Sudá­fri­ca. Mue­re Des­mond Tutu, la voz de los sin voz que hizo tem­blar al apartheid des­de la Iglesia

Resu­men Lati­no­ame­ri­cano, 26 de diciem­bre de 2021.

El arzo­bis­po emé­ri­to suda­fri­cano Des­mond Tutu, un icono mun­dial de los dere­chos huma­nos que ganó el Nobel de la Paz en 1984 por su lucha incan­sa­ble con­tra el sis­te­ma racis­ta, murió hoy en Ciu­dad del Cabo a los 90 años tras toda una vida dedi­ca­da a defen­der a los oprimidos

Des­mond Tutu murió este domin­go a los 90 años

Sudá­fri­ca lo recor­da­rá para siem­pre por su risa ama­ble, por ejer­cer de brú­ju­la moral en los tiem­pos más oscu­ros y por echar­se a la espal­da, jun­to a líde­res como Nel­son Man­de­la, la espi­no­sa tarea de recon­ci­liar a la nación tras la con­quis­ta de la demo­cra­cia (1994).

“Cuan­do los misio­ne­ros vinie­ron a Áfri­ca, noso­tros tenía­mos la tie­rra y ellos la biblia. Enton­ces dije­ron: ‘rece­mos’. Y noso­tros, obe­dien­te­men­te, cerra­mos los ojos y cuan­do diji­mos ‘amén’ al final y abri­mos los ojos, ellos tenían la tie­rra y noso­tros la biblia. Pare­ce un mal can­je pero esta­mos para siem­pre en deu­da con esos hom­bres y muje­res”, dice una de sus citas más conocidas.

Naci­do en 1931 en Klerks­dorp, una peque­ña loca­li­dad al sur­oes­te de Johan­nes­bur­go, Tutu que­ría ser médi­co pero la fal­ta de recur­sos de su fami­lia hizo que se for­ma­se como pro­fe­sor, la pro­fe­sión de su padre.

De 1954 a 1957 ejer­ció como maes­tro de escue­la y no fue orde­na­do pas­tor angli­cano has­ta 1960, tras haber cur­sa­do Teología.

La siguien­te déca­da y media, con una estan­cia en Lon­dres de por medio, la pasó con­sa­gra­da al estu­dio y en 1975 fue desig­na­do decano de la cate­dral angli­ca­na de Johan­nes­bur­go, car­go al que por pri­me­ra vez acce­día un hom­bre negro.

Allí fijó su resi­den­cia en el dis­tri­to de gue­tos de Sowe­to, don­de fue tes­ti­go de una de las eta­pas más con­vul­sas del apartheid, con las pro­tes­tas estu­dian­ti­les de 1976 ‑en las que murie­ron más de 600 per­so­nas, la mayo­ría jóve­nes– como mayor exponente.Desmond Tutu con Mandela

Des­mond Tutu con Mandela

En 1977 fue nom­bra­do obis­po de Leso­to y, un año des­pués, fue desig­na­do secre­ta­rio gene­ral del Con­se­jo de Igle­sias Sudafricano.

En esa épo­ca, empe­zó a mani­fes­tar abier­ta­men­te su apo­yo al movi­mien­to de la Con­cien­cia Negra e inten­si­fi­có su acti­vis­mo anti­apartheid has­ta con­ver­tir­se en una figu­ra de reso­nan­cia internacional.

LA VOZ DE LOS QUE NO TIENEN VOZ

“El apartheid, el desa­rro­llo sepa­ra­do o como se lla­me, es mal­va­do (…) Es anti­cris­tiano y anti­bí­bli­co. Si alguien me demues­tra lo con­tra­rio, que­ma­ré mi biblia y deja­ré de ser cris­tiano”, pro­tes­ta­ba Tutu ante los fun­cio­na­rios del apartheid en 1982.

Por su incan­sa­ble lucha, Tutu reci­bió el Pre­mio Nobel de la Paz en 1984, dos años antes de con­ver­tir­se en el pri­mer negro a car­go del Arzo­bis­pa­do Angli­cano de Ciu­dad del Cabo (sur­oes­te).

Estu­vo al fren­te de este has­ta 1996, ya con el apartheid des­man­te­la­do y Sudá­fri­ca con­ver­ti­da en una demo­cra­cia lide­ra­da por Mandela.

Como pre­si­den­te, “Madi­ba” ‑apo­do local de Man­de­la, que des­cri­bía al arzo­bis­po comola voz de los de los que no tie­nen voz”– puso en manos de Tutu la difí­cil tarea de pre­si­dir la Comi­sión de la Ver­dad y Recon­ci­lia­ción, un orga­nis­mo encar­ga­do de sacar a la luz las atro­ci­da­des come­ti­das duran­te el apartheid.

Tutu y Man­de­la, de hecho, habían resi­di­do en la mis­ma calle en Sowe­to, que es hoy una de las mayo­res atrac­cio­nes turís­ti­cas de Johan­nes­bur­go, para orgu­llo de los suda­fri­ca­nos, que pre­su­men de que nin­gún otro país tie­ne una calle con dos Nobel de la Paz.El arzobispo emérito sudafricano Desmond Tutu, en una fotografía de archivo (EFE)
El arzo­bis­po emé­ri­to suda­fri­cano Des­mond Tutu, en una foto­gra­fía de archi­vo (EFE)

Un año des­pués de haber­se jubi­la­do como líder de la Igle­sia Angli­ca­na suda­fri­ca­na se le diag­nos­ti­có un cán­cer de prós­ta­ta y empe­zó a reci­bir tra­ta­mien­to, pero en los años pos­te­rio­res sufri­ría varias recaídas.

UN ICONO GLOBAL DE LA DEFENSA DE LOS DERECHOS HUMANOS

En la últi­ma eta­pa de su vida, Tutu con­cen­tró sus esfuer­zos en temas socia­les y en cam­pa­ñas glo­ba­les como la pro­mo­ción de la Alian­za de las Civi­li­za­cio­nes (2005) ‑una ini­cia­ti­va para avan­zar en el diá­lo­go entre el mun­do islá­mi­co y el occi­den­tal y com­ba­tir el extre­mis­mo- o la lucha con­tra el cam­bio climático.

Tutu tam­po­co dudó en alzar la voz con­tra la corrup­ción de los nue­vos pode­res suda­fri­ca­nos en demo­cra­cia, con­tra las vio­la­cio­nes de dere­chos huma­nos pro­ta­go­ni­za­das en Áfri­ca por líde­res auto­crá­ti­cos como Robert Muga­be (Zim­ba­bue) y con­tra las pos­tu­ras más rígi­das de la pro­pia Igle­sia Angli­ca­na en temas como la euta­na­sia o la homosexualidad.

Aun­que en octu­bre de 2010 anun­ció su reti­ra­da de la vida públi­ca y las com­pli­ca­cio­nes de salud le lle­va­ron en varias oca­sio­nes al hos­pi­tal en los años pos­te­rio­res, Tutu par­ti­ci­pó oca­sio­nal­men­te en actos y reci­bió nume­ro­sos reco­no­ci­mien­tos inter­na­cio­na­les.En la Conferencia Mundial contra el Racismo (WCAR), el 5 de septiembre de 2001 (Reuters)En la Con­fe­ren­cia Mun­dial con­tra el Racis­mo (WCAR), el 5 de sep­tiem­bre de 2001 (Reuters)

La vida reti­ra­da no le impi­dió, por ejem­plo, cele­brar con los Spring­boks ‑apo­do de la selec­ción suda­fri­ca­na de rugby y una de las gran­des pasio­nes del arzo­bis­po emé­ri­to- el títu­lo mun­dial con­quis­ta­do en Japón en 2019.

Itu­rria /​Fuen­te

Artikulua gustoko al duzu? / ¿Te ha gustado este artículo?

Twitter
Facebook
Telegram

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *