Resumen Latinoamericano, 22 de diciembre de 2021-.
Chile es uno de los pocos países de América del Sur que nunca ha reconocido a la República Árabe Saharaui Democrática, pero que estuvo a punto de hacerlo en 2010 si no fuera por el rechazo de la entonces presidenta Michelle Bachelet, actual alta comisionada de DD.HH en la ONU. Tras treinta años de gobiernos de derecha, la victoria de Gabriel Boric abre una una nueva etapa tanto para la política nacional como al exterior, en un momento en el que la región es testigo de un avance de la causa saharaui.La segunda vuelta de las elecciones presidenciales de Chile celebrada este domingo 19 de diciembre dejó como presidente electo a Gabriel Boric, un joven candidato de una coalición de partidos de izquierda, superando con el 56% de los votos a su rival de extrema derecha, José Antonio Kast. Una victoria que ha entusiasmado al país, que ha salido en multitud a las calles de la capital a festejarlo. No obstante, Boric no asumirá oficialmente el cargo hasta marzo, pero anunció hoy su intención de formar un «gobierno progresista» durante el próximo mes de Enero.
La pregunta por tanto es, ¿podría esta victoria conducir al reconocimiento de la República Árabe Saharaui Democrática (RASD)? Cabe destacar que en América Latina, las secuelas de la Guerra Fría continúan dictando la política exterior de algunos estados, tal es el caso de la cuestión del Sáhara Occidental, en el que las posiciones se forman y se deshacen según la ideología de los presidentes.
De hecho, el regreso de la izquierda en Perú y Bolivia resultó inmediatamente en el restablecimiento de relaciones diplomáticas con la RASD, lo que supuso una importante palanca para la diplomacia saharaui de cara al futuro de la región.
La solidaridad chilena con el pueblo saharaui:
Varios analistas anticiparon que Chile probablemente seguirá los pasos de Lima y La Paz, sobre todo porque chilenos nunca han ocultado su ambición de dar ese paso, aunque esta competencia cae exclusivamente bajo las prerrogativas del presidente.
Además, la sociedad chilena había logrado convencer en septiembre de 2010 a una mayoría en la Cámara Baja del Parlamento chileno para que adoptara una resolución en la que se pedía el establecimiento de relaciones con la República Saharaui. Sin embargo, Michelle Bachelet, entonces Presidenta de Chile, se opuso a la petición. De nuevo, en mayo de 2016, la misma propuesta fue votada en el Congreso, y acabó siendo rechazada con solo tres votos de diferencia: 43 diputados estaban a favor y 46 en contra. Ahora, en 2021, con un presidente que no es de derechas y que tiene la última palabra, ¿se abre la vía para establecer relaciones?
Cabe recordar también que durante su mandato en el Consejo de Seguridad (2014−2015), Chile, cuya política exterior es un dominio exclusivo reservado al presidente, abogó por una solución política a la cuestión del Sáhara Occidental.
No obstante, Marruecos también tiene aliados entre los senadores. En 2018, la Cámara Alta aprobó una resolución que acogía con beneplácito el plan marroquí de pseudo-autonomía para el territorio que ocupa a pesar de que había votado en la ONU lo contrario. Igualmente, el régimen marroquí ha creado un grupo parlamentario de amistad Chile-Marruecos en la Cámara de Diputados. Y el pueblo saharaui también cuenta con una asociación de amistad con una importante actividad sensibilizadora.
Esto significa que el equilibrio de poder entre los que están a favor del establecimiento de relaciones y lo que se oponen ya no es tan equilibrado como antaño, en la medida en que solo el espectro político del presidente de la República había impedido hasta ahora que Chile siguiera los pasos de México y Panamá, entre otros países.
Fuente: ecsaharaui.com