Migrante, auspiciado por la Organización de Naciones Unidas, una condición cuyas repercusiones económicas son multimillonarias. Según el Banco Mundial, la transferencia de remesas en el mundo pasó de 128 mil millones de dólares en 2000 a 702 mil millones de dólares al cierre de 2020. En paralelo, una vertiente forzada de la migración, el tráfico de personas, arroja ganancias anuales de 150 mil millones de dólares, según la Organización Internacional del Trabajo.
El seguimiento de los flujos migratorios del CEM revela que 64 por ciento de los migrantes que ingresan por la frontera sur y utilizan polleros para cruzar optan por la ruta del Golfo para llegar a Estados Unidos (Veracruz-Tamaulipas), aun a pesar de que son de las regiones con mayores reportes de violencia en el país. El costo promedio actual por cruzar una persona, acota Aguilar, es de 5 mil 400 dólares.
El CEM identificó seis modalidades de pago dependiendo del lugar donde la persona migrante acordó realizarlo. Esto incluye pagos fraccionados en al menos dos lugares a lo largo del trayecto. También se identificó la realización de pagos completos, ya sea en su país de origen, en México o en Estados Unidos. Aguilar puntualiza que la Unidad de Inteligencia Financiera da seguimiento a depósitos homogéneos (3 mil 500 dólares) en cuentas como parte de la estrategia para investigar la operación de las bandas del crimen organizado.
Según un estudio del CEM, “las redes de tráfico se han modernizado y sofisticado, pues se ha dado un mayor traslape con las redes de narcotráfico y de trata de personas. Esto ha llevado a la desaparición del pollero amigo
, que ahora es más bien percibido como una figura riesgosa, potencialmente violenta y que expone a las personas migrantes a otros delitos”.
En la coyuntura actual, señala Graciela Martínez, de la Unidad de Política Migratoria, hay una conjunción de factores que han detonado un repunte de la migración: el impasse que se registró por la pandemia, el impacto social que tuvo en el triángulo norte de Centroamérica y una modificación en el discurso migratorio del gobierno de Joe Biden, que si bien es menos agresivo que el de Donald Trump, la legislación en Estados Unidos se mantiene muy restrictiva, sin eliminar el título 42, que permite deportar a la gente automáticamente.
Según el Programa de Alimentos de la ONU, en Centroamérica el impacto económico de la pandemia provocó que las personas en riesgo de hambruna pasaran de 2 a 8 millones. En días pasados, se autorizó una partida de 37 millones de dólares para atender la situación de 500 mil personas en la región.
Hernández agrega: la violencia de las pandillas que se registra en El Salvador y Honduras representa otro elemento que acelera la expulsión de personas. De acuerdo con Crisis Group, se estima que las diversas bandas conocidas como maras agrupan a más de 50 mil integrantes, lo que asola a las comunidades, catalizando la salida por extorsión o evitar el reclutamiento forzado.
Por otro lado, lo que ha visibilizado más la migración en esta región es un cambio en las formas, porque desde hace tres años se ha desatado la modalidad de la migración en caravana con la idea que tienen de que con esta modalidad son más complicadas la detención y deportación, asevera Hernández.
Por La Jornada